jueves, 24 de marzo de 2011

JUNTOS POR EL EVANGELIO

Fil. 2.1-4

INTRODUCCIÓN
Como pudimos enterarnos en semanas anteriores por medio de la prensa, una de las noticia más importantes de las semanas anteriores fue sin duda la caída del presidente egipcio Osni Mubarack, después de 30 años en el poder, sobre todo, después de una ola de protestas y manifestaciones de miles y miles de egipcios que querían un cambio en el gobierno. Esta semana salió a la luz un vídeo por Youtube en el que una mujer egipcia invitaba a sus conciudadanos a salir a las calles y manifestarse en la Plaza Principal. En muchas de las imágenes que se pasaban por la televisión se podía observar a los jóvenes, principalmente con sus laptops subiendo mensajes de unión por las redes sociales. No cabe duda que la unión hace la fuerza. Que hay poder cuando la gente está unida por una causa común.
Esto lo saben muy bien los líderes populares. Saben que cuando las personas se ponen de acuerdo y se fijan una meta, un objetivo claro, y se deciden a alcanzarlo, no hay poder que los pueda derrotar. La unión hace la fuerza. Hay poder en la unión por una causa común.
Pero esta verdad también la conoce Satanás, el enemigo de nuestras almas. Y por eso, una de sus tácticas preferidas es sembrar la discordia y la desunión entre los hijos de Dios. Sabemos que detrás de cada conflicto, detrás de cada división, detrás de cada fractura en el cuerpo de Cristo, se encuentran sus mentiras y sus planes de destruir la obra de Dios. Hay poder en un grupo que está unido por una causa común; pero, igualmente, cuando no hay unidad de propósito, entonces ese poder se convierte en un peligro latente de destruir al grupo.
Tristemente, no hay lugar donde esta verdad sea más evidente que la iglesia del Señor. La historia nos enseña que cuando la iglesia se une en un mismo sentir y propósito, la obra del Señor avanza a pasos gigantescos; sin embargo, la historia también nos enseña que cuando la iglesia experimenta divisiones y pleitos, se estanca, se debilita y muchas veces llega a desintegrarse, trayendo la vergüenza y la alegría de sus enemigos.
La iglesia de Filipos –como todas las iglesias- estaba sufriendo una fuerte oposición, no sólo de fuera, sino también de adentro. Al igual que en la PIB de Corinto, había desacuerdos y rivalidades entre los hermanos. Es por eso, que el apóstol Pablo, en los primeros versículos del cap. 2 le hace una exhortación a la iglesia para que viva una vida digna del evangelio, aún a pesar de las dificultades internas. Dice el vr. 2: sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. En este pasaje podemos aprender cómo el evangelio nos capacita para vivir en unidad. Este pasaje es vital para nuestra iglesia -y cada iglesia-, que al igual que los filipenses siempre está en constante peligro de experimentar desunión. A través del evangelio, Dios nos llama a ser de un mismo sentir, a vivir unidos por una sola causa: que la gloria de Cristo sea manifiesta en nuestras vidas. Es una forma de pensar, de ver la vida. Sentir es la traducción de una palabra griega que significa mente. Así que el llamado es a armarnos de una forma de pensar que apunte a vivir en unidad.
Así que la pregunta en esta mañana es: ¿Cómo el evangelio nos permite vivir en unidad? Veamos el texto con más detenimiento para encontrar la respuesta.

1. EL EVANGELIO NOS RECUERDA QUE GOZAMOS REALIDADES ÚNICAS. (Vr. 1)
Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia…

a. A primera vista, parece como si Pablo estuviera dudando de la presencia de estas realidades, como si no existieran entre los filipenses. Como si estas cosas fueran ajenas a la vida de la iglesia. Sin embargo, Pablo pretende hacer todo lo contrario. La frase si algún (a) no indica duda, sino está dando por sentado que efectivamente, todas estas cosas son realidad: a) tenemos consuelo o ánimo en el Señor, b) tenemos comunión en el Espíritu, c) tenemos afecto y c) misericordia. Es como si dijera: hermanos, ya que Dios les ha dado todas estas bendiciones en abundancia en sus vidas, entonces vivan en unidad.

b. Entonces, primero, necesitamos entender que como su pueblo especial, Dios nos ha dado bendiciones espirituales que solamente podemos disfrutar debido a nuestra relación con él. La consolación la tenemos EN CRISTO, la comunión la tenemos DEL ESPÍRITU. Esto nos ofrece una lección muy importante: Sólo dentro de nuestra familia cristiana podemos experimentar la verdadera comunión, el verdadero consuelo, el verdadero afecto o la verdadera misericordia. La comunión que tenemos con los hermanos es una bendición única e imposible de imitar.

c. ILUSTRACIÓN. En estos días que estoy viviendo en Valladolid, he desarrollado una amistad cercana con mis compañeros del departamento de idiomas en la universidad: salimos a comer, nos ayudamos con las clases, viajamos juntos, etc. Disfruto los momentos de compañerismo que tenemos en la semana; sin embargo, muchas veces me veo en la necesidad de no reírme de sus comentarios, o de expresar mis opiniones, porque en el fondo, en los asuntos críticos de la vida, no tenemos ningún acuerdo fundamental. Ese compañerismo, ese ánimo, esas palabras de consuelo muy necesitadas durante la semana, sólo las puedo recibir de la comunión que tengo con mis hermanos y hermanas en la fe.

d. Lejos de mirar nuestras diferencias, el evangelio nos llama a mirar todas las bendiciones únicas que Dios ha derramado en nuestras vidas. Tenemos muchas más cosas en común que aquello que nos aleja por nuestras diferencias. Frente a un mundo que cada vez enfatiza la diversidad, necesitamos esforzarnos para mirar la unidad que el Espíritu Santo fomenta entre los hijos de Dios.

e. Una vez que entendemos todas las hermosas bendiciones que gozamos juntos, por estar unidos a Cristo, podemos y debemos esforzarnos a vivir en esa misma frecuencia. Por eso, también…

2. EL EVANGELIO NOS LLAMA A CONVIVIR EN HUMILDAD. (Vrs. 3,4)
Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.

• Después que entendemos las bendiciones únicas por estar unidos a Cristo, ahora estamos listos para vivir como Dios espera de cada uno de nosotros: en humildad.
• La humildad es una cualidad que no tiene una buena reputación en nuestra sociedad de hoy. Ser humilde es sinónimo de debilidad. Se piensa que ser humilde es ser como un tapete que los demás pueden pisotear a su antojo, sin voluntad propia. Pero eso no tiene nada que ver con la enseñanza bíblica acerca de esta virtud poco vista en nuestras vidas. Ser humilde es, en pocas palabras, vivir como un servidor. Es acercarse a los demás con una actitud de servicio, no de ser servido.
• En los siguientes versículos, tenemos un cuadro de cómo se ve la humildad en nuestro trato con los demás. Estas actitudes fueron vistas claramente en la persona de Cristo, (pero ese será el sermón de la próxima semana).

a. Haciendo a un lado cualquier actitud de rivalidad (“contienda”)
Debemos apartarnos de una mentalidad de competición, viendo quién lo hace mejor. Las comparaciones no solo son odiosas, sino también abren fracturas en la iglesia. Quizá seas tentado a comparar el ministerio de algún hermano con el anterior. O quizá pienses que tú lo podrías hacer mejor. Ten mucho cuidado, pues estás en la misma mentalidad de un ángel llamado Luzbel que un día quiso sentarse en el trono de Dios, y que hoy se llama Satanás.

b. Haciendo a un lado cualquier actitud de lucimiento personal. (“vanagloria”)
Todos nosotros queremos nuestros 5 minutos de gloria, de fama y de lucimiento. Efectivamente, cuando hacemos las cosas para llamar la atención de los demás, muchas veces logramos la gloria, pero como dice la misma palabra es una gloria vana, hueca, vacía, que compite con la gloria que sólo Dios merece recibir.

c. Mirando a los demás con alta estima.
Esto no quiere decir que hagas a un lado tus fortalezas, sino que trates a los demás como si fueran superiores a ti. ¿Cómo tratamos a la gente que consideramos en mayor estima que nosotros mismos? Les damos un trato especial, distinguido. Pues así es como debemos abordar a nuestros hermanos, como personas con mayor estima que nosotros.

d. Buscando el interés y el bienestar de los demás.
Estamos tan enfocados en nosotros mismos que nos olvidamos de las necesidades de los demás. Debemos aprender a mirar las necesidades de los demás como si fueran también nuestras. Cada quien es responsable de sus propios problemas, pero el llamado del evangelio es a ayudar a los demás a aligerar sus cargas.

e. ¿Dónde están concentradas tus luchas? ¿A quién necesitas tratar con mayor humildad, en la iglesia, en tu casa, en tu trabajo?

CONCLUSIÓN
• Nunca estamos más fortalecidos como iglesia, que cuando nos tomamos de la mano y vamos avanzando, luchando por el mismo objetivo, que es vivir para glorificar a Dios con nuestras vidas. De la misma manera, nunca estamos más en peligro que cuando anteponemos nuestros propios intereses a los de los demás, cuando queremos competir, cuando queremos lucirnos ante los demás, cuando nos consideramos más importantes que los demás.
• Pidámosle al Señor que nos ayude a desarrollar una unidad que nos permita “sacarle brillo al evangelio”, apreciando las bendiciones especiales que tenemos como sus hijos, y esforzándonos a vivir en humildad.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

La bendición de una limpia conciencia

Hechos 24:16

INTRO
En una ocasión, y como broma, les mandaron a 10 hombres una carta anónima diciendo: “Ya nos enteramos de lo que hiciste. Si no quieres que te exhibamos, deberás irte la ciudad”. En menos de 6 meses, todos esos hombres se fueron a vivir a otra parte.
La conciencia tiene un gran poder sobre las personas; sin embargo, pocas veces se habla de ella y del papel que juega en la vida de las personas. Veamos algunas breves enseñanzas.

1. DIOS NOS HA DADO LA CONCIENCIA PARA AYUDARNOS A OBEDECER SUS MANDAMIENTOS.
Primero hay que dejar claro que la guía máxima de parte de Dios es la Biblia, la Palabra de Dios. Sin embargo, antes que conozcamos la Biblia, Dios ha dejado algo similar a una voz que nos habla; una voz que evalúa lo que hacemos.
Dios nos ha dado, además de su Palabra, la conciencia para ayudarnos a vivir en obediencia a él. Dios quiere que andemos en sus caminos, quiere que le obedezcamos y es por eso que cuando le desobedecemos nos sentimos culpables.
Esto es cierto de todas las personas, en todos los tiempos y todos lugares. Hablando acerca de ciertas personas, Pablo dice que aunque no conocían la ley escrita que los israelitas habían recibido de parte de Moisés:
“demuestran ese conocimiento por lo que les dicta su conciencia en cuanto a lo bueno y lo malo porque cuando hacen lo malo tienen remordimientos. Saben que hicieron mal. Por otra parte, cuando hacen lo bueno saben que hacen bien y no se sienten culpables. Rom. 2:14,15

La conciencia, tiene pues, dos funciones importantes:
1. Nos acusa cuando hemos hecho algo malo. Sentimos culpa.
Entonces experimentamos culpa generalmente cuando vamos en contra de lo que Dios quiere. Dios nos está diciendo que algo anda mal en nosotros que debemos corregir.
2. Nos defiende cuando otros nos acusan de algo malo.


2. ES INEVITABLE OIR LA VOZ DE NUESTRA CONCIENCIA
Dios ha puesto esa voz como testimonio en tu favor o en tu contra. Es algo que Dios ha dado; no es algo que una persona puede decidir no escuchar. No te puedes desconectar. Por más que intentes, notarás que siempre está activa. Incesantemente.
Es interesante que este funcionamiento de la conciencia se convierte en un obstáculo, en una molestia, una incomodidad; eso es debido a que en ese momento la conciencia nos está recordando nuestro deber más alto que es honrar, glorificar y obedecer a Dios. Por eso, cuando la conciencia esté “hablándote”, lo más inteligente que debes hacer es obedecer a Dios.
Entonces, deberíamos estar agradecidos con Dios de que tengamos este recurso dado por él mismo para que le obedezcamos.

3. SOMOS LIBRES DE IR EN CONTRA DE LA CONCIENCIA
Aún cuando esta conciencia nos señala cuando estamos haciendo mal, Dios nos ha dado la opción y la libertad de desobedecerla. Es entonces cuando intentamos callarla, o pretendemos ignorarla. Tener una conciencia no nos hace robots en ciega obediencia a Dios.
Sin embargo, es un grave peligro violar tu conciencia; Es un grave peligro ir en contra de ella de manera constante; siendo la conciencia de gran bendición y de grande influencia, es natural que al ir en contra de ella la gente experimente consecuencias trágicas.
La gente puede llegar a cauterizar su conciencia. 1 Tim. 4:2 por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia. Podemos decir que la conciencia es como una herida, como un golpe, que nos debe hacer retroceder en nuestro actuar. Sin embargo, para estas personas, de tanto pecar, ya tienen sellada, cauterizada la conciencia, de tal modo que ahora pecan y ya tienen callo, ya no les hace mella su voz.
La gente puede quedar afectada de sus facultades mentales. Algunas personas que han quedado perturbadas de sus facultades mentales han confesado que en algún tiempo, vivían violando constantemente sus conciencias. Es decir, hacían cosas malas, a sabiendas que estaban mal. Las decisiones tienen consecuencias.

IV. UNA CONCIENCIA TRANQUILA ES EL RESULTADO DE VIVIR EN OBEDIENCIA A DIOS.
Como dice el dicho: el que nada debe, nada teme. Una de las bendiciones más grandes en esta vida es tener la conciencia tranquila.
Pablo dijo: Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría humana, sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros. 2 Cor. 1:12
“Yo también me esfuerzo por tener constantemente una conciencia limpia ante Dios y ante los hombres”.
" Entonces Pablo, mirando fijamente al concilio, dijo: Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy." Una buena conciencia es un arma poderosa para servir a Dios.

APLICACIONES
1. Vive en obediencia a la Palabra de Dios.
Es el camino seguro para tener una conciencia limpia. Cuando obedeces a Dios, le estás dando el uso para el cual Dios la diseñó. Mientras más obedezcas a Dios, más sensible te volverás a su Palabra.

2. Ponte a cuentas con Dios. Confiesa tus faltas a Dios. 1 Juan 1:9. No importa la gravedad de tu pecado; siempre hay oportunidad de estar a cuentas con él. La sangre de Cristo puede limpiarte de todo pecado.

3. Examina siempre lo que haces.

4. Pídele a Dios que te ponga bajo convicción de pecado.

5. Escucha y recibe la exhortación con humildad.

La Iglesia: comunidad de gracia

Lucas 15:1,2

Una observación muy pertinente
(Agradezco a mi amigo Wilbur por la inspiración a reflexionar en este tema)

Miremos cuidadosamente los versículos 1 y 2. Dice que "los publicanos y pecadores se acercan a Jesús para oírle." Es decir, querían estar cerca de Jesús, y seguramente por razones espirituales, por su forma de vivir. estas personas tenían situaciones en su vida que les despertó alguna necesidad de ir a Jesús y escucharlo.

Creo que esta debe ser la norma en nuestros días. Eso es lo que debe pasar hoy con la iglesia; al fin y al cacbo, somos su cuerpo, sus representantes. La gente debe ver en la iglesia el lugar donde pueden ayudarles en sus problemas; el lugar donde sus necesidades son satisfechas; donde sus temores son disipados.

La pregunta incómoda es: ¿Eso es lo que sucede hoy en las iglesias? Y una pregunta aún más incómoda es ¿Por qué la gente no se acerca a las iglesias? ¿Por qué no vemos a los pecadores llegar a las iglesias? ¿Por qué la gente no considera a la iglesia para resolver sus problemas familiares, financieros, sexuales, etc.? ¿Por qué son los médicos, los psicólogos, los astrólogos a quienes acuden en vez de la iglesia?

Seguramente deben haber razones que se encuentran en el corazón de los incrédulos para no querer oír del evangelio. Pero ¿no habrá también razones que se encuentren en la iglesia? Debemos preguntarnos constantemente ¿cuáles obstáculos les estamos poniendo –quizá involuntariamente- a los incrédulos para que se acerquen a la iglesia (nosotros) para oír?

Creo que el vr. 2 nos da la respuesta. Fíjense en la actitud de los fariseos: están murmurando de Jesús. ¿De qué lo están acusando? De convivir, de recibir, de relacionarse de cerca con los pecadores. En la mentalidad de los religiosos, los santos no deberían estar mezclándose con los impuros, y eso exactamente lo que –según los fariseos- está haciendo Jesús.
Jesús conocía el corazón de estos hombres y para responderles, les cuenta seguidas tres historias muy conocidas, pero que tienen el mismo mensaje: ¿cuáles son? 3 parábolas con un factor común: algo perdido es encontrado. La moneda, la oveja y un hijo. Si se fijan, va de menor a mayor importancia.

Es en la parábola del hijo pródigo donde Jesús les pega donde más necesitaban ser sacudidos. Sin repasar de nuevo esta historia que ya es muy conocida, repasemos la aplicación:
¿A quién representa el hijo pródigo? A los pecadores.
¿A quién representa el padre? A Jesús, quien está a la busca de los pecadores.
¿A quién representa el hijo mayor? A los fariseos, que en lugar de que estuvieran felices y celebrando que los pecadores estén volviendo al buen camino, están enojados y celosos. Jesús, a través de la parábola los invita a ser parte de esta obra de rescate que está llevando a cabo, pero no quieren entrar. Su orgullo por su santidad, por su récord impecable los aleja de la celebración de la llegada de pecadores a cielo, donde a diferencia del corazón de los fariseos, hay fiesta por el arrepentimiento.

JESÚS, UN CANAL DE GRACIA PARA LAS PERSONAS
Volvamos al vr. 1. ¿Por qué acudían a Jesús? ¿Por qué a él sí querían oírlo? Después de leer estas historias, podemos entender que a diferencia de los religiosos, en Jesús había algo diferente. Jesús los trataba con una palabra que hace la diferencia: GRACIA. Jesús no los condenaba, no les lanzaba miradas ni palabras condenatorias. Aunque tampoco solapaba el pecado. Sólo que lo hacía de tal manera que resultaba atractivo para los incrédulos.
Ejemplo: Zaqueo (cap. 19) Allá vemos a Jesús acercarse a un pecador profesional, un hombre rechazado por la sociedad por traidor, por enriquecimiento ilícito y además por su estatura; tenía a toda una comunidad en su contra. Pero llega Jesús, y 1) lo llama por su nombre, y 2) va a su casa. Dos actos que apuntan a la importancia que tienen las relaciones como condición previa para el evangelismo. Llamémoslas pre-evangelismo. ( Vr. 7 Vean de nuevo la murmuración de la gente)

Veamos la reacción de Zaqueo (Vr. 8) Hubo un cambio genuino de vida. Su conversión fue precedida de una actitud sincera y amigable de Jesús. Como seguramente hemos observado, la Biblia no nos habla de ninguna conversión de ninguna persona de parte de los religiosos.
(Más ejemplos de cómo Jesús fue un canal de gracia: Los niños -cap. 18:15-17; un ciego -cap. 18:35-43)

HACIA UNA COMUNIDAD DE GRACIA
Esforcémonos en ser una comunidad de gracia. Imitemos el ejemplo de Jesús cuando estuvo aquí en la tierra. Nosotros somos sus seguidores, sus representantes; necesitamos reproducir su perspectiva y ministerio a las personas. Entonces, ya que la gracia fue la manera en que él alcanzaba a los pecadores, nosotros también debemos visualizarnos a nosotros mismos como una comunidad de gracia, es decir, una comunidad donde la gracia define nuestra manera de:
* Ver a la gente
* Ser con la gente
* Ministrar a la gente.
Seamos una iglesia que sea un auténtico canal de gracia a los pecadores. Sólo así los vamos a atraer.

Según Tito 2: 11-14, una comunidad de gracia es una comunidad que:
Recibe a las personas tal y como son. No esperamos que las personas cambien su vida para ser recibidas y aceptadas. Esa no fue la manera en que Jesús trataba a los pecadores (Rom. 5:8). La gracia es paciente y compasiva ante los efectos del pecado.

No se conforma con lo que son. La gracia siempre nos lleva a vivir bajo el gobierno de Dios. La gracia apunta a nuestra transformación. Es una gracia que nos acerca cada vez más a Dios. (Rom. 8:13,14) No es una gracia barata que solapa o disimula las faltas de las personas. La gracia es incómoda ante los efectos del pecado.

Sabe distinguir la diferencia. Nuestra tarea permanente es distinguir cuándo debemos enfatizar cada una de estas dos caras de la misma moneda. Mantengamos estas dos perspectivas y mostraremos a la gente una auténtica comunidad de gracia, que será cuando menos, interesante a la gente.


APLICACIONES Y LECCIONES
¿Qué tipo de iglesia somos? ¿Somos una iglesia irresistible a los pecadores? ¿Somos una iglesia que atrae a los pecadores? ¿Atractiva por la gracia que se puede ver entre nosotros? Si no lo somos, ¿por qué? ¿Cuáles son los obstáculos que los están alejando o no están animándolos a acercarse a nosotros?

Examinemos nuestras ACTITUDES hacia ellos.
¿Nos incomoda su forma de ser? ¿Nos disgusta su estilo irreverente de hablar? ¿Nos disgusta su manera vulgar de hablar? Esas son exactamente las razones por las que Cristo vino al mundo a salvar a pecadores como tú y como yo. ¿De verdad los queremos entre nosotros? ¿Estamos dispuestos a mancharnos con su pecado? ¿Estamos dispuestos a recibirlos y comer con ellos así como están, o primero les vamos a pedir que corrijan sus vidas para que puedan ser dignos de estar con nosotros? Metáfora de las regaderas en las piscinas. ¿Estamos dispuestos a sufrir por su inmadurez, su inexperiencia, su ignorancia de la Biblia?
ACLARACIÓN: Relacionarnos con los “pecadores” no significa comprometer nuestro testimonio, ni el mensaje del evangelio, sino empezar desde donde ellos se encuentran, en su zona de comodidad. 1 Cor. 9:19-23

Examinemos nuestro TRATO hacia ellos
¿Hablamos como dando la impresión de que somos mejores que ellos? ¿Hablamos para condenarlos o para guiarlos a Jesús? ¿Hablamos generalmente para criticarlos o juzgarlos? ¿Vivimos una vida doble, de modo que no ven el poder del evangelio en nuestras vidas? Un testimonio deficiente frente a los incrédulos se convierte en un obstáculo más para que vengan a conocer la verdad. No usemos la incredulidad de los inconversos para justificar nuestro mal testimonio. A veces:

Examinemos nuestras ESTRATEGIAS Y PRÁCTICAS MINISTERIALES que podrían ser obstáculos para ellos.
¿Qué mensajes estamos mandando a los inconversos con lo que hacemos en la iglesia? Sin cambiar el mensaje, ¿qué cambios y ajustes necesitamos hacer para atraer a los inconversos?

a. Liturgia.
Cultos muy largos
Repetición de los elementos cada semana
Demasiada espontaneidad
Alabanza seria o muy emocional
Falta de flujo en el culto
Se intimidan a los invitados durante el culto
Lenguaje desconocido para los invitados
Ambiente demasiado formal.

b. Enseñanza
Muy teórica; demasiado “bíblica”
Irrelevante, desconectada de la vida real
Poca aplicación a los problemas reales de la vida
Falta de una clase para invitados
Monólogo y no espacio para la interacción
Instalaciones inadecuadas
Materiales deficientes

c. Compañerismo
Grupos cerrados; no dejan abierta la puerta para nuevos miembros
Escaso tiempo para convivir; meramente los domingos
Actitud condenatoria, de fariseo;
Chismes
Poco interés en las necesidades materiales de la gente
Hablan sólo de temas “espirituales” y no de la vida real.

d. Actividades especiales
No hay actividades pensadas en la gente nueva, aparte de un culto o campaña evangelística.
Los nuevos se ven como agregados; ellos deben adaptarse a nuestra fiesta.

Estas son algunas de las áreas en las que constantemente nos deberíamos preguntar: cuál es la mejor manera de alcanzar a la gente de nstra comunidad?
Ojalá que cada uno de nosotros se esfuerce en desarrollar día con día una mentalidad semejante a la de Jesús para ministrar a la gente; sólo así la iglesia se convertirá en lo que fue diseñada por Cristo: una auténtica comunidad de gracia.

martes, 28 de septiembre de 2010

Sabiduría: compañera inseparable en la vida


Proverbios 1:1-9

INTRODUCCIÓN
La Pamplonada es una de las festividades más importantes de nivel internacional que se lleva a cabo en la ciudad de Pamplona, en España. Como buenos mexicanos, tenemos en nuestro país nuestra propia versión, que se realiza en Huamantla. En ambas fiestas, el momento más famoso, el momento más emocionante consiste en liberar a unos cuantos toros bravos, con filosos cuernos, que recorren parte de la ciudad, y en medio de ese recorrido, muchas personas, en su mayoría hombres saltan las vallas protectoras para ponerse en el paso de los animales, con las consecuentes cornadas, que como en esta última edición, llegaron a herir a muchas personas y matar a una de ellas.
Ese es uno de tantos ejemplos en este mundo de acciones absurdas que nos recuerdan que con todo el avance científico, tecnológico, cultural al que hemos llegado, seguimos siendo unos necios, unos tontos. Como, por ejemplo:

  • Aquel que decide iniciar una relación adúltera, a sabiendas de que con eso va a destruir su matrimonio.
  • Aquel que decide endeudarse más, a sabiendas de que no cuenta con los recursos y llegar a perder lo poco que tiene.
  • Aquel fumador que no hace caso a las indicaciones del médico y sólo logra acelerar un enfisema pulmonar que resulta ser mortal.
  • Aquel que cree que no será descubierto al hacer un fraude, a sabiendas de la confianza que se le ha encomendada.
  • Y muchos otros ejemplos que podemos encontrar en la vida cotidiana.

Estos son ejemplos, quizá extremos, pero que muestran a donde podemos llegar cuando sólo escuchamos una voz para guiarnos en esta vida: la nuestra. Cuando desoímos la voz de Dios, entonces todo lo que podemos esperar encontrar en esta vida será tristeza, confusión, y desesperanza.
Pero no necesitamos continuar en esta manera de vivir, tenemos la salida, tenemos la alternativa: la sabiduría de Dios. Necesitamos ver cómo la sabiduría perfecta, la Palabra de Dios, nos muestra el buen camino para vivir nuestras vidas que agraden a Dios, muestren el poder del evangelio y traigan gozo a nuestros corazones. Tomemos el libro de Proverbios, que es más que una mera compilación de dichos sabios: es la voz de Cristo hablando a nuestras vidas cotidianas.
En esta ocasión, vamos a mirar un concepto inicial: Haz de la sabiduría tu compañía perfecta para la vida.


La Necesidad de la sabiduría
2 Para entender sabiduría y doctrina, Para conocer razones prudentes, 3 Para recibir el consejo de prudencia, Justicia, juicio y equidad; 4 Para dar sagacidad a los simples, Y a los jóvenes inteligencia y cordura. 5 Oirá el sabio, y aumentará el saber, Y el entendido adquirirá consejo, 6 Para entender proverbio y declaración, Palabras de sabios, y sus dichos profundos.

Lo primero que nos señala el pasaje es que tanto tú como yo necesitamos la sabiduría que proviene de Dios. En cada decisión, en cada apuro, en cada momento de confusión, en cada situación, necesitamos depender de una sabiduría externa, fuera de nuestra propia experiencia. Todos necesitamos oír una voz externa a nosotros, una voz que no se la nuestra para dirigir nuestras vidas en la dirección correcta.
A todos nos hace falta entender razones, nos hace falta ser prudentes, nos hace falta ser más equitativos, más cabales en nuestras decisiones, en todas las áreas de la vida: trabajo, familia, finanzas, salud, sexualidad, educación de los hijos, vocación, entretenimiento, etc.
Es un hecho que todos los seres humanos, desde muy temprana edad creemos la mentira que podemos dirigir nuestra propia vida. Vivimos pensando que somos los suficientemente entendidos, inteligentes y listos para tomar las decisiones que necesitamos para ir por esta vida que de vez en cuando nos sorprende con eventos que no ponen de cabeza.
Pero la realidad es que no fuimos creados por Dios para vivir en independencia de él. Dios nos diseño a todos los seres humanos de tal manera que entendiéramos la vida según el consejo de la Palabra de Dios, la fuente de toda sabiduría. Fue Satanás quien le dijo a nuestros primeros padres la mentira de que al probar del fruto prohibido, tendrían un conocimiento del bien y del mal, de modo que ya no tendrían necesidad de depender de Dios.
Otro asunto que resalta en el pasaje es que la sabiduría es para todo tipo de personas: los simples y los jóvenes (4), y el sabio y el entendido (5). En otras palabras, a NADIE le hace mal adquirir la sabiduría de Dios. A los más necesitados, a los más vulnerables, así como para los que tienen más sabiduría que los demás.


APLICACIÓN ¿Qué es lo que ves cuando estás frente al espejo?
¿Al autor de tu propio destino? ¿A uno que ya se la sabe de todas, todas? ¿O a una persona necesitada urgentemente de la Guía infalible y confiable de la sabiduría de Dios? Haz de la sabiduría tu compañía perfecta para la vida

El Fundamento de la sabiduría
7 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.

Una vez que hemos dejado en claro que tú y yo necesitamos adquirir sabiduría independientemente de qué tan listo seamos en esta vida, ahora pasamos a un asunto crítico: ¿cómo es que empezamos a crecer en la sabiduría? ¿Cuál es el fundamento para hacerse sabio? Y la respuesta que encontramos es realmente sorprendente: Nuestra sumisión a Dios. Tu actitud más elemental hacia Dios es la base para una vida sabia. Para poder ser sabio, lo primero es un profundo y serio sometimiento a la autoridad de Dios.
No podemos esperar ser sabios si no reconocemos humildemente nuestra total y desesperada dependencia de la Palabra y Consejo del Señor. El principio (o fundamento) de la sabiduría exige necesariamente que abandonemos nuestra confianza en nuestra propia sabiduría, nuestra propia experiencia, nuestra propia capacidad y depender de lo que Dios piensa y quiere.
Así que antes de preguntarse ¿cómo puedo crecer en sabiduría? necesitas preguntarte si estás dispuesto a dejar a un lado tus propias ideas acerca de la vida, del mundo, de ti mismo, acerca de cómo se deben hacer las cosas, acerca de cómo responder a la vida, a Dios y a las personas. Necesitas, en un acto de humildad, reconocer tu incompetencia total para manejar tu vida y ponerte bajo el gobierno total de Jesucristo, quien es la sabiduría de Dios hecha carne (1 Cor. 1:24)
El vr. 7 nos dice con justa razón que las personas más tontas (insensatas) son aquellas que no están dispuestas a abrir la puerta de su corazón a la sabiduría que viene divina, debido a que no están dispuestas a someterse a la autoridad de Dios. Esa es, mis amados hermanos, la muestra más grande de la locura, de la necedad, de la estupidez. En otras palabras serás un gran tonto si decides vivir fuera de la autoridad final y definitiva de Dios en tu vida.


APLICACIÓN. ¿Cuál es tu actitud más básica hacia el gobierno de Dios? ¿Tienes algún problema con él por la forma en que ha diseñado tu vida? ¿Crees que lo que sucede en tu vida es el resultado de sus decisiones caprichosas? ¿Estás dispuesto a hacer de la Palabra de Dios tu máxima autoridad para ti? ¿Más importante que tus sentimientos, tus ideas, o más que la opinión de los demás? ¿Estás dispuesto a seguir fielmente sus mandamientos?
Haz de la sabiduría tu compañía perfecta para la vida

El ABC de la sabiduría
Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre;

A continuación, Salomón nos apunta a la escuela más básica donde debemos empezar a crecer en sabiduría: la enseñanza de nuestros padres. Estos textos son de los más conocidos para el pueblo de Dios; mal empleados, se han convertido para algunos padres en el arma para justificar sus caprichos o abusos contra sus hijos.
Pero muy contrario a esto, Dios siempre quiso que el hogar sea el ambiente por excelencia donde las personas aprendamos el ABC para ser sabios, siguiendo el consejo –imperfecto, por supuesto- de papá y mamá.
Esto nos lleva a dos implicaciones muy serias:
Para los hijos. Serás un necio y un tonto si piensas que puedes desobedecer a los jefes y salirte con la tuya. Se trata de la tontería más elemental. Dios te puso en un hogar –con todos sus defectos y debilidades- para que al obedecer a papá y mamá empieces a desarrollar un corazón sabio, un corazón sumiso, que posteriormente te lleve a escuchar y obedecer la Palabra de Dios. Dicho de otra manera, la primera escuela de sabiduría, tus primeros maestros en la materia de la sabiduría son papá y mamá. ¿Quieres ser sabio? ¿Quieres ser una persona prudente, entendida, sagaz, que piensa con claridad, con cordura? Comienza obedeciendo a tus papás. No existe mejor comienzo. Mira la recompensa: 9 Porque adorno de gracia serán a tu cabeza, Y collares a tu cuello. ¿Quieres medir tu nivel de inteligencia espiritual? Pregúntale a tus papás qué tan obediente eres.
Para los padres. Qué enorme responsabilidad y oportunidad tenemos: Dios ha depositado en nuestras manos la posibilidad de formar hombres y mujeres que tomen decisiones inteligentes, decisiones que han de afectar favorablemente las vidas de muchas otras personas, comenzando por nuestros nietos y nietas y todas las personas que estarán a su alrededor. Esto nos debe llevar a buscar humildemente al Señor para ser modelos de una vida sabia, de una vida que teme a Dios y guarda su Palabra.
Haz de la sabiduría tu compañía perfecta para la vida

CONCLUSIÓN
Absurdos como la Pamplonada siempre estarán a nuestro alrededor para recordarnos nuestra necesidad de ser sabios, de ser prudentes, entendidos. Y para eso, necesitamos la compañía infaltable de la sabiduría de Dios que encontramos en Su Palabra.
Dios te invita a hacer de su sabiduría tu compañera en la vida. Pero necesitas primeramente estar dispuesto a someterte a Su gobierno total en tu vida.
La mayor tontería es hacer a un lado a Dios de tu vida. La mejor decisión que puedes tomar en esta noche es pedirle a Dios que te dé un corazón sencillo, dispuesto a escuchar su voz y listo para obedecerle. Verás que vale la pena.

martes, 7 de septiembre de 2010

Cambio de domicilio


A partir de ayer lunes 6, mi nuevo centro de trabajo es la Universidad de Oriente, ubicada en la Cd. de Valladolid, Yuc., (145 kms de Mérida) donde estaré enseñando inglés en todas las licenciaturas que ofrece la universidad. Aquí estaré de lunes a viernes, y me regreso ese mismo viernes en la tarde para reunirme con mi esposa e hijas, quienes se quedan en Mérida.

No dejaré la iglesia, seguiré al frente y predicando cada domingo, como hasta ahora. La iglesia ha sido muy generosa al apoyarme en esta nueva etapa. El otro pastor, el Hno. Alfonso Alcáuter se encargará de apoyar entre semana.

Les suplico sus fieles oraciones por este cambio inesperado, pero que seguramente está totalmente en las manos de Dios. Así lo creo, y es lo que me mantiene con paz y contentamiento en mi corazón. ¿Por cuánto tiempo? No lo sé; lo que sí sé es que Dios me ha traído aquí para glorificarle y dar testimonio de Jesús a la gente que Él ponga en mi camino.

Si algún día pasan por aquí, me encantaría poder saludarlos.



Dios les guarde,
Félix

martes, 17 de agosto de 2010

La Iglesia Vista a través de los Ojos de Dios

2 Corintios 5:14-17

Recuerdo la emoción de la vez cuando fui a mi primera entrevista de trabajo. Llevaba muy bien escrito mi “Curriculum Vitae” (que por la casi nula experiencia laboral más bien parecía ridículum vitae); también había llenado mi solicitud de empleo con una buena letra; había practicado cómo me iba a sentar y a decir seguido “gracias” y por favor. Sin embargo, aparte de la seguridad al hablar y la honestidad en mis respuestas, creo que el consejo más importante que recibí fue el de: “vístete bien, pues -como te ven te tratan”.
Es un hecho: LA MANERA EN QUE PERCIBIMOS A LA GENTE DETERMINA NUESTRO TRATO HACIA ELLA.

Todos tenemos un concepto acerca de la gente que nos rodea: de nuestros padres, nuestros hermanos, de nuestro jefe, nuestros compañeros de trabajo, de nuestros vecinos, de nuestros amigos, y nuestro trato hacia ellos se ve a menudo afectado por la opinión que ya tenemos de ellos.
Por ejemplo, ya sabemos que la vecina de enfrente es chismosita; así que cuando hablamos con ella esperamos que nos ponga al día con lo último de la información de la colonia. Y también nos andamos con mucho cuidado de ella porque también nosotros podemos ser parte de su amplio repertorio. O sabemos que cierto compañero de trabajo es un presumido, por lo que esperamos que siempre nos cuente sus más recientes aventuras donde él se viste de héroe de la película. Y también, nosotros tampoco nos creemos todo lo que nos dice. Quizá también tenemos una familiar nuestra que es doña angustias: siempre contándonos sus interminables penurias en esta vida tan injusta. Con ella siempre le estamos aguantando sus lágrimas y echándole porras para que se sienta mejor.
Lo mismo sucede con nuestros hermanos en Cristo. La forma en que los miramos afecta nuestro trato hacia ellos y por tanto nuestra comunión con ellos. Convivimos con personas en quienes tenemos ciertas expectativas que en un sentido, es normal que las tengamos. Pero como en todas las cosas nuestro pensamiento no siempre es bíblico. Y por ende, nuestra manera de verlos tampoco lo es y la consecuencia es que nos desilusionamos de manera innecesaria. Traemos conceptos equivocados acerca de quién es la gente. Esos conceptos son adquiridos de cualquier parte, menos de la Biblia, por lo que debemos exponerlos bajo la lupa de la Palabra de Dios.
En este pasaje el apóstol Pablo nos recuerda una de las primeras enseñanzas básicas que recibe todo nuevo creyente en Cristo; de hecho las palabras del vr. 17 son conocidas muy bien por la mayoría de los cristianos: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es…” En esta sección, Pablo nos deja bien en claro que los creyentes en Cristo son personas con una nueva identidad, y por lo tanto, necesitamos cambiar nuestra opinión de ellos (vr. 16). En otras palabras, no debemos considerar a nadie según los criterios meramente humanos, sino según lo que ahora Dios les ha hecho ser en Cristo. Entonces, este pasaje nos reta a hacer dos cosas: a)Examinar nuestras ideas equivocadas acerca de quiénes son los cristianos y, b)Descubrir cuál es la perspectiva bíblica que la corrige.

Consideremos , pues 4 opiniones que generalmente nos hemos formado de los creyentes y 4 lentes bíblicas que nos ayudan a entender mejor a las personas que formamos parte de la iglesia; de esa manera podremos relacionarnos de una mejor manera con ellos y así agradar al Señor. Y es posible que además, como pilón, descubramos quiénes somos nosotros en realidad.

Pregunta clave: ¿CÓMO DEBO MIRAR A LA IGLESIA, FORMADA POR MIS HERMANOS EN CRISTO?

1. NO COMO PERSONAS BUENAS, SINO PECADORES PERDONADOS. 1 Cor. 6:9-11

¿Se acuerdan de Saddam Hussein? ¿Cuántos de ustedes –honestamente- se consideran mejor que él? ¿O mejor que Hugo Chávez, o Hitler matando a más de 6 millones de judíos? Los vemos como más merecedores de la ira justa de Dios. Pero, la verdad es que somos iguales de merecedores del castigo eterno en el infierno. La única diferencia es la gracia de Dios.
Veamos de nuevo la lista de pecadores: qué feo, ¿verdad? Notemos que dice al final: Y esto ERAIS –tiempo pasado- algunos, PERO ya habéis sido…
Ver a nuestros hermanos como pecadores perdonados, receptores de la gracia inmerecida de Dios, no sólo es correcto sino que nos ayudará a identificarnos con ellos como personas indignas ante Dios.
No somos mejores que nadie más. Ante Dios, todos los creyentes somos los objetos de su ira infinita. Sin embargo, por la fe en Cristo, hemos recibido el perdón de nuestros pecados. Ya no hay ninguna condenación que cuelgue sobre nuestras cabezas. Sin embargo, no hay nada, ni una pizca de bondad que nos haga ser merecedores del favor de Dios. Lo único que nos separa de ellos es la gracia perdonadora de Dios que recibimos al poner nuestra fe en su sacrificio perfecto a nuestro favor en la cruz.

Aplicaciones
a. No esperes vidas impecables en la iglesia. No esperes perfección.
b. No te preguntes el porqué de su pecado; proviene del mismo lugar donde vienen todos los tuyos.
c. Ellos, al igual que tú, tienen su esperanza de cambiar puesta en el poder del evangelio.

2. NO COMO PRODUCTOS TERMINADOS, SINO OBRAS EN PROCESO CONTINUO DE CAMBIO. Filipenses 1:6; 3:12-14

Otra de las razones por las que nos decepcionamos de los creyentes es porque tenemos expectativas demasiado altas respecto de ellos. En parte se debe a que la Biblia enseña al hecho de que, al estar en Cristo tenemos una nueva vida, recibimos al ES en nuestro corazón. Todo eso es verdad en un 100%.
Sin embargo, el problema no consiste en los estándares de conducta que Dios espera, sino en todo lo que esperamos que el cristiano logre en esta tierra y -además- de manera pronta. Esas expectativas son irrealistas, pues son muy altas, incluso mucho más altas que las de Dios mismo tiene de nosotros. Decimos, por ejemplo: “un cristiano no debería hacer tal o cual cosa”.

Veamos: Todos sabemos estamos de acuerdo en que “Un –verdadero-cristiano …”
a. no comete adulterio ni fornicación… no se emborracha… no roba… no asesina a sangre fría… no secuestra… etc.” Pero…
b. ¿tampoco miente? ¿o siente amargura? ¿o tiene pensamientos obscenos? ¿o se enoja? ¿o se deprime? ¿o recurre a la piratería, etc.? Mmm como que esos pecados no los tomamos en cuenta tan seriamente.

Es cierto que en Cristo tenemos una nueva vida, un nuevo corazón. Pero la realidad es que a pesar de todas esas bendiciones, aún seguimos siendo pecadores, aún seguimos luchando contra los llamados, los anhelos de la carne, aún seguimos queriendo satisfacer nuestros deseos que van en contra de los deseos del Espíritu. Aún seguimos creyendo las mentiras que vienen de Satanás y del mundo.
Entendamos bien esto: no estamos justificando el mal comportamiento de nuestros hermanos; quien cometa esos pecados (los de ambas listas) deben arrepentirse, confesarlos y apartarse de ellos. Pero también es cierto que debemos entender que ser cristiano no es dejar de pecar automáticamente. La obra de Dios en el corazón del cristiano es una obra en constante proceso. Por eso dice Pablo que el Señor seguirá en su obra de transformación… hasta el día de Jesucristo. Hay una obra que secretamente, silenciosamente, invisiblemente está operando en el corazón de los creyentes. Es una obra que a veces nos cuesta trabajo creer.

Aplicaciones
a. Esfuérzate en ser pacientes con ellos en su difícil proceso de madurez. No todos maduramos a la misma velocidad, en todos los aspectos. Recordemos que hay aspectos que nosotros mismos seguimos luchando o no hemos superado suficientemente, mientras que otros no significa ningún problema.
b. Celebra las evidencias de la obra de transformación en sus vidas. Habla palabras de edificación en vez de decepción. La vida cristiana es difícil, pero está encaminándose cada vez más a su final glorioso.
c. Reconsidera tus “casos perdidos”. Hay personas que parecen no responder al evangelio, ni a la oración. No te des por vencido con ellos. El evangelio es poder de Dios.

3. NO COMO VÍCTIMAS DE SU AMBIENTE, SINO RESPONSABLES ANTE DIOS
Lucas 6:45; Deuteronomio 8:2


Tendemos a ver a las personas como pecadores víctimas de las circunstancias: sus sufrimientos, de sus traumas psicológicos, de la falta de amor de sus padres, de alguna decepción amorosa, de alguna afección física, del mal trato de sus compañeros, de Satanás o sus demonios… en fin, o de cualquier ambiente negativo. Sabemos de estas situaciones y decimos: “Pobrecito, con razón. Hay que entenderlo”.
Bueno, hay lugar para sentir compasión por lo que han vivido. Jesús mostró compasión por la gente desprotegida, necesitada, abandonada. Pero eso no significa que las consideremos hasta el punto de pasar por alto su mala respuesta ante sus circunstancias negativas.
El pasaje nos recuerda una enseñanza muy conocida en esta iglesia: que cada uno responde a su ambiente de acuerdo con lo que gobierna en su corazón. No somos personas meramente pasivas, a merced de lo que nos pueda suceder, sino que tenemos un corazón que es activo. Proverbios 4.23 nos recuerda que es del corazón de donde mana –surge- la vida, y por ende, todas nuestras decisiones, pensamientos, anhelos y sueños.
En el pasaje de Deuteronomio, observamos que todas las desavenencias y dificultades extremas a las que fueron sometidos los israelitas en el duro desierto sólo sirvieron para poner de manifiesto lo que había en el corazón de ellos: si habían de confiar o no en el Señor en medio de todo.

Aplicaciones
a. Mostremos compasión hacia la gente que al igual que nosotros, enfrenta situaciones difíciles y complicadas: enfermedad, un pasado tormentoso, relaciones tensas, dificultades financieras, etc. Vivimos en un mundo afectado grandemente por el pecado y sus consecuencias.
b. Pero también llamemos a la gente a su responsabilidad ante Dios, –con firmeza y humildad-. El evangelio nos da el poder para vencer el mal. La vida de Cristo través de su Espíritu es poder, amor y dominio propio para vencer el pecado. Animemos y acerquémonos a la gente en sus luchas contra el pecado en sus corazones.

4. NO COMO OPCIONALES, SINO NECESARIOS PARA NUESTRA SANTIFICACIÓN. Proverbios 27:17 ; Gálatas 6:1

Las relaciones son caóticas y peligrosas; en medio de ellas experimentamos decepción, traición, dolores de cabeza. En más de una ocasión he pensado que sería mejor vivir solos, lejos del alcance de pecadores que sólo nos complican la existencia. Pensamos que la vida sería más agradable, más llevadera con la ausencia de ciertas personas con las que no congeniamos por su manera de ser con nosotros: gente presumida, controladora, insensible a nuestras necesidades, desconsiderada, malagradecida, humillante, etc. Gente con estas características son más un estorbo en nuestro caminar con el Señor.
Sin embargo, la perspectiva bíblica es que no existe mejor laboratorio en el que Dios nos transforma en su imagen que en medio de esas relaciones. Sí, en medio de personas que parece que están allí con la consigna de irritarnos, de provocarnos, de hacernos la vida de cuadritos. No olvidemos que Dios nos ha colocado soberanamente en cada relación: esta familia, esta escuela, estos vecinos, esta iglesia, esta esposa, este hijo, este maestro, este jefe… con el propósito de santificarnos, de hacernos cada vez más parecidos al Señor Jesús.
En teología existe un concepto llamdo "Medios de gracia". Se refiere a los medios por los cuales Dios comunica los beneficios de la obra de redención: La Palabra, la oración, las ordenanzas, la adoración, etc. Entronces, aprendamos a ver las relaciones personales, con todo y su caos como efectivos medios de santificación.

Aplicaciones
a. Agradece a Dios por las personas que ha traído a tu vida. No te quejes. No las evites. Sean quienes fueren, hagan lo que hicieren, Dios las ha puesto allá exactamente con un propósito: transformarte.
b. Míralas como oportunidades para crecer, y para ayudarlos en su caminar con el Señor.

CONCLUSIÓN
¿Vas a seguir mirando y entendiendo a la gente de la misma manera?
Dios espera que tratemos a sus criaturas hechas a su imagen y semejanza, como pecadores, sí, pero también reconciliados con él por su gracia, viviendo en un mundo difícil, y con el propósito de exhibir la obra de su gracia en sus corazones.
Dios espera pues que trates a su iglesia de manera digna, como él las ve al final de los tiempos, y que contribuyamos en esta grande obra de redención que está realizando en este mundo.

Qué Puedes Hacer por la Iglesia

Hechos 2:41-47

INTRODUCCIÓN
En una ocasión, el famoso presidente de los estados Unidos, John F. Kennedy, dijo estas palabras al pueblo norteamericano: “No te preguntes qué es lo que tu país puede hacer por ti; más bien pregúntate qué es lo que tú puedes hacer por tu país.”
Creo que estas palabras pueden ser aplicadas en su totalidad a la relación entre el creyente y la iglesia. Estamos acostumbrados a preguntarnos: “¿Qué es lo que yo puedo obtener de la iglesia? ¿Qué es lo que los demás pueden hacer por mí”. Desarrollamos una mentalidad de consumidor y no de proveedor. Y esta actitud es altamente peligrosa, pues lleva necesariamente a la inactividad, a una pasividad, a ser mero espectador de lo que sucede en la iglesia. Y en mi tiempo como pastor he visto cómo estas personas que están esperando más ser servidos que servir, comienzan -extrañamente- a no sentirse parte de la iglesia, están siempre a la defensiva, empiezan a buscar y criticar los defectos en ella, y finalmente terminan saliéndose, molestos con ella, o con una sincera tristeza de hacer algo que no quieren.
No es que no haya razones bíblicas para salirse de una iglesia local; (muchas de esas razones no tienen base bíblica; tema que abordaré en otra ocasión) sino que la indisposición a servir conduce a un estado de ociosidad que termina alejándonos de la iglesia.
Así que: ¿qué puedes tú hacer por una iglesia local como ésta? ¿Cómo puedes ser de bendición para la iglesia de Cristo? ¿Cómo expresar de manera concreta el amor que dices tener por ella? Vayamos a la Palabra del Señor, a un pasaje conocido en el libro de los Hechos de los apóstoles, que nos informa de la vida y la obra de los primeros cristianos en Jerusalén. Capítulo 2:41 hasta el final del capítulo. En estos días, el Señor Jesús tenía unos 10 días de haber ascendido al cielo, y sus discípulos continuaban el trabajo que el Señor les había encomendado.
Después de leer estas palabras, podemos apreciar cuál debe ser nuestra relación con la iglesia: los discípulos estaban comprometidos con la iglesia en cuerpo y alma. Tú, al igual que ellos, TU COMPROMISO CON LA IGLESIA DEBE SER EN CUERPO Y ALMA.
Esa es la mejor manera de ser de bendición a la iglesia. No sirve tanto lo mucho que digas apreciar de la iglesia, si no te comprometes en cuerpo y alma con ella. Hay mucha gente que dice que le importa la iglesia. Es fácil hacerlo. Demostrarlo con un compromiso en cuerpo y alma es otra cosa muy diferente. Veamos más de cerca esta enseñanza.

I. INTÉGRATE FORMALMENTE A LA IGLESIA. VR. 41, 47.
Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Vs. 47 Y el Señor añadía diariamente a la iglesia los que habían de ser salvos.

Mira el proceso natural que seguían los cristianos: recibieron su palabra (creyeron el evangelio) se bautizaban (daban testimonio de su fe y se identificaban públicamente con la iglesia) y eran añadidos (se integraban).
¿Quiénes fueron los que se añadieron? Los que recibieron la Palabra de Dios, los que habían entendido la necesidad de vivir en obediencia a Dios, los que habían entendido la gracia de Dios al salvarlos. El siguiente paso, después de entrar a una nueva relación con Dios era entrar en una relación con su nueva familia. Como dije anteriormente, la iglesia es nuevo hábitat del creyente para poder desarrollarse como un hijo de Dios. La iglesia es la comunidad en donde Dios quiere que crezcas, te protejas, te nutras y te prepares para servir.
Si eres un creyente, tu siguiente paso es bautizarte. Si eres un cristiano y ya te has bautizado, asistes a esta iglesia, pero no te has hecho miembro, te aconsejo que des los pasos para integrarte formalmente.

II. MANTENTE FIEL A LA COMUNIÓN CON LA IGLESIA. VR. 42-45
El pasaje dice que los miembros de la primera iglesia cristiana se mantenían fieles a su compromiso adquirido con su nueva familia espiritual. Dice el vr. 42 que PERSEVERABAN (e.d., persistían, continuaban, permanecían). En otras palabras, se esforzaban por mantenerse integrados a la iglesia. Como decimos en la actualidad: se ponían la camiseta del equipo.
En nuestros tiempos la lealtad -o la fidelidad- a algo es una especia en vías de extinción. La gente de antes estaba vendida a su equipo deportivo, a su tienda o marca comercial, etc. Hoy la gente cambia con suma facilidad. Habiendo tantas opciones, es fácil cambiar de lealtad.
El problema en la fidelidad radica en que necesariamente tenemos que renunciar a otros compromisos, o que debemos estar listos para rechazar cualquier otro compormiso que ponga en riesgo el que ya hemos adquirido. Por más atractivo que se vea, o sin importar si nos parece mejor, nuestra lealtad con la iglesia del Señor debe ser vista como un compromiso de primordial importancia, que predomina sobre otros.

¿Cómo se debe ver esa fidelidad al compromiso con la iglesia? Veamos el ejemplo de los primeros cristianos:
A. Aprendiendo juntos la Palabra : “perseveraban en la doctrina… de los apóstoles…” La recibían con confianza, no dudando, aunque esto también incluía el verificar con la Palabra su enseñanza.
B. Siguiendo la dirección de los líderes (no su voluntad): “perseveraban en la doctrina de los apóstoles…” Aquí está el tipo de autoridad que tenemos los pastores: una autoridad basada en la autoridad de la Palabra. No es la persona en sí, sino el consejo, la perspectiva basada en un entendimiento claro de la Palabra de Dios.
C. Pasando tiempo juntos: “perseveraban… en la comunión unos con otros… todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas… partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón.” El acercarse, el buscarse, el convivir juntos.
D. Usando sus recursos para el bienestar material: “… y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno”. En unos capítulos más adelante se dice que “…no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.” Hechos 4:34,35.
E. Desarrollando los dones y habilidades: “y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.” Dios había dado a sus discípulos capacidades especiales para servir, y aquí los vemos predicar (Pedro, vr. 14) enseñar, administrar los bienes materiales (Cap. 6) y también haciendo señales espectaculares para demostrar que era el poder de Dios lo que estaba obrando en aquellos días.
F. Adorando en comunidad: “perseveraban en el partimiento del pan y en las oraciones… perseverando unánimes cada día en el templo… alabando a Dios…”

III. VIVE EL EVANGELIO COMO REPRESENTANTE DE LA IGLESIA VR. 47B
“…teniendo favor con todo el pueblo.”

La Biblia al Día dice: “… y disfrutando de la estimación general del pueblo.”
En términos amplios, sólo hay una manera de gozar de la estimación general de los no cristianos: viviendo entre ellos con honestidad. Nuestros primeros hermanos vivían intensamente el evangelio tanto dentro como fuera de la comunidad cristiana. Es verdad que hubo persecución contra la iglesia, pero nunca vino del pueblo directamente, sino de los líderes religiosos, de los enemigos del Señor.
Podemos ser de bendición a nuestra iglesia vivivendo el evangelio de manera transparente con las personas que convivimos a diario. Un buen testimonio con los que no conocen al Señor es una herramienta poderosa que no debemos perder de vista.
Sabemos que no siempre el evangelio es aceptado por los no creyentes; eso es verdad; pero también es verdad que un testimonio deficiente frente a los incrédulos se convierte en un obstáculo más para que vengan a conocer la verdad. No usemos la incredulidad de los inconversos para justificar nuestro mal testimonio. A veces:
1. No les mostramos una vida diferente: usamos el mismo vocabulario inapropiado de ellos, tenemos las mismas opciones cuestionables de entretenimiento, practicamos sus mismos vicios, etc. Somos tan como ellos que no alcanzan a ver una diferencia sensible. Los incrédulos podrían decirnos como aquella canción: “Te pareces tanto a mí, que no puedes engañarme”
2. No mostramos dominio propio en nuestra relación con ellos: discutimos, competimos inadecuadamente, nos peleamos, los agredimos y nos alejamos de ellos. Casi casi somos enemigos.
3. No somos diligentes en nuestros responsabilidades con ellos: no somos responsables en los compromisos de trabajo (mal hecho, retraso), la escuela (malos estudiantes) o la familia (no visitar a la familia … ¡sobre todo la política!, no ayudarlos económicamente, etc.)
4. Somos indiferentes a sus necesidades: no nos acercamos cuando están en problemas, somos más condenadores que canales de gracia. Cuando no hacemos el intento de conectarnos, de acercamos a los vecinos, a los conocidos.
5. Somos irrepetuosos de su privacidad: somos confianzudos, aprovechados, etc.

Pocas cosas hacen tanto daño a la obra de Dios como un cristiano que compromete el evangelio con una conducta y un estilo de vida en contra de la Palabra de Dios. Por otro lado, pocas cosas son tan poderosas para alcanzar a otros como una vida de buen testimonio con los de afuera.
Puedes ser de enorme bendición cuando te ves a ti mismo como un representante de la iglesia del Señor; cuando piensas que tus acciones, decisiones, actitudes no sólo afectan tu reputación como un cristiano, sino como un representante del nuevo pueblo de Dios.

“No te preguntes qué es lo que la iglesia puede hacer por ti; más bien pregúntate qué es lo que tú puedes hacer por la iglesia.”

miércoles, 14 de julio de 2010

Que vean que fuimos fieles




Quiero compartirles esta canción de Steve Green, que, cuando la oí por primera vez (1987) me hizo pensar en la gran responsabilidad que adquiriría si el Señor me habría de dar a mis hijos.
Fue de gran bendición en aquel entonces, y ahora que la vuelvo a escuchar y pensar en la letra, se ha convertido en una oración personal para buscar más al Señor y su gracia a fin de ser un instrumento fiel en sus manos para guiar a mis hijas en sus caminos. Y obvio, las lágrimas se dejan escapar.

Excelente música, letra e interpretación, lamentablemente como ya no se hacen ahora. Disfrútenla.

FIND US FAITHFUL

We're pilgrims on the journey
Somos peregrinos en el viaje

Of the narrow road
Del camino angosto.

And those who've gone before us line the way
Y aquellos que van delante de nosotros trazaron el camino,

Cheering on the faithful, encouraging the weary
Animando a los fieles, alentando a los cansados,

Their lives a stirring testament to God's sustaining grace
Sus vidas son un testamento conmovedor de la gracia sustentadora de Dios.

Surrounded by so great a cloud of witnesses
Rodeados por tan grande nube de testigos

Let us run the race not only for the prize
Corramos la carrera, pero no solo por el premio;

But as those who've gone before us
Sino que, como aquellos que van delante de nosotros

Let us leave to those behind us
Dejémosles a los que vienen detrás de nosotros

The heritage of faithfulness passed on through godly lives
La herencia de una fidelidad, que reciban mediante nuestras vidas piadosas.

Coro:

Oh may all who come behind us find us faithful
Oh, que todos los que vengan tras nosotros vean que fuimos fieles

May the fire of our devotion light their way
Que el fuego de nuestra devoción alumbre su camino

May the footprints that we leave
Que las huellas que dejamos

Lead them to believe
Los guíen a creer

And the lives we live inspire them to obey
Y que las vidas que vivimos los inspiren a obedecer

Oh may all who come behind us find us faithful
Oh, que todos los que vienen tras nosotros vean que fuimos fieles.


After all our hopes and dreams have come and gone
Después de que nuestras esperanzas y sueños hayan venido y se hayan ido

And our children sift though all we've left behind
Y nuestros hijos filtren todo lo que hayamos dejado

May the clues that they discover and the memories they uncover
Que las pistas que descubran y las memorias que encuentren

Become the light that leads them to the road we each must find
Se conviertan en la luz que los guíe al camino que todos debemos encontrar.


Oh may all who come behind us find us faithful
Oh, que todos los que vienen tras nosotros vean que fuimos fieles.

Pueden mirar el video original en
http://www.youtube.com/watch?v=TRK2Y1cZaME&feature=related

Preguntas rayos X (2a. parte)


¿Amas HOY más a tu prójimo que a ti mismo?

1. ¿Estás poniendo los intereses, sueños, necesidades y anhelos de los demás antes que los tuyos? ¿Hablas menos y escuchas más?

2. ¿Disfrutas más el tiempo que pasas con tu familia que tu trabajo?
3. ¿Estás siendo más pronto para buscar la reconciliación con aquellos que has ofendido o te han ofendido? ¿Eres más un pacificador que un buscapleitos?

4. ¿Estás aceptando y confesando tus errores y pecados ante los demás, en vez de justificarlos?

5. ¿Estás siendo más servicial, tomando la iniciativa para ayudar, más que esperar a que te sirvan?

6. ¿Estás controlando más tu enojo? ¿Estás siendo más paciente con aquellos que son irritantes?

7. ¿Hablas más la verdad en amor?

8. ¿Tienes una mayor compasión por la gente necesitada?

9. ¿Estás siendo más efectivo en tu trabajo? (puntualidad, rendimiento, efectividad, honestidad)
10. ¿Tienes más amigos y conocidos que conocen al Señor debido a tu testimonio verbal?

11. ¿Eres una persona que despierta la confianza de los demás? ¿Cumples lo que prometes aun cuando tengas que sufrir por mantener tu palabra?

12. ¿Le enseñas regularmente a tu familia acerca del Señor? ¿Conectas el mundo que te rodea con el reino de Dios?

13. ¿Estás cerrando más tus oídos y boca al chisme?

14. ¿Eres más sumiso a la autoridad? ¿Lo haces cada vez más de corazón?

martes, 6 de julio de 2010

Preguntas Rayos X (1a. Parte)


Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría. Salmo 90:12

Ha transcurrido ya la mitad del año 2010 y pocos se han dado cuenta de su paso inexorable. Y creo que es un buen tiempo para evaluar lo que hemos hecho hasta ahora. No tenemos que esperar hasta el fin de año para sufrir la cruda realidad del paso de otro año más.


Este conocido salmo nos confronta con un principio sencillo que desafía nuestra manera cotidiana de vivir: Mientras más tiempo viva, debo volverme más sabio. Es decir, a medida que va pasando el tiempo los creyentes deberíamos ser más sabios; conforme pasa el tiempo, y como resultado de estar expuesto a la Palabra de Dios, se da por sentado que nuestras vidas deberían irse transformado cada vez más y más para ser más semejantes a la vida del Señor Jesucristo.
¿Cuáles han sido los cambios en nuestras vidas como creyentes? ¿Qué ha sucedido en nuestro caminar con el Señor? Quisiera plantear tres series de preguntas como una guía para analizarnos individualmente en nuestra caminar con el Señor.

La primera serie apunta a nuestra relación personal con Dios.

¿Amas HOY más a Dios por encima de todas las cosas?
1. ¿Lo conozco como mi Salvador? ¿Lo conozco como el Señor de mi vida?


2. ¿Es el Señor mi búsqueda fundamental? ¿Estoy siendo intencional en buscarlo en oración y en la lectura y meditación de su Palabra?


3. ¿Me levanto cada mañana pensando en cómo voy a honrarlo de corazón en cada uno de mis compromisos durante el día?


4. ¿Me apasionan cada vez menos las cosas buenas de esta vida, como la comodidad de los aparatos electrónicos, la emoción de los programas de la TV, las películas, los deportes, el arte, y por el contrario, tengo un deseo cada vez mayor de buscar los intereses del Reino de Dios?


5. ¿Está creciendo mi gozo en él? Mi sentido de estabilidad emocional, ¿depende más de mi gozo en el Señor y no en el control que puedo tener sobre las circunstancias o de las personas a mi alrededor?


6. ¿Estoy pagando el precio de llevar una vida recta y transparente en mi trabajo?


7. ¿Estoy más consciente de la gracia y misericordia de Dios en mi vida? ¿Conecto más las circunstancias de mi vida con la voluntad de Dios para mí?


8. ¿Estoy más agradecido con el Señor por lo que me ha dado?


9. ¿Me miro cada vez más como un pecador necesitado de la gracia de Dios? ¿O me siento mejor por los pecados que ya no cometo?


10. ¿Oro más tiempo -y más intensamente- que hace 5 años? ¿Tengo un momento al día para buscar al Señor en oración? ¿Tomo un tiempo al final del día para cerciorarme de haber honrado a Dios en mis actividades?


11. ¿Me pregunto ante cada decisión importante: “cómo puedo glorificar mejor a Dios en esta situación”?

12. Al hablar del futuro, ¿digo con más frecuencia y con más intencionalidad "Si el Señor quiere"?
13. ¿He aprendido más versículos de memoria que me ayuden en los momentos de prueba o de tentación?

14. ¿Ya he leído toda la Biblia?

15. ¿Anhelo sinceramente el regreso de Jesucristo a la tierra?

16. ¿Veo el dinero como un medio para bendecir a otros, como una oportunidad para honrar a Dios o para disfrutarlo egoístamente?

17. ¿Estoy huyendo de la inmoralidad sexual que hay en la TV, cine, internet, telenovelas, revistas, etc?