miércoles, 8 de diciembre de 2010

La bendición de una limpia conciencia

Hechos 24:16

INTRO
En una ocasión, y como broma, les mandaron a 10 hombres una carta anónima diciendo: “Ya nos enteramos de lo que hiciste. Si no quieres que te exhibamos, deberás irte la ciudad”. En menos de 6 meses, todos esos hombres se fueron a vivir a otra parte.
La conciencia tiene un gran poder sobre las personas; sin embargo, pocas veces se habla de ella y del papel que juega en la vida de las personas. Veamos algunas breves enseñanzas.

1. DIOS NOS HA DADO LA CONCIENCIA PARA AYUDARNOS A OBEDECER SUS MANDAMIENTOS.
Primero hay que dejar claro que la guía máxima de parte de Dios es la Biblia, la Palabra de Dios. Sin embargo, antes que conozcamos la Biblia, Dios ha dejado algo similar a una voz que nos habla; una voz que evalúa lo que hacemos.
Dios nos ha dado, además de su Palabra, la conciencia para ayudarnos a vivir en obediencia a él. Dios quiere que andemos en sus caminos, quiere que le obedezcamos y es por eso que cuando le desobedecemos nos sentimos culpables.
Esto es cierto de todas las personas, en todos los tiempos y todos lugares. Hablando acerca de ciertas personas, Pablo dice que aunque no conocían la ley escrita que los israelitas habían recibido de parte de Moisés:
“demuestran ese conocimiento por lo que les dicta su conciencia en cuanto a lo bueno y lo malo porque cuando hacen lo malo tienen remordimientos. Saben que hicieron mal. Por otra parte, cuando hacen lo bueno saben que hacen bien y no se sienten culpables. Rom. 2:14,15

La conciencia, tiene pues, dos funciones importantes:
1. Nos acusa cuando hemos hecho algo malo. Sentimos culpa.
Entonces experimentamos culpa generalmente cuando vamos en contra de lo que Dios quiere. Dios nos está diciendo que algo anda mal en nosotros que debemos corregir.
2. Nos defiende cuando otros nos acusan de algo malo.


2. ES INEVITABLE OIR LA VOZ DE NUESTRA CONCIENCIA
Dios ha puesto esa voz como testimonio en tu favor o en tu contra. Es algo que Dios ha dado; no es algo que una persona puede decidir no escuchar. No te puedes desconectar. Por más que intentes, notarás que siempre está activa. Incesantemente.
Es interesante que este funcionamiento de la conciencia se convierte en un obstáculo, en una molestia, una incomodidad; eso es debido a que en ese momento la conciencia nos está recordando nuestro deber más alto que es honrar, glorificar y obedecer a Dios. Por eso, cuando la conciencia esté “hablándote”, lo más inteligente que debes hacer es obedecer a Dios.
Entonces, deberíamos estar agradecidos con Dios de que tengamos este recurso dado por él mismo para que le obedezcamos.

3. SOMOS LIBRES DE IR EN CONTRA DE LA CONCIENCIA
Aún cuando esta conciencia nos señala cuando estamos haciendo mal, Dios nos ha dado la opción y la libertad de desobedecerla. Es entonces cuando intentamos callarla, o pretendemos ignorarla. Tener una conciencia no nos hace robots en ciega obediencia a Dios.
Sin embargo, es un grave peligro violar tu conciencia; Es un grave peligro ir en contra de ella de manera constante; siendo la conciencia de gran bendición y de grande influencia, es natural que al ir en contra de ella la gente experimente consecuencias trágicas.
La gente puede llegar a cauterizar su conciencia. 1 Tim. 4:2 por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia. Podemos decir que la conciencia es como una herida, como un golpe, que nos debe hacer retroceder en nuestro actuar. Sin embargo, para estas personas, de tanto pecar, ya tienen sellada, cauterizada la conciencia, de tal modo que ahora pecan y ya tienen callo, ya no les hace mella su voz.
La gente puede quedar afectada de sus facultades mentales. Algunas personas que han quedado perturbadas de sus facultades mentales han confesado que en algún tiempo, vivían violando constantemente sus conciencias. Es decir, hacían cosas malas, a sabiendas que estaban mal. Las decisiones tienen consecuencias.

IV. UNA CONCIENCIA TRANQUILA ES EL RESULTADO DE VIVIR EN OBEDIENCIA A DIOS.
Como dice el dicho: el que nada debe, nada teme. Una de las bendiciones más grandes en esta vida es tener la conciencia tranquila.
Pablo dijo: Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría humana, sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros. 2 Cor. 1:12
“Yo también me esfuerzo por tener constantemente una conciencia limpia ante Dios y ante los hombres”.
" Entonces Pablo, mirando fijamente al concilio, dijo: Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy." Una buena conciencia es un arma poderosa para servir a Dios.

APLICACIONES
1. Vive en obediencia a la Palabra de Dios.
Es el camino seguro para tener una conciencia limpia. Cuando obedeces a Dios, le estás dando el uso para el cual Dios la diseñó. Mientras más obedezcas a Dios, más sensible te volverás a su Palabra.

2. Ponte a cuentas con Dios. Confiesa tus faltas a Dios. 1 Juan 1:9. No importa la gravedad de tu pecado; siempre hay oportunidad de estar a cuentas con él. La sangre de Cristo puede limpiarte de todo pecado.

3. Examina siempre lo que haces.

4. Pídele a Dios que te ponga bajo convicción de pecado.

5. Escucha y recibe la exhortación con humildad.

La Iglesia: comunidad de gracia

Lucas 15:1,2

Una observación muy pertinente
(Agradezco a mi amigo Wilbur por la inspiración a reflexionar en este tema)

Miremos cuidadosamente los versículos 1 y 2. Dice que "los publicanos y pecadores se acercan a Jesús para oírle." Es decir, querían estar cerca de Jesús, y seguramente por razones espirituales, por su forma de vivir. estas personas tenían situaciones en su vida que les despertó alguna necesidad de ir a Jesús y escucharlo.

Creo que esta debe ser la norma en nuestros días. Eso es lo que debe pasar hoy con la iglesia; al fin y al cacbo, somos su cuerpo, sus representantes. La gente debe ver en la iglesia el lugar donde pueden ayudarles en sus problemas; el lugar donde sus necesidades son satisfechas; donde sus temores son disipados.

La pregunta incómoda es: ¿Eso es lo que sucede hoy en las iglesias? Y una pregunta aún más incómoda es ¿Por qué la gente no se acerca a las iglesias? ¿Por qué no vemos a los pecadores llegar a las iglesias? ¿Por qué la gente no considera a la iglesia para resolver sus problemas familiares, financieros, sexuales, etc.? ¿Por qué son los médicos, los psicólogos, los astrólogos a quienes acuden en vez de la iglesia?

Seguramente deben haber razones que se encuentran en el corazón de los incrédulos para no querer oír del evangelio. Pero ¿no habrá también razones que se encuentren en la iglesia? Debemos preguntarnos constantemente ¿cuáles obstáculos les estamos poniendo –quizá involuntariamente- a los incrédulos para que se acerquen a la iglesia (nosotros) para oír?

Creo que el vr. 2 nos da la respuesta. Fíjense en la actitud de los fariseos: están murmurando de Jesús. ¿De qué lo están acusando? De convivir, de recibir, de relacionarse de cerca con los pecadores. En la mentalidad de los religiosos, los santos no deberían estar mezclándose con los impuros, y eso exactamente lo que –según los fariseos- está haciendo Jesús.
Jesús conocía el corazón de estos hombres y para responderles, les cuenta seguidas tres historias muy conocidas, pero que tienen el mismo mensaje: ¿cuáles son? 3 parábolas con un factor común: algo perdido es encontrado. La moneda, la oveja y un hijo. Si se fijan, va de menor a mayor importancia.

Es en la parábola del hijo pródigo donde Jesús les pega donde más necesitaban ser sacudidos. Sin repasar de nuevo esta historia que ya es muy conocida, repasemos la aplicación:
¿A quién representa el hijo pródigo? A los pecadores.
¿A quién representa el padre? A Jesús, quien está a la busca de los pecadores.
¿A quién representa el hijo mayor? A los fariseos, que en lugar de que estuvieran felices y celebrando que los pecadores estén volviendo al buen camino, están enojados y celosos. Jesús, a través de la parábola los invita a ser parte de esta obra de rescate que está llevando a cabo, pero no quieren entrar. Su orgullo por su santidad, por su récord impecable los aleja de la celebración de la llegada de pecadores a cielo, donde a diferencia del corazón de los fariseos, hay fiesta por el arrepentimiento.

JESÚS, UN CANAL DE GRACIA PARA LAS PERSONAS
Volvamos al vr. 1. ¿Por qué acudían a Jesús? ¿Por qué a él sí querían oírlo? Después de leer estas historias, podemos entender que a diferencia de los religiosos, en Jesús había algo diferente. Jesús los trataba con una palabra que hace la diferencia: GRACIA. Jesús no los condenaba, no les lanzaba miradas ni palabras condenatorias. Aunque tampoco solapaba el pecado. Sólo que lo hacía de tal manera que resultaba atractivo para los incrédulos.
Ejemplo: Zaqueo (cap. 19) Allá vemos a Jesús acercarse a un pecador profesional, un hombre rechazado por la sociedad por traidor, por enriquecimiento ilícito y además por su estatura; tenía a toda una comunidad en su contra. Pero llega Jesús, y 1) lo llama por su nombre, y 2) va a su casa. Dos actos que apuntan a la importancia que tienen las relaciones como condición previa para el evangelismo. Llamémoslas pre-evangelismo. ( Vr. 7 Vean de nuevo la murmuración de la gente)

Veamos la reacción de Zaqueo (Vr. 8) Hubo un cambio genuino de vida. Su conversión fue precedida de una actitud sincera y amigable de Jesús. Como seguramente hemos observado, la Biblia no nos habla de ninguna conversión de ninguna persona de parte de los religiosos.
(Más ejemplos de cómo Jesús fue un canal de gracia: Los niños -cap. 18:15-17; un ciego -cap. 18:35-43)

HACIA UNA COMUNIDAD DE GRACIA
Esforcémonos en ser una comunidad de gracia. Imitemos el ejemplo de Jesús cuando estuvo aquí en la tierra. Nosotros somos sus seguidores, sus representantes; necesitamos reproducir su perspectiva y ministerio a las personas. Entonces, ya que la gracia fue la manera en que él alcanzaba a los pecadores, nosotros también debemos visualizarnos a nosotros mismos como una comunidad de gracia, es decir, una comunidad donde la gracia define nuestra manera de:
* Ver a la gente
* Ser con la gente
* Ministrar a la gente.
Seamos una iglesia que sea un auténtico canal de gracia a los pecadores. Sólo así los vamos a atraer.

Según Tito 2: 11-14, una comunidad de gracia es una comunidad que:
Recibe a las personas tal y como son. No esperamos que las personas cambien su vida para ser recibidas y aceptadas. Esa no fue la manera en que Jesús trataba a los pecadores (Rom. 5:8). La gracia es paciente y compasiva ante los efectos del pecado.

No se conforma con lo que son. La gracia siempre nos lleva a vivir bajo el gobierno de Dios. La gracia apunta a nuestra transformación. Es una gracia que nos acerca cada vez más a Dios. (Rom. 8:13,14) No es una gracia barata que solapa o disimula las faltas de las personas. La gracia es incómoda ante los efectos del pecado.

Sabe distinguir la diferencia. Nuestra tarea permanente es distinguir cuándo debemos enfatizar cada una de estas dos caras de la misma moneda. Mantengamos estas dos perspectivas y mostraremos a la gente una auténtica comunidad de gracia, que será cuando menos, interesante a la gente.


APLICACIONES Y LECCIONES
¿Qué tipo de iglesia somos? ¿Somos una iglesia irresistible a los pecadores? ¿Somos una iglesia que atrae a los pecadores? ¿Atractiva por la gracia que se puede ver entre nosotros? Si no lo somos, ¿por qué? ¿Cuáles son los obstáculos que los están alejando o no están animándolos a acercarse a nosotros?

Examinemos nuestras ACTITUDES hacia ellos.
¿Nos incomoda su forma de ser? ¿Nos disgusta su estilo irreverente de hablar? ¿Nos disgusta su manera vulgar de hablar? Esas son exactamente las razones por las que Cristo vino al mundo a salvar a pecadores como tú y como yo. ¿De verdad los queremos entre nosotros? ¿Estamos dispuestos a mancharnos con su pecado? ¿Estamos dispuestos a recibirlos y comer con ellos así como están, o primero les vamos a pedir que corrijan sus vidas para que puedan ser dignos de estar con nosotros? Metáfora de las regaderas en las piscinas. ¿Estamos dispuestos a sufrir por su inmadurez, su inexperiencia, su ignorancia de la Biblia?
ACLARACIÓN: Relacionarnos con los “pecadores” no significa comprometer nuestro testimonio, ni el mensaje del evangelio, sino empezar desde donde ellos se encuentran, en su zona de comodidad. 1 Cor. 9:19-23

Examinemos nuestro TRATO hacia ellos
¿Hablamos como dando la impresión de que somos mejores que ellos? ¿Hablamos para condenarlos o para guiarlos a Jesús? ¿Hablamos generalmente para criticarlos o juzgarlos? ¿Vivimos una vida doble, de modo que no ven el poder del evangelio en nuestras vidas? Un testimonio deficiente frente a los incrédulos se convierte en un obstáculo más para que vengan a conocer la verdad. No usemos la incredulidad de los inconversos para justificar nuestro mal testimonio. A veces:

Examinemos nuestras ESTRATEGIAS Y PRÁCTICAS MINISTERIALES que podrían ser obstáculos para ellos.
¿Qué mensajes estamos mandando a los inconversos con lo que hacemos en la iglesia? Sin cambiar el mensaje, ¿qué cambios y ajustes necesitamos hacer para atraer a los inconversos?

a. Liturgia.
Cultos muy largos
Repetición de los elementos cada semana
Demasiada espontaneidad
Alabanza seria o muy emocional
Falta de flujo en el culto
Se intimidan a los invitados durante el culto
Lenguaje desconocido para los invitados
Ambiente demasiado formal.

b. Enseñanza
Muy teórica; demasiado “bíblica”
Irrelevante, desconectada de la vida real
Poca aplicación a los problemas reales de la vida
Falta de una clase para invitados
Monólogo y no espacio para la interacción
Instalaciones inadecuadas
Materiales deficientes

c. Compañerismo
Grupos cerrados; no dejan abierta la puerta para nuevos miembros
Escaso tiempo para convivir; meramente los domingos
Actitud condenatoria, de fariseo;
Chismes
Poco interés en las necesidades materiales de la gente
Hablan sólo de temas “espirituales” y no de la vida real.

d. Actividades especiales
No hay actividades pensadas en la gente nueva, aparte de un culto o campaña evangelística.
Los nuevos se ven como agregados; ellos deben adaptarse a nuestra fiesta.

Estas son algunas de las áreas en las que constantemente nos deberíamos preguntar: cuál es la mejor manera de alcanzar a la gente de nstra comunidad?
Ojalá que cada uno de nosotros se esfuerce en desarrollar día con día una mentalidad semejante a la de Jesús para ministrar a la gente; sólo así la iglesia se convertirá en lo que fue diseñada por Cristo: una auténtica comunidad de gracia.