miércoles, 8 de diciembre de 2010

La bendición de una limpia conciencia

Hechos 24:16

INTRO
En una ocasión, y como broma, les mandaron a 10 hombres una carta anónima diciendo: “Ya nos enteramos de lo que hiciste. Si no quieres que te exhibamos, deberás irte la ciudad”. En menos de 6 meses, todos esos hombres se fueron a vivir a otra parte.
La conciencia tiene un gran poder sobre las personas; sin embargo, pocas veces se habla de ella y del papel que juega en la vida de las personas. Veamos algunas breves enseñanzas.

1. DIOS NOS HA DADO LA CONCIENCIA PARA AYUDARNOS A OBEDECER SUS MANDAMIENTOS.
Primero hay que dejar claro que la guía máxima de parte de Dios es la Biblia, la Palabra de Dios. Sin embargo, antes que conozcamos la Biblia, Dios ha dejado algo similar a una voz que nos habla; una voz que evalúa lo que hacemos.
Dios nos ha dado, además de su Palabra, la conciencia para ayudarnos a vivir en obediencia a él. Dios quiere que andemos en sus caminos, quiere que le obedezcamos y es por eso que cuando le desobedecemos nos sentimos culpables.
Esto es cierto de todas las personas, en todos los tiempos y todos lugares. Hablando acerca de ciertas personas, Pablo dice que aunque no conocían la ley escrita que los israelitas habían recibido de parte de Moisés:
“demuestran ese conocimiento por lo que les dicta su conciencia en cuanto a lo bueno y lo malo porque cuando hacen lo malo tienen remordimientos. Saben que hicieron mal. Por otra parte, cuando hacen lo bueno saben que hacen bien y no se sienten culpables. Rom. 2:14,15

La conciencia, tiene pues, dos funciones importantes:
1. Nos acusa cuando hemos hecho algo malo. Sentimos culpa.
Entonces experimentamos culpa generalmente cuando vamos en contra de lo que Dios quiere. Dios nos está diciendo que algo anda mal en nosotros que debemos corregir.
2. Nos defiende cuando otros nos acusan de algo malo.


2. ES INEVITABLE OIR LA VOZ DE NUESTRA CONCIENCIA
Dios ha puesto esa voz como testimonio en tu favor o en tu contra. Es algo que Dios ha dado; no es algo que una persona puede decidir no escuchar. No te puedes desconectar. Por más que intentes, notarás que siempre está activa. Incesantemente.
Es interesante que este funcionamiento de la conciencia se convierte en un obstáculo, en una molestia, una incomodidad; eso es debido a que en ese momento la conciencia nos está recordando nuestro deber más alto que es honrar, glorificar y obedecer a Dios. Por eso, cuando la conciencia esté “hablándote”, lo más inteligente que debes hacer es obedecer a Dios.
Entonces, deberíamos estar agradecidos con Dios de que tengamos este recurso dado por él mismo para que le obedezcamos.

3. SOMOS LIBRES DE IR EN CONTRA DE LA CONCIENCIA
Aún cuando esta conciencia nos señala cuando estamos haciendo mal, Dios nos ha dado la opción y la libertad de desobedecerla. Es entonces cuando intentamos callarla, o pretendemos ignorarla. Tener una conciencia no nos hace robots en ciega obediencia a Dios.
Sin embargo, es un grave peligro violar tu conciencia; Es un grave peligro ir en contra de ella de manera constante; siendo la conciencia de gran bendición y de grande influencia, es natural que al ir en contra de ella la gente experimente consecuencias trágicas.
La gente puede llegar a cauterizar su conciencia. 1 Tim. 4:2 por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia. Podemos decir que la conciencia es como una herida, como un golpe, que nos debe hacer retroceder en nuestro actuar. Sin embargo, para estas personas, de tanto pecar, ya tienen sellada, cauterizada la conciencia, de tal modo que ahora pecan y ya tienen callo, ya no les hace mella su voz.
La gente puede quedar afectada de sus facultades mentales. Algunas personas que han quedado perturbadas de sus facultades mentales han confesado que en algún tiempo, vivían violando constantemente sus conciencias. Es decir, hacían cosas malas, a sabiendas que estaban mal. Las decisiones tienen consecuencias.

IV. UNA CONCIENCIA TRANQUILA ES EL RESULTADO DE VIVIR EN OBEDIENCIA A DIOS.
Como dice el dicho: el que nada debe, nada teme. Una de las bendiciones más grandes en esta vida es tener la conciencia tranquila.
Pablo dijo: Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría humana, sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros. 2 Cor. 1:12
“Yo también me esfuerzo por tener constantemente una conciencia limpia ante Dios y ante los hombres”.
" Entonces Pablo, mirando fijamente al concilio, dijo: Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy." Una buena conciencia es un arma poderosa para servir a Dios.

APLICACIONES
1. Vive en obediencia a la Palabra de Dios.
Es el camino seguro para tener una conciencia limpia. Cuando obedeces a Dios, le estás dando el uso para el cual Dios la diseñó. Mientras más obedezcas a Dios, más sensible te volverás a su Palabra.

2. Ponte a cuentas con Dios. Confiesa tus faltas a Dios. 1 Juan 1:9. No importa la gravedad de tu pecado; siempre hay oportunidad de estar a cuentas con él. La sangre de Cristo puede limpiarte de todo pecado.

3. Examina siempre lo que haces.

4. Pídele a Dios que te ponga bajo convicción de pecado.

5. Escucha y recibe la exhortación con humildad.

La Iglesia: comunidad de gracia

Lucas 15:1,2

Una observación muy pertinente
(Agradezco a mi amigo Wilbur por la inspiración a reflexionar en este tema)

Miremos cuidadosamente los versículos 1 y 2. Dice que "los publicanos y pecadores se acercan a Jesús para oírle." Es decir, querían estar cerca de Jesús, y seguramente por razones espirituales, por su forma de vivir. estas personas tenían situaciones en su vida que les despertó alguna necesidad de ir a Jesús y escucharlo.

Creo que esta debe ser la norma en nuestros días. Eso es lo que debe pasar hoy con la iglesia; al fin y al cacbo, somos su cuerpo, sus representantes. La gente debe ver en la iglesia el lugar donde pueden ayudarles en sus problemas; el lugar donde sus necesidades son satisfechas; donde sus temores son disipados.

La pregunta incómoda es: ¿Eso es lo que sucede hoy en las iglesias? Y una pregunta aún más incómoda es ¿Por qué la gente no se acerca a las iglesias? ¿Por qué no vemos a los pecadores llegar a las iglesias? ¿Por qué la gente no considera a la iglesia para resolver sus problemas familiares, financieros, sexuales, etc.? ¿Por qué son los médicos, los psicólogos, los astrólogos a quienes acuden en vez de la iglesia?

Seguramente deben haber razones que se encuentran en el corazón de los incrédulos para no querer oír del evangelio. Pero ¿no habrá también razones que se encuentren en la iglesia? Debemos preguntarnos constantemente ¿cuáles obstáculos les estamos poniendo –quizá involuntariamente- a los incrédulos para que se acerquen a la iglesia (nosotros) para oír?

Creo que el vr. 2 nos da la respuesta. Fíjense en la actitud de los fariseos: están murmurando de Jesús. ¿De qué lo están acusando? De convivir, de recibir, de relacionarse de cerca con los pecadores. En la mentalidad de los religiosos, los santos no deberían estar mezclándose con los impuros, y eso exactamente lo que –según los fariseos- está haciendo Jesús.
Jesús conocía el corazón de estos hombres y para responderles, les cuenta seguidas tres historias muy conocidas, pero que tienen el mismo mensaje: ¿cuáles son? 3 parábolas con un factor común: algo perdido es encontrado. La moneda, la oveja y un hijo. Si se fijan, va de menor a mayor importancia.

Es en la parábola del hijo pródigo donde Jesús les pega donde más necesitaban ser sacudidos. Sin repasar de nuevo esta historia que ya es muy conocida, repasemos la aplicación:
¿A quién representa el hijo pródigo? A los pecadores.
¿A quién representa el padre? A Jesús, quien está a la busca de los pecadores.
¿A quién representa el hijo mayor? A los fariseos, que en lugar de que estuvieran felices y celebrando que los pecadores estén volviendo al buen camino, están enojados y celosos. Jesús, a través de la parábola los invita a ser parte de esta obra de rescate que está llevando a cabo, pero no quieren entrar. Su orgullo por su santidad, por su récord impecable los aleja de la celebración de la llegada de pecadores a cielo, donde a diferencia del corazón de los fariseos, hay fiesta por el arrepentimiento.

JESÚS, UN CANAL DE GRACIA PARA LAS PERSONAS
Volvamos al vr. 1. ¿Por qué acudían a Jesús? ¿Por qué a él sí querían oírlo? Después de leer estas historias, podemos entender que a diferencia de los religiosos, en Jesús había algo diferente. Jesús los trataba con una palabra que hace la diferencia: GRACIA. Jesús no los condenaba, no les lanzaba miradas ni palabras condenatorias. Aunque tampoco solapaba el pecado. Sólo que lo hacía de tal manera que resultaba atractivo para los incrédulos.
Ejemplo: Zaqueo (cap. 19) Allá vemos a Jesús acercarse a un pecador profesional, un hombre rechazado por la sociedad por traidor, por enriquecimiento ilícito y además por su estatura; tenía a toda una comunidad en su contra. Pero llega Jesús, y 1) lo llama por su nombre, y 2) va a su casa. Dos actos que apuntan a la importancia que tienen las relaciones como condición previa para el evangelismo. Llamémoslas pre-evangelismo. ( Vr. 7 Vean de nuevo la murmuración de la gente)

Veamos la reacción de Zaqueo (Vr. 8) Hubo un cambio genuino de vida. Su conversión fue precedida de una actitud sincera y amigable de Jesús. Como seguramente hemos observado, la Biblia no nos habla de ninguna conversión de ninguna persona de parte de los religiosos.
(Más ejemplos de cómo Jesús fue un canal de gracia: Los niños -cap. 18:15-17; un ciego -cap. 18:35-43)

HACIA UNA COMUNIDAD DE GRACIA
Esforcémonos en ser una comunidad de gracia. Imitemos el ejemplo de Jesús cuando estuvo aquí en la tierra. Nosotros somos sus seguidores, sus representantes; necesitamos reproducir su perspectiva y ministerio a las personas. Entonces, ya que la gracia fue la manera en que él alcanzaba a los pecadores, nosotros también debemos visualizarnos a nosotros mismos como una comunidad de gracia, es decir, una comunidad donde la gracia define nuestra manera de:
* Ver a la gente
* Ser con la gente
* Ministrar a la gente.
Seamos una iglesia que sea un auténtico canal de gracia a los pecadores. Sólo así los vamos a atraer.

Según Tito 2: 11-14, una comunidad de gracia es una comunidad que:
Recibe a las personas tal y como son. No esperamos que las personas cambien su vida para ser recibidas y aceptadas. Esa no fue la manera en que Jesús trataba a los pecadores (Rom. 5:8). La gracia es paciente y compasiva ante los efectos del pecado.

No se conforma con lo que son. La gracia siempre nos lleva a vivir bajo el gobierno de Dios. La gracia apunta a nuestra transformación. Es una gracia que nos acerca cada vez más a Dios. (Rom. 8:13,14) No es una gracia barata que solapa o disimula las faltas de las personas. La gracia es incómoda ante los efectos del pecado.

Sabe distinguir la diferencia. Nuestra tarea permanente es distinguir cuándo debemos enfatizar cada una de estas dos caras de la misma moneda. Mantengamos estas dos perspectivas y mostraremos a la gente una auténtica comunidad de gracia, que será cuando menos, interesante a la gente.


APLICACIONES Y LECCIONES
¿Qué tipo de iglesia somos? ¿Somos una iglesia irresistible a los pecadores? ¿Somos una iglesia que atrae a los pecadores? ¿Atractiva por la gracia que se puede ver entre nosotros? Si no lo somos, ¿por qué? ¿Cuáles son los obstáculos que los están alejando o no están animándolos a acercarse a nosotros?

Examinemos nuestras ACTITUDES hacia ellos.
¿Nos incomoda su forma de ser? ¿Nos disgusta su estilo irreverente de hablar? ¿Nos disgusta su manera vulgar de hablar? Esas son exactamente las razones por las que Cristo vino al mundo a salvar a pecadores como tú y como yo. ¿De verdad los queremos entre nosotros? ¿Estamos dispuestos a mancharnos con su pecado? ¿Estamos dispuestos a recibirlos y comer con ellos así como están, o primero les vamos a pedir que corrijan sus vidas para que puedan ser dignos de estar con nosotros? Metáfora de las regaderas en las piscinas. ¿Estamos dispuestos a sufrir por su inmadurez, su inexperiencia, su ignorancia de la Biblia?
ACLARACIÓN: Relacionarnos con los “pecadores” no significa comprometer nuestro testimonio, ni el mensaje del evangelio, sino empezar desde donde ellos se encuentran, en su zona de comodidad. 1 Cor. 9:19-23

Examinemos nuestro TRATO hacia ellos
¿Hablamos como dando la impresión de que somos mejores que ellos? ¿Hablamos para condenarlos o para guiarlos a Jesús? ¿Hablamos generalmente para criticarlos o juzgarlos? ¿Vivimos una vida doble, de modo que no ven el poder del evangelio en nuestras vidas? Un testimonio deficiente frente a los incrédulos se convierte en un obstáculo más para que vengan a conocer la verdad. No usemos la incredulidad de los inconversos para justificar nuestro mal testimonio. A veces:

Examinemos nuestras ESTRATEGIAS Y PRÁCTICAS MINISTERIALES que podrían ser obstáculos para ellos.
¿Qué mensajes estamos mandando a los inconversos con lo que hacemos en la iglesia? Sin cambiar el mensaje, ¿qué cambios y ajustes necesitamos hacer para atraer a los inconversos?

a. Liturgia.
Cultos muy largos
Repetición de los elementos cada semana
Demasiada espontaneidad
Alabanza seria o muy emocional
Falta de flujo en el culto
Se intimidan a los invitados durante el culto
Lenguaje desconocido para los invitados
Ambiente demasiado formal.

b. Enseñanza
Muy teórica; demasiado “bíblica”
Irrelevante, desconectada de la vida real
Poca aplicación a los problemas reales de la vida
Falta de una clase para invitados
Monólogo y no espacio para la interacción
Instalaciones inadecuadas
Materiales deficientes

c. Compañerismo
Grupos cerrados; no dejan abierta la puerta para nuevos miembros
Escaso tiempo para convivir; meramente los domingos
Actitud condenatoria, de fariseo;
Chismes
Poco interés en las necesidades materiales de la gente
Hablan sólo de temas “espirituales” y no de la vida real.

d. Actividades especiales
No hay actividades pensadas en la gente nueva, aparte de un culto o campaña evangelística.
Los nuevos se ven como agregados; ellos deben adaptarse a nuestra fiesta.

Estas son algunas de las áreas en las que constantemente nos deberíamos preguntar: cuál es la mejor manera de alcanzar a la gente de nstra comunidad?
Ojalá que cada uno de nosotros se esfuerce en desarrollar día con día una mentalidad semejante a la de Jesús para ministrar a la gente; sólo así la iglesia se convertirá en lo que fue diseñada por Cristo: una auténtica comunidad de gracia.

martes, 28 de septiembre de 2010

Sabiduría: compañera inseparable en la vida


Proverbios 1:1-9

INTRODUCCIÓN
La Pamplonada es una de las festividades más importantes de nivel internacional que se lleva a cabo en la ciudad de Pamplona, en España. Como buenos mexicanos, tenemos en nuestro país nuestra propia versión, que se realiza en Huamantla. En ambas fiestas, el momento más famoso, el momento más emocionante consiste en liberar a unos cuantos toros bravos, con filosos cuernos, que recorren parte de la ciudad, y en medio de ese recorrido, muchas personas, en su mayoría hombres saltan las vallas protectoras para ponerse en el paso de los animales, con las consecuentes cornadas, que como en esta última edición, llegaron a herir a muchas personas y matar a una de ellas.
Ese es uno de tantos ejemplos en este mundo de acciones absurdas que nos recuerdan que con todo el avance científico, tecnológico, cultural al que hemos llegado, seguimos siendo unos necios, unos tontos. Como, por ejemplo:

  • Aquel que decide iniciar una relación adúltera, a sabiendas de que con eso va a destruir su matrimonio.
  • Aquel que decide endeudarse más, a sabiendas de que no cuenta con los recursos y llegar a perder lo poco que tiene.
  • Aquel fumador que no hace caso a las indicaciones del médico y sólo logra acelerar un enfisema pulmonar que resulta ser mortal.
  • Aquel que cree que no será descubierto al hacer un fraude, a sabiendas de la confianza que se le ha encomendada.
  • Y muchos otros ejemplos que podemos encontrar en la vida cotidiana.

Estos son ejemplos, quizá extremos, pero que muestran a donde podemos llegar cuando sólo escuchamos una voz para guiarnos en esta vida: la nuestra. Cuando desoímos la voz de Dios, entonces todo lo que podemos esperar encontrar en esta vida será tristeza, confusión, y desesperanza.
Pero no necesitamos continuar en esta manera de vivir, tenemos la salida, tenemos la alternativa: la sabiduría de Dios. Necesitamos ver cómo la sabiduría perfecta, la Palabra de Dios, nos muestra el buen camino para vivir nuestras vidas que agraden a Dios, muestren el poder del evangelio y traigan gozo a nuestros corazones. Tomemos el libro de Proverbios, que es más que una mera compilación de dichos sabios: es la voz de Cristo hablando a nuestras vidas cotidianas.
En esta ocasión, vamos a mirar un concepto inicial: Haz de la sabiduría tu compañía perfecta para la vida.


La Necesidad de la sabiduría
2 Para entender sabiduría y doctrina, Para conocer razones prudentes, 3 Para recibir el consejo de prudencia, Justicia, juicio y equidad; 4 Para dar sagacidad a los simples, Y a los jóvenes inteligencia y cordura. 5 Oirá el sabio, y aumentará el saber, Y el entendido adquirirá consejo, 6 Para entender proverbio y declaración, Palabras de sabios, y sus dichos profundos.

Lo primero que nos señala el pasaje es que tanto tú como yo necesitamos la sabiduría que proviene de Dios. En cada decisión, en cada apuro, en cada momento de confusión, en cada situación, necesitamos depender de una sabiduría externa, fuera de nuestra propia experiencia. Todos necesitamos oír una voz externa a nosotros, una voz que no se la nuestra para dirigir nuestras vidas en la dirección correcta.
A todos nos hace falta entender razones, nos hace falta ser prudentes, nos hace falta ser más equitativos, más cabales en nuestras decisiones, en todas las áreas de la vida: trabajo, familia, finanzas, salud, sexualidad, educación de los hijos, vocación, entretenimiento, etc.
Es un hecho que todos los seres humanos, desde muy temprana edad creemos la mentira que podemos dirigir nuestra propia vida. Vivimos pensando que somos los suficientemente entendidos, inteligentes y listos para tomar las decisiones que necesitamos para ir por esta vida que de vez en cuando nos sorprende con eventos que no ponen de cabeza.
Pero la realidad es que no fuimos creados por Dios para vivir en independencia de él. Dios nos diseño a todos los seres humanos de tal manera que entendiéramos la vida según el consejo de la Palabra de Dios, la fuente de toda sabiduría. Fue Satanás quien le dijo a nuestros primeros padres la mentira de que al probar del fruto prohibido, tendrían un conocimiento del bien y del mal, de modo que ya no tendrían necesidad de depender de Dios.
Otro asunto que resalta en el pasaje es que la sabiduría es para todo tipo de personas: los simples y los jóvenes (4), y el sabio y el entendido (5). En otras palabras, a NADIE le hace mal adquirir la sabiduría de Dios. A los más necesitados, a los más vulnerables, así como para los que tienen más sabiduría que los demás.


APLICACIÓN ¿Qué es lo que ves cuando estás frente al espejo?
¿Al autor de tu propio destino? ¿A uno que ya se la sabe de todas, todas? ¿O a una persona necesitada urgentemente de la Guía infalible y confiable de la sabiduría de Dios? Haz de la sabiduría tu compañía perfecta para la vida

El Fundamento de la sabiduría
7 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.

Una vez que hemos dejado en claro que tú y yo necesitamos adquirir sabiduría independientemente de qué tan listo seamos en esta vida, ahora pasamos a un asunto crítico: ¿cómo es que empezamos a crecer en la sabiduría? ¿Cuál es el fundamento para hacerse sabio? Y la respuesta que encontramos es realmente sorprendente: Nuestra sumisión a Dios. Tu actitud más elemental hacia Dios es la base para una vida sabia. Para poder ser sabio, lo primero es un profundo y serio sometimiento a la autoridad de Dios.
No podemos esperar ser sabios si no reconocemos humildemente nuestra total y desesperada dependencia de la Palabra y Consejo del Señor. El principio (o fundamento) de la sabiduría exige necesariamente que abandonemos nuestra confianza en nuestra propia sabiduría, nuestra propia experiencia, nuestra propia capacidad y depender de lo que Dios piensa y quiere.
Así que antes de preguntarse ¿cómo puedo crecer en sabiduría? necesitas preguntarte si estás dispuesto a dejar a un lado tus propias ideas acerca de la vida, del mundo, de ti mismo, acerca de cómo se deben hacer las cosas, acerca de cómo responder a la vida, a Dios y a las personas. Necesitas, en un acto de humildad, reconocer tu incompetencia total para manejar tu vida y ponerte bajo el gobierno total de Jesucristo, quien es la sabiduría de Dios hecha carne (1 Cor. 1:24)
El vr. 7 nos dice con justa razón que las personas más tontas (insensatas) son aquellas que no están dispuestas a abrir la puerta de su corazón a la sabiduría que viene divina, debido a que no están dispuestas a someterse a la autoridad de Dios. Esa es, mis amados hermanos, la muestra más grande de la locura, de la necedad, de la estupidez. En otras palabras serás un gran tonto si decides vivir fuera de la autoridad final y definitiva de Dios en tu vida.


APLICACIÓN. ¿Cuál es tu actitud más básica hacia el gobierno de Dios? ¿Tienes algún problema con él por la forma en que ha diseñado tu vida? ¿Crees que lo que sucede en tu vida es el resultado de sus decisiones caprichosas? ¿Estás dispuesto a hacer de la Palabra de Dios tu máxima autoridad para ti? ¿Más importante que tus sentimientos, tus ideas, o más que la opinión de los demás? ¿Estás dispuesto a seguir fielmente sus mandamientos?
Haz de la sabiduría tu compañía perfecta para la vida

El ABC de la sabiduría
Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre;

A continuación, Salomón nos apunta a la escuela más básica donde debemos empezar a crecer en sabiduría: la enseñanza de nuestros padres. Estos textos son de los más conocidos para el pueblo de Dios; mal empleados, se han convertido para algunos padres en el arma para justificar sus caprichos o abusos contra sus hijos.
Pero muy contrario a esto, Dios siempre quiso que el hogar sea el ambiente por excelencia donde las personas aprendamos el ABC para ser sabios, siguiendo el consejo –imperfecto, por supuesto- de papá y mamá.
Esto nos lleva a dos implicaciones muy serias:
Para los hijos. Serás un necio y un tonto si piensas que puedes desobedecer a los jefes y salirte con la tuya. Se trata de la tontería más elemental. Dios te puso en un hogar –con todos sus defectos y debilidades- para que al obedecer a papá y mamá empieces a desarrollar un corazón sabio, un corazón sumiso, que posteriormente te lleve a escuchar y obedecer la Palabra de Dios. Dicho de otra manera, la primera escuela de sabiduría, tus primeros maestros en la materia de la sabiduría son papá y mamá. ¿Quieres ser sabio? ¿Quieres ser una persona prudente, entendida, sagaz, que piensa con claridad, con cordura? Comienza obedeciendo a tus papás. No existe mejor comienzo. Mira la recompensa: 9 Porque adorno de gracia serán a tu cabeza, Y collares a tu cuello. ¿Quieres medir tu nivel de inteligencia espiritual? Pregúntale a tus papás qué tan obediente eres.
Para los padres. Qué enorme responsabilidad y oportunidad tenemos: Dios ha depositado en nuestras manos la posibilidad de formar hombres y mujeres que tomen decisiones inteligentes, decisiones que han de afectar favorablemente las vidas de muchas otras personas, comenzando por nuestros nietos y nietas y todas las personas que estarán a su alrededor. Esto nos debe llevar a buscar humildemente al Señor para ser modelos de una vida sabia, de una vida que teme a Dios y guarda su Palabra.
Haz de la sabiduría tu compañía perfecta para la vida

CONCLUSIÓN
Absurdos como la Pamplonada siempre estarán a nuestro alrededor para recordarnos nuestra necesidad de ser sabios, de ser prudentes, entendidos. Y para eso, necesitamos la compañía infaltable de la sabiduría de Dios que encontramos en Su Palabra.
Dios te invita a hacer de su sabiduría tu compañera en la vida. Pero necesitas primeramente estar dispuesto a someterte a Su gobierno total en tu vida.
La mayor tontería es hacer a un lado a Dios de tu vida. La mejor decisión que puedes tomar en esta noche es pedirle a Dios que te dé un corazón sencillo, dispuesto a escuchar su voz y listo para obedecerle. Verás que vale la pena.

martes, 7 de septiembre de 2010

Cambio de domicilio


A partir de ayer lunes 6, mi nuevo centro de trabajo es la Universidad de Oriente, ubicada en la Cd. de Valladolid, Yuc., (145 kms de Mérida) donde estaré enseñando inglés en todas las licenciaturas que ofrece la universidad. Aquí estaré de lunes a viernes, y me regreso ese mismo viernes en la tarde para reunirme con mi esposa e hijas, quienes se quedan en Mérida.

No dejaré la iglesia, seguiré al frente y predicando cada domingo, como hasta ahora. La iglesia ha sido muy generosa al apoyarme en esta nueva etapa. El otro pastor, el Hno. Alfonso Alcáuter se encargará de apoyar entre semana.

Les suplico sus fieles oraciones por este cambio inesperado, pero que seguramente está totalmente en las manos de Dios. Así lo creo, y es lo que me mantiene con paz y contentamiento en mi corazón. ¿Por cuánto tiempo? No lo sé; lo que sí sé es que Dios me ha traído aquí para glorificarle y dar testimonio de Jesús a la gente que Él ponga en mi camino.

Si algún día pasan por aquí, me encantaría poder saludarlos.



Dios les guarde,
Félix

martes, 17 de agosto de 2010

La Iglesia Vista a través de los Ojos de Dios

2 Corintios 5:14-17

Recuerdo la emoción de la vez cuando fui a mi primera entrevista de trabajo. Llevaba muy bien escrito mi “Curriculum Vitae” (que por la casi nula experiencia laboral más bien parecía ridículum vitae); también había llenado mi solicitud de empleo con una buena letra; había practicado cómo me iba a sentar y a decir seguido “gracias” y por favor. Sin embargo, aparte de la seguridad al hablar y la honestidad en mis respuestas, creo que el consejo más importante que recibí fue el de: “vístete bien, pues -como te ven te tratan”.
Es un hecho: LA MANERA EN QUE PERCIBIMOS A LA GENTE DETERMINA NUESTRO TRATO HACIA ELLA.

Todos tenemos un concepto acerca de la gente que nos rodea: de nuestros padres, nuestros hermanos, de nuestro jefe, nuestros compañeros de trabajo, de nuestros vecinos, de nuestros amigos, y nuestro trato hacia ellos se ve a menudo afectado por la opinión que ya tenemos de ellos.
Por ejemplo, ya sabemos que la vecina de enfrente es chismosita; así que cuando hablamos con ella esperamos que nos ponga al día con lo último de la información de la colonia. Y también nos andamos con mucho cuidado de ella porque también nosotros podemos ser parte de su amplio repertorio. O sabemos que cierto compañero de trabajo es un presumido, por lo que esperamos que siempre nos cuente sus más recientes aventuras donde él se viste de héroe de la película. Y también, nosotros tampoco nos creemos todo lo que nos dice. Quizá también tenemos una familiar nuestra que es doña angustias: siempre contándonos sus interminables penurias en esta vida tan injusta. Con ella siempre le estamos aguantando sus lágrimas y echándole porras para que se sienta mejor.
Lo mismo sucede con nuestros hermanos en Cristo. La forma en que los miramos afecta nuestro trato hacia ellos y por tanto nuestra comunión con ellos. Convivimos con personas en quienes tenemos ciertas expectativas que en un sentido, es normal que las tengamos. Pero como en todas las cosas nuestro pensamiento no siempre es bíblico. Y por ende, nuestra manera de verlos tampoco lo es y la consecuencia es que nos desilusionamos de manera innecesaria. Traemos conceptos equivocados acerca de quién es la gente. Esos conceptos son adquiridos de cualquier parte, menos de la Biblia, por lo que debemos exponerlos bajo la lupa de la Palabra de Dios.
En este pasaje el apóstol Pablo nos recuerda una de las primeras enseñanzas básicas que recibe todo nuevo creyente en Cristo; de hecho las palabras del vr. 17 son conocidas muy bien por la mayoría de los cristianos: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es…” En esta sección, Pablo nos deja bien en claro que los creyentes en Cristo son personas con una nueva identidad, y por lo tanto, necesitamos cambiar nuestra opinión de ellos (vr. 16). En otras palabras, no debemos considerar a nadie según los criterios meramente humanos, sino según lo que ahora Dios les ha hecho ser en Cristo. Entonces, este pasaje nos reta a hacer dos cosas: a)Examinar nuestras ideas equivocadas acerca de quiénes son los cristianos y, b)Descubrir cuál es la perspectiva bíblica que la corrige.

Consideremos , pues 4 opiniones que generalmente nos hemos formado de los creyentes y 4 lentes bíblicas que nos ayudan a entender mejor a las personas que formamos parte de la iglesia; de esa manera podremos relacionarnos de una mejor manera con ellos y así agradar al Señor. Y es posible que además, como pilón, descubramos quiénes somos nosotros en realidad.

Pregunta clave: ¿CÓMO DEBO MIRAR A LA IGLESIA, FORMADA POR MIS HERMANOS EN CRISTO?

1. NO COMO PERSONAS BUENAS, SINO PECADORES PERDONADOS. 1 Cor. 6:9-11

¿Se acuerdan de Saddam Hussein? ¿Cuántos de ustedes –honestamente- se consideran mejor que él? ¿O mejor que Hugo Chávez, o Hitler matando a más de 6 millones de judíos? Los vemos como más merecedores de la ira justa de Dios. Pero, la verdad es que somos iguales de merecedores del castigo eterno en el infierno. La única diferencia es la gracia de Dios.
Veamos de nuevo la lista de pecadores: qué feo, ¿verdad? Notemos que dice al final: Y esto ERAIS –tiempo pasado- algunos, PERO ya habéis sido…
Ver a nuestros hermanos como pecadores perdonados, receptores de la gracia inmerecida de Dios, no sólo es correcto sino que nos ayudará a identificarnos con ellos como personas indignas ante Dios.
No somos mejores que nadie más. Ante Dios, todos los creyentes somos los objetos de su ira infinita. Sin embargo, por la fe en Cristo, hemos recibido el perdón de nuestros pecados. Ya no hay ninguna condenación que cuelgue sobre nuestras cabezas. Sin embargo, no hay nada, ni una pizca de bondad que nos haga ser merecedores del favor de Dios. Lo único que nos separa de ellos es la gracia perdonadora de Dios que recibimos al poner nuestra fe en su sacrificio perfecto a nuestro favor en la cruz.

Aplicaciones
a. No esperes vidas impecables en la iglesia. No esperes perfección.
b. No te preguntes el porqué de su pecado; proviene del mismo lugar donde vienen todos los tuyos.
c. Ellos, al igual que tú, tienen su esperanza de cambiar puesta en el poder del evangelio.

2. NO COMO PRODUCTOS TERMINADOS, SINO OBRAS EN PROCESO CONTINUO DE CAMBIO. Filipenses 1:6; 3:12-14

Otra de las razones por las que nos decepcionamos de los creyentes es porque tenemos expectativas demasiado altas respecto de ellos. En parte se debe a que la Biblia enseña al hecho de que, al estar en Cristo tenemos una nueva vida, recibimos al ES en nuestro corazón. Todo eso es verdad en un 100%.
Sin embargo, el problema no consiste en los estándares de conducta que Dios espera, sino en todo lo que esperamos que el cristiano logre en esta tierra y -además- de manera pronta. Esas expectativas son irrealistas, pues son muy altas, incluso mucho más altas que las de Dios mismo tiene de nosotros. Decimos, por ejemplo: “un cristiano no debería hacer tal o cual cosa”.

Veamos: Todos sabemos estamos de acuerdo en que “Un –verdadero-cristiano …”
a. no comete adulterio ni fornicación… no se emborracha… no roba… no asesina a sangre fría… no secuestra… etc.” Pero…
b. ¿tampoco miente? ¿o siente amargura? ¿o tiene pensamientos obscenos? ¿o se enoja? ¿o se deprime? ¿o recurre a la piratería, etc.? Mmm como que esos pecados no los tomamos en cuenta tan seriamente.

Es cierto que en Cristo tenemos una nueva vida, un nuevo corazón. Pero la realidad es que a pesar de todas esas bendiciones, aún seguimos siendo pecadores, aún seguimos luchando contra los llamados, los anhelos de la carne, aún seguimos queriendo satisfacer nuestros deseos que van en contra de los deseos del Espíritu. Aún seguimos creyendo las mentiras que vienen de Satanás y del mundo.
Entendamos bien esto: no estamos justificando el mal comportamiento de nuestros hermanos; quien cometa esos pecados (los de ambas listas) deben arrepentirse, confesarlos y apartarse de ellos. Pero también es cierto que debemos entender que ser cristiano no es dejar de pecar automáticamente. La obra de Dios en el corazón del cristiano es una obra en constante proceso. Por eso dice Pablo que el Señor seguirá en su obra de transformación… hasta el día de Jesucristo. Hay una obra que secretamente, silenciosamente, invisiblemente está operando en el corazón de los creyentes. Es una obra que a veces nos cuesta trabajo creer.

Aplicaciones
a. Esfuérzate en ser pacientes con ellos en su difícil proceso de madurez. No todos maduramos a la misma velocidad, en todos los aspectos. Recordemos que hay aspectos que nosotros mismos seguimos luchando o no hemos superado suficientemente, mientras que otros no significa ningún problema.
b. Celebra las evidencias de la obra de transformación en sus vidas. Habla palabras de edificación en vez de decepción. La vida cristiana es difícil, pero está encaminándose cada vez más a su final glorioso.
c. Reconsidera tus “casos perdidos”. Hay personas que parecen no responder al evangelio, ni a la oración. No te des por vencido con ellos. El evangelio es poder de Dios.

3. NO COMO VÍCTIMAS DE SU AMBIENTE, SINO RESPONSABLES ANTE DIOS
Lucas 6:45; Deuteronomio 8:2


Tendemos a ver a las personas como pecadores víctimas de las circunstancias: sus sufrimientos, de sus traumas psicológicos, de la falta de amor de sus padres, de alguna decepción amorosa, de alguna afección física, del mal trato de sus compañeros, de Satanás o sus demonios… en fin, o de cualquier ambiente negativo. Sabemos de estas situaciones y decimos: “Pobrecito, con razón. Hay que entenderlo”.
Bueno, hay lugar para sentir compasión por lo que han vivido. Jesús mostró compasión por la gente desprotegida, necesitada, abandonada. Pero eso no significa que las consideremos hasta el punto de pasar por alto su mala respuesta ante sus circunstancias negativas.
El pasaje nos recuerda una enseñanza muy conocida en esta iglesia: que cada uno responde a su ambiente de acuerdo con lo que gobierna en su corazón. No somos personas meramente pasivas, a merced de lo que nos pueda suceder, sino que tenemos un corazón que es activo. Proverbios 4.23 nos recuerda que es del corazón de donde mana –surge- la vida, y por ende, todas nuestras decisiones, pensamientos, anhelos y sueños.
En el pasaje de Deuteronomio, observamos que todas las desavenencias y dificultades extremas a las que fueron sometidos los israelitas en el duro desierto sólo sirvieron para poner de manifiesto lo que había en el corazón de ellos: si habían de confiar o no en el Señor en medio de todo.

Aplicaciones
a. Mostremos compasión hacia la gente que al igual que nosotros, enfrenta situaciones difíciles y complicadas: enfermedad, un pasado tormentoso, relaciones tensas, dificultades financieras, etc. Vivimos en un mundo afectado grandemente por el pecado y sus consecuencias.
b. Pero también llamemos a la gente a su responsabilidad ante Dios, –con firmeza y humildad-. El evangelio nos da el poder para vencer el mal. La vida de Cristo través de su Espíritu es poder, amor y dominio propio para vencer el pecado. Animemos y acerquémonos a la gente en sus luchas contra el pecado en sus corazones.

4. NO COMO OPCIONALES, SINO NECESARIOS PARA NUESTRA SANTIFICACIÓN. Proverbios 27:17 ; Gálatas 6:1

Las relaciones son caóticas y peligrosas; en medio de ellas experimentamos decepción, traición, dolores de cabeza. En más de una ocasión he pensado que sería mejor vivir solos, lejos del alcance de pecadores que sólo nos complican la existencia. Pensamos que la vida sería más agradable, más llevadera con la ausencia de ciertas personas con las que no congeniamos por su manera de ser con nosotros: gente presumida, controladora, insensible a nuestras necesidades, desconsiderada, malagradecida, humillante, etc. Gente con estas características son más un estorbo en nuestro caminar con el Señor.
Sin embargo, la perspectiva bíblica es que no existe mejor laboratorio en el que Dios nos transforma en su imagen que en medio de esas relaciones. Sí, en medio de personas que parece que están allí con la consigna de irritarnos, de provocarnos, de hacernos la vida de cuadritos. No olvidemos que Dios nos ha colocado soberanamente en cada relación: esta familia, esta escuela, estos vecinos, esta iglesia, esta esposa, este hijo, este maestro, este jefe… con el propósito de santificarnos, de hacernos cada vez más parecidos al Señor Jesús.
En teología existe un concepto llamdo "Medios de gracia". Se refiere a los medios por los cuales Dios comunica los beneficios de la obra de redención: La Palabra, la oración, las ordenanzas, la adoración, etc. Entronces, aprendamos a ver las relaciones personales, con todo y su caos como efectivos medios de santificación.

Aplicaciones
a. Agradece a Dios por las personas que ha traído a tu vida. No te quejes. No las evites. Sean quienes fueren, hagan lo que hicieren, Dios las ha puesto allá exactamente con un propósito: transformarte.
b. Míralas como oportunidades para crecer, y para ayudarlos en su caminar con el Señor.

CONCLUSIÓN
¿Vas a seguir mirando y entendiendo a la gente de la misma manera?
Dios espera que tratemos a sus criaturas hechas a su imagen y semejanza, como pecadores, sí, pero también reconciliados con él por su gracia, viviendo en un mundo difícil, y con el propósito de exhibir la obra de su gracia en sus corazones.
Dios espera pues que trates a su iglesia de manera digna, como él las ve al final de los tiempos, y que contribuyamos en esta grande obra de redención que está realizando en este mundo.

Qué Puedes Hacer por la Iglesia

Hechos 2:41-47

INTRODUCCIÓN
En una ocasión, el famoso presidente de los estados Unidos, John F. Kennedy, dijo estas palabras al pueblo norteamericano: “No te preguntes qué es lo que tu país puede hacer por ti; más bien pregúntate qué es lo que tú puedes hacer por tu país.”
Creo que estas palabras pueden ser aplicadas en su totalidad a la relación entre el creyente y la iglesia. Estamos acostumbrados a preguntarnos: “¿Qué es lo que yo puedo obtener de la iglesia? ¿Qué es lo que los demás pueden hacer por mí”. Desarrollamos una mentalidad de consumidor y no de proveedor. Y esta actitud es altamente peligrosa, pues lleva necesariamente a la inactividad, a una pasividad, a ser mero espectador de lo que sucede en la iglesia. Y en mi tiempo como pastor he visto cómo estas personas que están esperando más ser servidos que servir, comienzan -extrañamente- a no sentirse parte de la iglesia, están siempre a la defensiva, empiezan a buscar y criticar los defectos en ella, y finalmente terminan saliéndose, molestos con ella, o con una sincera tristeza de hacer algo que no quieren.
No es que no haya razones bíblicas para salirse de una iglesia local; (muchas de esas razones no tienen base bíblica; tema que abordaré en otra ocasión) sino que la indisposición a servir conduce a un estado de ociosidad que termina alejándonos de la iglesia.
Así que: ¿qué puedes tú hacer por una iglesia local como ésta? ¿Cómo puedes ser de bendición para la iglesia de Cristo? ¿Cómo expresar de manera concreta el amor que dices tener por ella? Vayamos a la Palabra del Señor, a un pasaje conocido en el libro de los Hechos de los apóstoles, que nos informa de la vida y la obra de los primeros cristianos en Jerusalén. Capítulo 2:41 hasta el final del capítulo. En estos días, el Señor Jesús tenía unos 10 días de haber ascendido al cielo, y sus discípulos continuaban el trabajo que el Señor les había encomendado.
Después de leer estas palabras, podemos apreciar cuál debe ser nuestra relación con la iglesia: los discípulos estaban comprometidos con la iglesia en cuerpo y alma. Tú, al igual que ellos, TU COMPROMISO CON LA IGLESIA DEBE SER EN CUERPO Y ALMA.
Esa es la mejor manera de ser de bendición a la iglesia. No sirve tanto lo mucho que digas apreciar de la iglesia, si no te comprometes en cuerpo y alma con ella. Hay mucha gente que dice que le importa la iglesia. Es fácil hacerlo. Demostrarlo con un compromiso en cuerpo y alma es otra cosa muy diferente. Veamos más de cerca esta enseñanza.

I. INTÉGRATE FORMALMENTE A LA IGLESIA. VR. 41, 47.
Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Vs. 47 Y el Señor añadía diariamente a la iglesia los que habían de ser salvos.

Mira el proceso natural que seguían los cristianos: recibieron su palabra (creyeron el evangelio) se bautizaban (daban testimonio de su fe y se identificaban públicamente con la iglesia) y eran añadidos (se integraban).
¿Quiénes fueron los que se añadieron? Los que recibieron la Palabra de Dios, los que habían entendido la necesidad de vivir en obediencia a Dios, los que habían entendido la gracia de Dios al salvarlos. El siguiente paso, después de entrar a una nueva relación con Dios era entrar en una relación con su nueva familia. Como dije anteriormente, la iglesia es nuevo hábitat del creyente para poder desarrollarse como un hijo de Dios. La iglesia es la comunidad en donde Dios quiere que crezcas, te protejas, te nutras y te prepares para servir.
Si eres un creyente, tu siguiente paso es bautizarte. Si eres un cristiano y ya te has bautizado, asistes a esta iglesia, pero no te has hecho miembro, te aconsejo que des los pasos para integrarte formalmente.

II. MANTENTE FIEL A LA COMUNIÓN CON LA IGLESIA. VR. 42-45
El pasaje dice que los miembros de la primera iglesia cristiana se mantenían fieles a su compromiso adquirido con su nueva familia espiritual. Dice el vr. 42 que PERSEVERABAN (e.d., persistían, continuaban, permanecían). En otras palabras, se esforzaban por mantenerse integrados a la iglesia. Como decimos en la actualidad: se ponían la camiseta del equipo.
En nuestros tiempos la lealtad -o la fidelidad- a algo es una especia en vías de extinción. La gente de antes estaba vendida a su equipo deportivo, a su tienda o marca comercial, etc. Hoy la gente cambia con suma facilidad. Habiendo tantas opciones, es fácil cambiar de lealtad.
El problema en la fidelidad radica en que necesariamente tenemos que renunciar a otros compromisos, o que debemos estar listos para rechazar cualquier otro compormiso que ponga en riesgo el que ya hemos adquirido. Por más atractivo que se vea, o sin importar si nos parece mejor, nuestra lealtad con la iglesia del Señor debe ser vista como un compromiso de primordial importancia, que predomina sobre otros.

¿Cómo se debe ver esa fidelidad al compromiso con la iglesia? Veamos el ejemplo de los primeros cristianos:
A. Aprendiendo juntos la Palabra : “perseveraban en la doctrina… de los apóstoles…” La recibían con confianza, no dudando, aunque esto también incluía el verificar con la Palabra su enseñanza.
B. Siguiendo la dirección de los líderes (no su voluntad): “perseveraban en la doctrina de los apóstoles…” Aquí está el tipo de autoridad que tenemos los pastores: una autoridad basada en la autoridad de la Palabra. No es la persona en sí, sino el consejo, la perspectiva basada en un entendimiento claro de la Palabra de Dios.
C. Pasando tiempo juntos: “perseveraban… en la comunión unos con otros… todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas… partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón.” El acercarse, el buscarse, el convivir juntos.
D. Usando sus recursos para el bienestar material: “… y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno”. En unos capítulos más adelante se dice que “…no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.” Hechos 4:34,35.
E. Desarrollando los dones y habilidades: “y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.” Dios había dado a sus discípulos capacidades especiales para servir, y aquí los vemos predicar (Pedro, vr. 14) enseñar, administrar los bienes materiales (Cap. 6) y también haciendo señales espectaculares para demostrar que era el poder de Dios lo que estaba obrando en aquellos días.
F. Adorando en comunidad: “perseveraban en el partimiento del pan y en las oraciones… perseverando unánimes cada día en el templo… alabando a Dios…”

III. VIVE EL EVANGELIO COMO REPRESENTANTE DE LA IGLESIA VR. 47B
“…teniendo favor con todo el pueblo.”

La Biblia al Día dice: “… y disfrutando de la estimación general del pueblo.”
En términos amplios, sólo hay una manera de gozar de la estimación general de los no cristianos: viviendo entre ellos con honestidad. Nuestros primeros hermanos vivían intensamente el evangelio tanto dentro como fuera de la comunidad cristiana. Es verdad que hubo persecución contra la iglesia, pero nunca vino del pueblo directamente, sino de los líderes religiosos, de los enemigos del Señor.
Podemos ser de bendición a nuestra iglesia vivivendo el evangelio de manera transparente con las personas que convivimos a diario. Un buen testimonio con los que no conocen al Señor es una herramienta poderosa que no debemos perder de vista.
Sabemos que no siempre el evangelio es aceptado por los no creyentes; eso es verdad; pero también es verdad que un testimonio deficiente frente a los incrédulos se convierte en un obstáculo más para que vengan a conocer la verdad. No usemos la incredulidad de los inconversos para justificar nuestro mal testimonio. A veces:
1. No les mostramos una vida diferente: usamos el mismo vocabulario inapropiado de ellos, tenemos las mismas opciones cuestionables de entretenimiento, practicamos sus mismos vicios, etc. Somos tan como ellos que no alcanzan a ver una diferencia sensible. Los incrédulos podrían decirnos como aquella canción: “Te pareces tanto a mí, que no puedes engañarme”
2. No mostramos dominio propio en nuestra relación con ellos: discutimos, competimos inadecuadamente, nos peleamos, los agredimos y nos alejamos de ellos. Casi casi somos enemigos.
3. No somos diligentes en nuestros responsabilidades con ellos: no somos responsables en los compromisos de trabajo (mal hecho, retraso), la escuela (malos estudiantes) o la familia (no visitar a la familia … ¡sobre todo la política!, no ayudarlos económicamente, etc.)
4. Somos indiferentes a sus necesidades: no nos acercamos cuando están en problemas, somos más condenadores que canales de gracia. Cuando no hacemos el intento de conectarnos, de acercamos a los vecinos, a los conocidos.
5. Somos irrepetuosos de su privacidad: somos confianzudos, aprovechados, etc.

Pocas cosas hacen tanto daño a la obra de Dios como un cristiano que compromete el evangelio con una conducta y un estilo de vida en contra de la Palabra de Dios. Por otro lado, pocas cosas son tan poderosas para alcanzar a otros como una vida de buen testimonio con los de afuera.
Puedes ser de enorme bendición cuando te ves a ti mismo como un representante de la iglesia del Señor; cuando piensas que tus acciones, decisiones, actitudes no sólo afectan tu reputación como un cristiano, sino como un representante del nuevo pueblo de Dios.

“No te preguntes qué es lo que la iglesia puede hacer por ti; más bien pregúntate qué es lo que tú puedes hacer por la iglesia.”

miércoles, 14 de julio de 2010

Que vean que fuimos fieles




Quiero compartirles esta canción de Steve Green, que, cuando la oí por primera vez (1987) me hizo pensar en la gran responsabilidad que adquiriría si el Señor me habría de dar a mis hijos.
Fue de gran bendición en aquel entonces, y ahora que la vuelvo a escuchar y pensar en la letra, se ha convertido en una oración personal para buscar más al Señor y su gracia a fin de ser un instrumento fiel en sus manos para guiar a mis hijas en sus caminos. Y obvio, las lágrimas se dejan escapar.

Excelente música, letra e interpretación, lamentablemente como ya no se hacen ahora. Disfrútenla.

FIND US FAITHFUL

We're pilgrims on the journey
Somos peregrinos en el viaje

Of the narrow road
Del camino angosto.

And those who've gone before us line the way
Y aquellos que van delante de nosotros trazaron el camino,

Cheering on the faithful, encouraging the weary
Animando a los fieles, alentando a los cansados,

Their lives a stirring testament to God's sustaining grace
Sus vidas son un testamento conmovedor de la gracia sustentadora de Dios.

Surrounded by so great a cloud of witnesses
Rodeados por tan grande nube de testigos

Let us run the race not only for the prize
Corramos la carrera, pero no solo por el premio;

But as those who've gone before us
Sino que, como aquellos que van delante de nosotros

Let us leave to those behind us
Dejémosles a los que vienen detrás de nosotros

The heritage of faithfulness passed on through godly lives
La herencia de una fidelidad, que reciban mediante nuestras vidas piadosas.

Coro:

Oh may all who come behind us find us faithful
Oh, que todos los que vengan tras nosotros vean que fuimos fieles

May the fire of our devotion light their way
Que el fuego de nuestra devoción alumbre su camino

May the footprints that we leave
Que las huellas que dejamos

Lead them to believe
Los guíen a creer

And the lives we live inspire them to obey
Y que las vidas que vivimos los inspiren a obedecer

Oh may all who come behind us find us faithful
Oh, que todos los que vienen tras nosotros vean que fuimos fieles.


After all our hopes and dreams have come and gone
Después de que nuestras esperanzas y sueños hayan venido y se hayan ido

And our children sift though all we've left behind
Y nuestros hijos filtren todo lo que hayamos dejado

May the clues that they discover and the memories they uncover
Que las pistas que descubran y las memorias que encuentren

Become the light that leads them to the road we each must find
Se conviertan en la luz que los guíe al camino que todos debemos encontrar.


Oh may all who come behind us find us faithful
Oh, que todos los que vienen tras nosotros vean que fuimos fieles.

Pueden mirar el video original en
http://www.youtube.com/watch?v=TRK2Y1cZaME&feature=related

Preguntas rayos X (2a. parte)


¿Amas HOY más a tu prójimo que a ti mismo?

1. ¿Estás poniendo los intereses, sueños, necesidades y anhelos de los demás antes que los tuyos? ¿Hablas menos y escuchas más?

2. ¿Disfrutas más el tiempo que pasas con tu familia que tu trabajo?
3. ¿Estás siendo más pronto para buscar la reconciliación con aquellos que has ofendido o te han ofendido? ¿Eres más un pacificador que un buscapleitos?

4. ¿Estás aceptando y confesando tus errores y pecados ante los demás, en vez de justificarlos?

5. ¿Estás siendo más servicial, tomando la iniciativa para ayudar, más que esperar a que te sirvan?

6. ¿Estás controlando más tu enojo? ¿Estás siendo más paciente con aquellos que son irritantes?

7. ¿Hablas más la verdad en amor?

8. ¿Tienes una mayor compasión por la gente necesitada?

9. ¿Estás siendo más efectivo en tu trabajo? (puntualidad, rendimiento, efectividad, honestidad)
10. ¿Tienes más amigos y conocidos que conocen al Señor debido a tu testimonio verbal?

11. ¿Eres una persona que despierta la confianza de los demás? ¿Cumples lo que prometes aun cuando tengas que sufrir por mantener tu palabra?

12. ¿Le enseñas regularmente a tu familia acerca del Señor? ¿Conectas el mundo que te rodea con el reino de Dios?

13. ¿Estás cerrando más tus oídos y boca al chisme?

14. ¿Eres más sumiso a la autoridad? ¿Lo haces cada vez más de corazón?

martes, 6 de julio de 2010

Preguntas Rayos X (1a. Parte)


Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría. Salmo 90:12

Ha transcurrido ya la mitad del año 2010 y pocos se han dado cuenta de su paso inexorable. Y creo que es un buen tiempo para evaluar lo que hemos hecho hasta ahora. No tenemos que esperar hasta el fin de año para sufrir la cruda realidad del paso de otro año más.


Este conocido salmo nos confronta con un principio sencillo que desafía nuestra manera cotidiana de vivir: Mientras más tiempo viva, debo volverme más sabio. Es decir, a medida que va pasando el tiempo los creyentes deberíamos ser más sabios; conforme pasa el tiempo, y como resultado de estar expuesto a la Palabra de Dios, se da por sentado que nuestras vidas deberían irse transformado cada vez más y más para ser más semejantes a la vida del Señor Jesucristo.
¿Cuáles han sido los cambios en nuestras vidas como creyentes? ¿Qué ha sucedido en nuestro caminar con el Señor? Quisiera plantear tres series de preguntas como una guía para analizarnos individualmente en nuestra caminar con el Señor.

La primera serie apunta a nuestra relación personal con Dios.

¿Amas HOY más a Dios por encima de todas las cosas?
1. ¿Lo conozco como mi Salvador? ¿Lo conozco como el Señor de mi vida?


2. ¿Es el Señor mi búsqueda fundamental? ¿Estoy siendo intencional en buscarlo en oración y en la lectura y meditación de su Palabra?


3. ¿Me levanto cada mañana pensando en cómo voy a honrarlo de corazón en cada uno de mis compromisos durante el día?


4. ¿Me apasionan cada vez menos las cosas buenas de esta vida, como la comodidad de los aparatos electrónicos, la emoción de los programas de la TV, las películas, los deportes, el arte, y por el contrario, tengo un deseo cada vez mayor de buscar los intereses del Reino de Dios?


5. ¿Está creciendo mi gozo en él? Mi sentido de estabilidad emocional, ¿depende más de mi gozo en el Señor y no en el control que puedo tener sobre las circunstancias o de las personas a mi alrededor?


6. ¿Estoy pagando el precio de llevar una vida recta y transparente en mi trabajo?


7. ¿Estoy más consciente de la gracia y misericordia de Dios en mi vida? ¿Conecto más las circunstancias de mi vida con la voluntad de Dios para mí?


8. ¿Estoy más agradecido con el Señor por lo que me ha dado?


9. ¿Me miro cada vez más como un pecador necesitado de la gracia de Dios? ¿O me siento mejor por los pecados que ya no cometo?


10. ¿Oro más tiempo -y más intensamente- que hace 5 años? ¿Tengo un momento al día para buscar al Señor en oración? ¿Tomo un tiempo al final del día para cerciorarme de haber honrado a Dios en mis actividades?


11. ¿Me pregunto ante cada decisión importante: “cómo puedo glorificar mejor a Dios en esta situación”?

12. Al hablar del futuro, ¿digo con más frecuencia y con más intencionalidad "Si el Señor quiere"?
13. ¿He aprendido más versículos de memoria que me ayuden en los momentos de prueba o de tentación?

14. ¿Ya he leído toda la Biblia?

15. ¿Anhelo sinceramente el regreso de Jesucristo a la tierra?

16. ¿Veo el dinero como un medio para bendecir a otros, como una oportunidad para honrar a Dios o para disfrutarlo egoístamente?

17. ¿Estoy huyendo de la inmoralidad sexual que hay en la TV, cine, internet, telenovelas, revistas, etc?


lunes, 5 de julio de 2010

Por qué debes pertenecer a la iglesia


Efesios 5:25-32; Hechos 2:47 y 1 Tim. 3:15

Lo más probable es que dentro de tu cartera, aparte de alguna tarjeta de presentación, tambien tengas alguna tarjeta de alguna tienda comercial como Chedraui, Soriana, Sam´s Club, Costco, o de alguna institución de Seguridad Social, como el IMSS, ISSSTE; si estás orgulloso de tus convicciones políticas pues quizá tengas alguna credencial de tu partido político como el PRI, PAN, PRD; O como buen mexicano, te encantará tener alguna de Banamex, Banco Azteca, Bancomer. Cada una de las tarjetas o credenciales que tienes apuntan a una realidad importante: Perteneces a algo más grande que tú.
Todos en esta vida pertenecemos a algo, o a alguien. No fuimos creados para vivir esta vida solos. Fuimos creados, desde el principio con una naturaleza comunal; es decir, para pertenecer a algo más grande que nosotros mismos. Por eso existen agrupaciones, gremios, clubes, organizaciones, logias, confraternidades, consorcios financieros, ejércitos, asociaciones civiles, conjuntos musicales, equipos deportivos, bandas. Cada uno de estos grupos afecta, en conjunto, la vida de sus integrantes; sin embargo, también es verdad que cada integrante afecta la vida del grupo.
De manera similar, esta misma dinámica es cierta para aquellos que han venido a una nueva relación con Dios a través de Cristo Jesús. Todo creyente en Jesucristo, para llegar a ser todo lo que Dios tiene preparado para él, necesita estar integrado a lo que la Biblia llama iglesia, la comunidad visible de creyentes que han recibido el perdón de sus pecados y recibido la vida eterna. En resumen, si eres un creyente en Cristo Jesús, entonces debes pertenecer a la iglesia.
No obstante, aunque esta es una de las enseñanzas más claras de la Biblia, (principalmente en el Nuevo Testamento) parece que los cristianos de hoy están siguiendo el espíritu individualista de nuestros tiempos. No quieren comprometerse, no quieren salirse de su zona de comodidad:
“No tengo tiempo”
“Quiero pensarlo bien”
“No quiero dejarles mal”
“No es mi tiempo”
“Necesito más conocimiento”
“No es para mí”
“No quiero ser un fanático, o religioso”
“Tengo otros compromisos”
“No quiero salir lastimado”

Déjame decírlo con la mayor claridad que me es posible: Si has creído en Jesucristo como tu salvador, lo siguiente que el Señor espera de ti es que pertenezcas a la iglesia y te integres a ella. Simple. Sencillo. Directo. Tan lógico y natural como cuando un hombre le declara su amor a una mujer. Después de decirle “me gustas” debe venir el clásico “¿Quieres ser mi novia?”
Es probable que alguien pregunte: “¿Y por qué tanto énfasis en pertenecer a una iglesia? Pues ¿qué tiene de especial? ¿Por qué tanta pasión por integrarse a una comunidad de personas comunes y corrientes, tan pecadoras y falibles como yo? ¿Cuál es la importancia de la iglesia?
Quisiera compartir algunas razones que encuentro en la Biblia. Las primeras las encontramos en Efesios 5:25-32.

1. Nadie ha amado tanto a la iglesia como Cristo
Vrs. 25 … Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella…

Puedes entender el valor de una cosa al mirar el precio que se paga por ella. Cristo Jesús la amó y murió por ella. De todos los grupos de personas en la tierra, Cristo decidió amar y entregarse en cuerpo y alma por la iglesia. Por ningún otro grupo, por más noble que sea su misión en este mundo: la ONU, la Cruz Roja, UNICEF, Greenpeace, etc. Si Cristo ha amado a la iglesia de esta magnitud, entonces creo que esto nos sugiere algo de la importancia que tiene la iglesia en su corazón.

2. Es el proyecto más importante de Cristo para la eternidad
Vrs. 26-27 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.

Una semana es suficiente para que te convenzas de que las personas que forman parte de la iglesia no son personas buenas; en una semana podrás descubrir que los cristianos que integran la iglesia son todo menos personas perfectas: mienten, chismean, se enojan, son desconsideradas, usan palabras inadecuadas, en fin, son pecadoras. Lamentablemente, no podemos desmentirte.
Sin embargo, es precisamente por esa razón que Cristo derramó su sangre por ellas, y como dicen estos versículos, para que un día, estos cristianitos de segunda, lleguen a ser gloriosos, sin mancha ni arruga, totalmente santos, como Cristo Jesús.
Las personas que formamos la iglesia no somos hoy lo que deberíamos ser; es cierto; pero también es cierto que no somos lo que un día fuimos, y también es cierto que no somos lo que un día llegaremos a ser: semejantes a Cristo.

3. Cristo es su fuente de poder
Vrs. 29 … nadie aborreció jamás a su propio cuerpo; más bien, lo sustenta y lo cuida, tal como Cristo a la iglesia…

¿Qué hace Cristo hoy? La Biblia dice en Romanos 8:34 que está intercediendo por todos los que son suyos. Pero aquí se nos dice que también -noten el tiempo presente- Cristo está sustentando a la iglesia, una palabra que tiene que ver con la responsabilidad material que tienen todos los padres hacia sus hijos: darles alimento, ropa, un techo, educación, protección, etc.
Muchas veces los pastores, y también los propios hermanos expresamos nuestra preocupación por lo que sucede en la iglesia. Cuando escuchamos las quejas de los hermanos, cuando vemos su falta de compromiso, su inconsistencia, sus altas y bajas, nos preguntamos: “¿qué va a pasar con la iglesia?” Y aunque es necesario el ejercicio de los dones y las habilidades de los líderes que Dios ha puesto, debemos recordar que la iglesia es sustentada cada segundo, cada minuto, cada hora y todos los días por el mismo Señor Jesucristo, quien es su Amo absoluto.
Por eso, aunque cada quien es responsable ante el Señor de sus actos, en su conjunto, la iglesia se mantiene de pie gracias al poder y el cuidado de su Amo.

4. Cristo es uno con ella
Vr. 30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.

Esta es, a mi juicio, la razón más significativa para pertenecer a la iglesia. Notemos cómo es que Cristo está tan involucrado con la iglesia: ella es su cuerpo, sus huesos, sus miembros. La iglesia es la expresion visible de Cristo. Si amas a Cristo debes amar a la iglesia. Cristo es uno con ella. Esta es la razón más clara: cuando un pecador arrepentido viene a Cristo Jesús por la fe, inevitablemente está viniendo a pertenecer a su cuerpo visible en la tierra: esta nueva comunidad de personas que están siendo cambiadas, restauradas.
Entonces, es una necedad pensar que es posible ser de Cristo, pero no ser de ninguna iglesia local, al ver las fallas de los cristianos. Es una lástima que los cristianos no demos buen testimonio de nuestra nueva vida, pero también es un error aislarse de una comunidad de creyentes para vivir en conjunto la nueva vida que hemos recibido.
Esta realidad de nuestra unión con Cristo es la razón por la que nuestra estrategia para evangelizar sea diferente: queremos que la gente conozca a Cristo conociendo al pueblo de Cristo.
5. Su comunión con ella será para siempre
Vrs. 31,32 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne. Grande es este misterio, pero lo digo respecto de Cristo y de la iglesia.

En el 100% de las veces que había leído este pasaje, sólo había alcanzado a pensar en la relación matrimonial. Claro. Los esposos son una sola carne. El sexo es la culminación de la relación cercana de la pareja. Sin embargo, el vr. 32 señala que Pablo está diciendo que este misterio de ser una sola carne tiene una referencia a la relación que hay entre Cristo y su iglesia. Es decir, aquí podemos ver que así como un esposo se une a su mujer y son una sola carne, de la misma forma, los creyentes en Cristo Jesús formamos una sola carne que durará para la eternidad, puesto que -a diferencia de la vida sexual que es solo para esta vida- nuestra relación con Cristo no tendrá fin. Nada nos apartará de su amor, como dice la última parte de Romanos 8: 38,39: "Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro."
Todas las organizaciones y grupos con una misión noble aquí en la tierra desaparecerán; sólo el pueblo de Cristo y su palabra permanecerán para siempre.

6. Es el hábitat natural donde Dios pone a los que son salvos
Hechos 2:47: Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.

Los primeros cristianos aprendieron bien esta lección: el lugar donde los nuevos creyentes están a salvo y seguros para su crecimiento espiritual es la comunión de la iglesia. Es importante advertir que quien pone a los salvos en la iglesia es el Señor. Queda este versículo como un testimonio de cuál es el lugar donde Dios quiere que estés si eres un hijo suyo.
La iglesia es para el creyente lo que la incubadora es para un polluelo, lo que un vivero es para una nueva plantita, lo que una mamá es para un bebé. La iglesia es el lugar donde Dios quiere que le conozcas, donde Dios quiere que aprendas a caminar, donde Dios quiere que aprendas a relacionarte con los demás. No hay ningún otro lugar, ninguna otra comunidad de personas donde Dios quiere verte integrado.
La iglesia es el kinder de Dios para que sus hijos aprendan las verdades básicas. Es la mejor universidad que Dios ha escogido para que sus hijos desarrollen sus talentos y habilidades para servirle.

7. Es la encargada de guardar y anunciar la verdad al mundo
1 Tim. 3:15 ...para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.

Sólo a la iglesia Dios ha encargado la misión de anunciar las buenas noticias del Reino. Fue a sus discípulos a quienes les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio. Es a la iglesia a quien Dios le ha encargado velar por la integridad de las enseñanzas de Jesús: “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”.
Si quieres conocer lo que Dios quiere decirnos para honrarlo, entonces debes estudiar la Palabra de Cristo en comunión con la iglesia. No estamos diciendo que un creyente común y corriente no puede ni debe estudiar la Biblia por su cuenta; ese es una enseñanza de la iglesia popular; más bien quiere decir que es la iglesia la responsable de enseñar, y preservar la buena doctrina que está en la Biblia.

En resumen:
• No hay ningún grupo de personas más importante para Cristo en este mundo que la iglesia.
• No hay otro grupo de personas en quienes Cristo esté obrando en este mundo que en la iglesia.
• No hay otro grupo de personas con quienes Cristo quiera realizar sus propósitos que con la iglesia.
• No hay otro grupo de personas donde Cristo quiera estar más que en la reunión de la iglesia.
• No hay otro grupo de personas con quienes Cristo vivirá la eternidad que con la iglesia.

Aplicaciones


  1. Si eres un creyente y eres miembro de una iglesia local, te animo a que crezca tu aprecio y tu entrega apasionada por la comunidad de tus hermanos a quienes les debes tu amor y servicio incansable.

  2. Si eres un creyente sincero, pero aún no te has hecho miembro, es mi deseo que te acerques a los líderes de la iglesia a la que asistes para preguntarles los procedimientos necesarios para integrarte a aquella congregación.

  3. Si no te consideras un creyente, es mi intención que entiendas mejor por qué los cristianos tenemos en alta estima el concepto y los intereses particulares de la iglesia local. Simplemente amamos a la iglesia porque amamos a Cristo, y queremos estar donde Cristo está actuando en este mundo.

Qué esperas? SI ERES UN CREYENTE EN CRISTO, DEBES PERTENECER A LA IGLESIA.

viernes, 2 de julio de 2010

Un Pobre Hombre Rico

Lucas 12:15-21

El 4 de noviembre del 2008 el país se enteraba de la noticia de la muerte de Juan Camilo Mouriño, un hombre joven, astuto, controversial, pero prometedor personaje de la política de nuestro país; en ese entonces, el segundo hombre más importante de México, pues se desempeñaba como el flamante Secretario de Gobernación a sus 37 años recién cumplidos. Anteriormente fue el coordinador general de la campaña del entonces candidato Felipe Calderón. Quizá pudo haber sido el candidato indiscutible del PAN para la presidencia en el 20012.
La trágica e inesperada muerte de este hombre me hizo pensar en la brevedad de la vida, acerca de la posibilidad de ir por esta vida con un sinfín de planes , ideas, sueños… y ser sorprendido abruptamente por la muerte. Así es a veces la vida. La muerte es un visitante inesperado.

La Biblia nos muestra una historia con similitudes muy interesantes. Fue contada por nuestro Señor Jesús en respuesta a una petición hecha por dos hermanos que se peleaban por una herencia. Viendo sus corazones cegados por la avaricia y mediante este relato, el Señor les advierte de manera directa: Que la muerte no les sorprenda desperdiciando su vida. Que la muerte no nos agarre fuera de base.
Vayamos al texto para notar algunas observaciones muy importantes que son dignas de mencionar:

I. Este hombre se dedicó a lo que es importante (16-18)
La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes...

Lo primero que debemos notar es que ésta es la historia de un hombre que había tenido mucho éxito en sus empresas. No se trata de alguien flojo, despreocupado de sus responsabilidades, sino de una persona dedicada a su trabajo. Se había dedicado a trabajar duramente; además, Dios le había bendecido abundantemente al hacer producir sus tierras con grandes cosechas.
El pensamiento de este hombre nos indica su sentido de dedicación y responsabilidad por las cosas que le importaban. Él estaba pensando en ensanchar sus graneros, para guardar sus bienes. Él estaba planeando cómo administrar y cuidar el esfuerzo de sus manos.
Antes que cualquier cosa, no debemos perder de vista que este hombre tiene mucho para enseñarnos acerca de la importancia de trabajar y de depender de la bendición de Dios.
No hay nada de malo en ser dedicado al cumplimiento de nuestras responsabilidades que tenemos en esta vida. A Dios no le gusta la gente floja, desobligada o irresponsable en lo que tiene que hacer. Dios no reprendió a este hombre por ser efectivo en su trabajo. No lo reprendió por haber obtenido grandes ganancias.

Sin embargo...

II. Este hombre se olvidó de lo que es más importante (19)
"...y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate."

Aquí es donde este hombre pone en evidencia su necedad: había sido muy hábil para administrar sus bienes, para cuidar su trabajo para ser diligente en el cumplimiento de sus demás obligaciones, pero estas palabras nos indican dónde tenía puestas sus esperanzas este hombre y cuál era la fuente de su gozo: sus posesiones.
Este hombre no veía su gran responsabilidad ante Dios, la empresa más importante que toda persona tiene en esta vida. Tenemos aquí la esencia de la impiedad: vivir plenamente, pero lejos de Dios y de sus mandamientos.
Este hombre vislumbraba y empezaba a gozar el final de sus días disfrutando del fruto de su duro trabajo; una vez más, no hay nada de malo en disfrutar del fruto de nuestro trabajo, que es una bendición de Dios. Eclesiastés 2:24 dice: "No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios."

El grande problema consistió en hacer a un lado a Dios, quien era el que le había dado la inteligencia y la fuerza para trabajar, además de la bendición de la tierra para su enorme producción. Es muy fácil desarrollar esta forma de vivir, alejados de Dios, alejados de la voluntad de Dios para nuestras vidas. Según podemos entender, y como se mencionó antes, esta es la historia de un hombre dedicado, un hombre que bien pudo haber sido nombrado el empresario del año en su ciudad, debido al éxito notable que había alcanzado en el mundo de los negocios; sin embargo, se olvidó de lo más importante.
Finalmente,

III. A este hombre lo sorprendió la muerte desperdiciando su vida (20)
"Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?"

Llegamos a un final totalmente inesperado, tanto para el protagonista de la historia como para el público atento a las enseñanzas de Jesús. La larga cadena de éxitos que este hombre había acumulado se ve interrumpida por el mayor de los fracasos que pudo haber tenido.
Dios mismo, en persona, se acerca a interrumpir la acelerada vida de este hombre para 1) darle una terrible noticia: su muerte impostergable, y 2) mostrarle la necedad de haberse olvidado de él, pues ni siquiera tendría la oportunidad de disfrutar sus bienes.
Puesto que sólo este hombre y nosotros sabemos de este pequeño monólogo, ya nos podemos imaginar las expresiones de sorpresa de parte de las personas que estuvieron en su funeral. Una reacción pudo haber sido “Pobre hombre, con tantos proyectos por delante." O “Qué injusto: tanto cansarse a trabajar para morir sin disfrutar de nada…"
Imaginemos por un momento todo lo que pudo haber pasado por la mente de este hombre: toda su vida de esfuerzo, dedicación al trabajo y las demás cosas que él estimó MÁS importantes que lo verdaderamente importante: su propia alma, y su relación con Dios.
Tanto las palabras introductorias y finales de esta historia son de vital importancia para todos los tiempos: "La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. Así (así de inútil y tonto) es (la vida del) que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios." (Énfasis mío)
El chiste de la vida no consiste en hacerse rico en logros personales, (no sólo riquezas.) De nada sirve matarse a trabajar y cumplir con cada una de nuestras responsabilidades relacionadas con este mundo y esta vida, si al final, uno se olvida de lo más importante: la relación con Dios y sus efectos en nuestra relación con la gente.
Esta vida es mucho más que adquirir y disfrutar los bienes que son el resultado de nuestro esfuerzo. Consiste en vivir para honrar a Dios, para poner en práctica los mandamientos y principios que Dios nos ha dado para glorificarlo, para servirlo.

Aplicaciones:
* ¿Estás siendo diligente en tus obligaciones? Esta es la única cosa buena que podemos aprender de este pobre hombre rico. Tu tiempo, recursos, habilidades, energía: ¿los estás empleando sabiamente? ¿los estás invirtiendo para el avance del reino de Dios o los estás desperdiciando?
* ¿Estás tan enfocado en tus obligaciones y responsabilidades (trabajo, familia, amigos, iglesia)que estás olvidándote de crecer en una relación íntima con el Señor? ¿Te excusas de tu pobre relación con Dios, con tu familia y con la iglesia porque tienes muchas cosas que hacer, muchos compromisos que atender? ¿Estás dejando de leer tu Biblia, de congregarte al grupo que te corresponde, de asistir a las reuniones de la iglesia, porque “no puedes dejar de atender tus demás compromisos adquiridos”? Quizá tienes demasiados compromisos. Quizá debas deshacerte de compromisos que te están alejando seriamente de lo más importante.
* Ten, cuidado; si este es tu caso, corres un grave peligro: la muerte podría sorprenderte desperdiciando tu vida. Pídele a Dios que te perdone y que te dé la gracia para corregir el rumbo de tu vida.
* Estás en mejor posición hoy que este pobre hombre rico. Tienes la oportunidad de volver al buen camino. Que la muerte no te sorprenda desperdiciando tu vida.

lunes, 28 de junio de 2010

La eliminación de México y la supremacía de Dios




Bueno; ya lo sabemos. Estamos eliminados. Cuando menos, esta vez no fue debido a los odiosos penaltis. Ni hablar. No se pudo. Se intentó. No fue suficiente. Hasta Brasil 2014, posiblemente.

Y es que todos estábamos con las ilusiones puestas en esos 11 jugadores. Playeras, comidas, posters, fotografías, etc.; Ya nos veíamos en los octavos de final en el Mundial. Estábamos por hacer historia. Los nervios estaban al borde del colapso.

Junto con todos los mexicanos en el estadio estábamos muchos millones más siguiendo la transmisión por televisión. Todos estábamos ilusionados con una victoria de nuestros tricolores, que les daría el pase a la siguiente ronda y romper con una mala racha de 4 mundiales seguidos estancados en el 4º partido. Habíamos puesto toda nuestra confianza y todas nuestras esperanzas en esos 11 jugadores. Estábamos muy confiados que así saldrían las cosas y es que teníamos todo para ganar. Todo apuntaba para que este domingo se convirtiera en el Gran Día. La ciudad y todo el país se paralizaron; los restaurantes estaban llenos de aficionados. Estábamos listos.

Pero todo fue en vano. México ha quedado eliminado. Y por dos errores. Uno de los nuestros y el otro de los árbitros. Fue claro. Todos lo vieron. Y poco a poco, toda aquella pasión se convirtió en una enorme decepción, en una dolorosa frustración; las ilusiones se evaporaron, y entonces, probamos el amargo sabor de boca. Seguramente que muchas lágrimas se habrán derramado: de tristeza, de coraje, de impotencia, de desencanto. “Lástima, ni modo, no se pudo, ya será para la próxima”… es el triste editorial que resume la historia de este domingo negro para la afición futbolera de todo nuestro país.

Pero, ánimo; fue sólo un juego. Nadie se murió. México no va a ser diferente por este suceso. No todo se ha perdido. Y es más, creo que este evento puede enseñarnos dos lecciones muy importantes sobre los verdaderos asuntos que nos deben interesar en la vida.

Veamos…

1. La decepción por la eliminación de México es un pequeño ejemplo de la decepción que experimentamos cuando depositamos nuestra esperanza en las personas y en las cosas de esta vida, y no en Dios.


Ponemos nuestra esperanza, nuestra seguridad, nuestra confianza y nuestros sueños en el aprecio de las personas, en el reconocimiento de nuestros esfuerzos, en nuestras habilidades para realizar nuestros deberes, en nuestra salud, en todo, menos en el Señor, y es entonces cuando falla algún detalle, -como fallar la falla del árbitro o la de Osorio-, que se nos viene encima la terrible losa de la decepción. Una vez más, nuestra confianza ha sido defraudada, como aquel que apuesta todo lo que queda… y lo pierde todo.

Por el contrario, vez tras vez la Palabra de Dios nos enseña que todos los que ponen su confianza en el Señor, nunca terminan decepcionados (Isa. 49:23), pues el Señor siempre trae bendición y gozo a nuestras vidas. Depositar nuestra esperanza, nuestro gozo en el Señor siempre resulta en bendición tras bendición. Las promesas de Señor siempre son fieles, seguras y son –de acuerdo con el himnólogo- el poderoso apoyo de nuestra fe. Nuestro glorioso Señor es suficiente, es nuestro todo en todo y siempre nos llenará de su presencia de modo que aunque los placeres y alegrías de este mundo no estén con nosotros podamos exclamar: “…fuera de ti, nada deseo en la tierra.” (Sal. 73:25)

2. Toda la pasión que experimentamos antes y durante el partido nos debería hacer pensar en nuestra pasión por el Señor y Su reino.

Vean todo lo que hicimos en las últimas 3 semanas:

· Apuntamos bien las fechas de los partidos
· En nuestras conversaciones hablábamos naturalmente del tema de la selección.
· Nos aprendimos los nombres de los jugadores,
· Algunos aprendieron nuevas palabras o algunas de las reglas del mundo del futbol,
· Compramos las playeras de la selección y nos las pusimos los días que jugaron;
· Gritamos fuertemente cuando cayeron los goles ante Francia,
· Nos emocionamos al oír cantar el Himno Nacional
· Nos quedamos roncos al día siguiente;
· Nos apurábamos por llegar a tiempo para ver los partidos,
· Terminamos algunos pendientes con tal de no perdernos el partido
· Nos pusimos de acuerdo con los amigos para reunirnos y ver juntos los partidos,
· Expresamos nuestra confianza y fe antes de cada partido (“Sí se puede”) O quizá les reprochábamos a aquellos incrédulos en nuestra selección.
· Y quizá lo que más me llamó la atención: se fomentó –como en ningún otro mundial de fútbol reciente que recuerde- nuestra identidad nacional. Experimentamos un sentido de unidad, de “hermandad” entre todos los mexicanos. Como decía el comercial de la conocida marca cervecera: “El futbol nos une”.

En verdad vivimos la PASIÓN por México y por el fútbol. Esta pasión no dejó a nadie fuera: antes sólo era un asunto de los adultos y jóvenes; en esta ocasión pudimos ver a los niños y ancianos ponerse la verde –o la negra- y vivir intensamente la intensidad y la emoción que producen 22 jugadores en un campo yendo tras una balón.

Me preguntaba:

· ¿Es así la forma en que buscamos el avance del Reino de Dios?
· ¿Es así la manera en que buscamos al Señor en la oración y en la lectura y meditación de su Palabra? ¿Lo hacemos con esa misma intensidad?
· ¿Esa es la forma en que hablamos naturalmente del evangelio a nuestros amigos y conocidos?
· ¿Es así como nos gozamos en la adoración al Señor? ¿Es así como disfrutamos las alabanzas que elevamos al Rey de reyes? ¿Es así como nos emocionamos al oír algún himno de alabanza al Señor?
· ¿Es así como nos apuramos para llegar a tiempo a los cultos, a la escuela dominical, a las reuniones entre semana, para no perdernos de ninguna parte?
· ¿Es así de fuerte como nos deshacemos de cualquier compromiso menos importante para estar en comunión con nuestros hermanos en la fe?
· ¿Es así como nos sentimos identificados con la comunidad de los creyentes?
· ¿Es así como no reparamos en usar nuestro dinero para diezmar, ofrendar y apoyar fielmente para las necesidades de la iglesia?
· ¿Es así como realizamos todos nuestras tareas cotidianas como cocinar, lavar, estudiar, entre semana, para que el domingo estemos dedicados por completo a los asuntos del Señor y de su iglesia?
· ¿Es así como estamos pendientes de las actividades de la iglesia del Señor?

No me mal entiendan. No tiene nada de malo emocionarse –apasionarse- por un partido de futbol. No hay nada de malo comprarse una playera de la selección, o juntarse con los amigos a verlo. Honestamente, creo que podemos disfrutar esos momentos para la gloria de Dios.
Sin embargo, estamos en problemas serios si esta pasión -que podemos ser capaces de desbordar- la ocultamos cuando se trata de algo más importante que un simple partido que solamente pasará a la historia. Estamos en peligros serios si no estamos apasionados –cuando menos- de la misma manera en aquellas cosas que van a pasar a la eternidad.

Estamos en peligros serios si no estamos creciendo en una actitud en nuestro corazón como lo dicen los siguientes salmos:
· Tú eres mi Señor; no hay para mí bien fuera de ti. (16:2)
· Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. (42:1)
· Tu misericordia es mejor que la vida (63:3)
· Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela (63:1)

La tristeza y la decepción de este domingo se nos irá pasando. Ya quedará en el recuerdo, sin mayores consecuencias. Pero aprendamos las lecciones:

1) Cualquier otro banco de nuestra confianza es inseguro y traidor. Nuestra fe debe estar puesta nada más que en la roca sólida que es Cristo; cualquier otro terreno es arena movediza. Poner nuestra confianza en el Señor es apostarle a lo seguro.

2) Vivamos para el Señor con gozo, con pasión, con intensidad; no con desgano, o con indiferencia. Vivamos plenamente comprometidos con aquello que enciende el corazón de Dios: el ver su gloria en cada persona; en cada área de nuestra vida.

martes, 15 de junio de 2010

¿Quién te evalúa?


Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo.Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor. Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios. 1 Corintios 4:3-5

Cuando eran pequeñitas, antes de salir a la calle, mi esposa Gladys me enviaba a mis hijas para que les diera un chiflido en señal de aprobación de la ropa que iban a llevar puesta. Después del chiflido, ellas sabían que estaban listas para salir. Aunque ya son unas adolescentes, y ya sin el chiflido, todavía creo que -como padre- es mi responsabilidad supervisar que su manera de vestir sea, según la Biblia, modesta y decorosa. (1 Tim. 2:9)
Todo el tiempo, la gente nos está calificando, nos está evaluando; vivimos nuestras vidas constantemente bajo la inspección de los demás:
- Cómo andamos vestidos
- La forma particular en que nos expresamos al hablar
- Lo que (y cuánto)comemos
- Las características físicas particulares: estatura, color de piel, peso, edad, etc.
- Las amistades que escogemos
- La calidad de nuestro trabajo
- La música que escuchamos
- Las creencias (religiosas, políticas, económicas, de salud, etc) que profesamos

Todo, sin excepción, sin importar que esté bien o mal, es susceptible de ser evaluado por la gente que nos rodea. El asunto es que a todos nos preocupa que los demás nos estén calificando, pues todos los seres humanos anhelamos la aprobación por lo que estemos haciendo. Por eso, cuando alguien habla de nosotros, nos ponemos nerviosos, y más si se trata de alguien cuya opinión es muy importante para nosotros.
¿Cómo enfrentar esta dinámica tan temida, que es ser evaluado y criticado por la gente? ¿Qué dice la Biblia al respecto? Veamos de nuevo el pasaje anterior para entender mejor cómo debemos responder.

1. Aprende a vivir con la crítica.
Es como vivir con la diabetes. Hasta donde se sabe, no se le puede erradicar, pero sí aprender a vivir con ella. Así es con la crítica. No es posible evitarla, pero sí es posible prepararse para enfrentarla.
Mantengamos en mente esto: Es ingenuo esperar que la gente aceptará y aplaudirá todo cuanto hagamos; pero también es irrealista creer que toda la gente nos va a rechazar por todo lo que hagamos. Así que no debemos desinflarnos o pensar que es el fin del mundo cuando alguien hace algún comentario de nosotros; es normal. Hay gente que se entristece o deprime al mínimo comentario desfavorable. No nos cerremos a la crítica. Es el pan nuestro de cada día.
¿Por qué Dios permite que seamos criticados? Sencillamente porque es una herramienta excelente que él usa para que desarrollemos un concepto más preciso de nosotros mismos. Es un recordatorio de que somos imperfectos, y que Dios aún no ha concluido su obra de transformación en nosotros.

2.Recibe y valora sabiamente la opinión de los demás
Pablo dice que tiene en muy poco el ser juzgado por la gente que lo estaba criticando. Otras versiones dicen "es poca cosa, de poca importancia, me importa poco". La actitud del apóstol no era una de “no me importa –o me vale- lo que digan”. Como creyentes en Cristo debemos esforzarnos en tener un buen testimonio, hasta donde nos sea posible y dependa de nosotros. Se supone que vivir haciendo la voluntad de Dios contribuye a gozar de la buena opinión de la gente, especialmente de los que no conocen al Señor.
Sin embargo, corremos el grave peligro –con sus terribles consecuencias si vivimos controlados por la aprobación de los demás. La Biblia llama a esto temor al hombre. Hay varias versiones de esta debilidad, pero la más común, consiste en buscar la aprobación de los demás.
Proverbios 29:25 nos enseña que el temor del hombre es una trampa, pues nos aleja de nuestro llamado de vivir buscando agradar al Señor. Es decir, si no estamos buscando agradar al Señor terminaremos buscando agradar a las personas y eso es una búsqueda interminable. Por el contrario, si nuestro enfoque está en cómo nos evalúa el Señor, podremos recibir y valorar sabiamente la opinión de los demás.

3. Alerta con tu defectuosa propia opinión.
Pablo dice algo muy importante en el vr. 1. Dice que ni su propia opinión es determinante para evaluarse a sí mismo. ¿Por qué dice esto?
Recuerdo bien una mañana en la clase de biología en la escuela secundaria. Había estudiado poco y la maestra era muy exigente. Hicimos el examen y al final nos pidio que nosotros mismos nos calficáramos. Nos dijo que tenía poco tiempo para hacerlo, por lo que nos pedía que la ayudáramos. Al final, ella nos pediría que al pasar lista, nostros leyéramos la nota de calificación. ¿Cómo creen que me autocalifiqué? ¡Claro! Casi con la más alta nota. Yo pensé: "Voy a obtener una excelente calificación que les presumiré a mis padres. Esa alegría me duró muy poco, pues la maestra nos dijo que ese examen OBVIAMENTE no contaría.
Todos luchamos con un concepto más alto que el que debemos tener. Esa es la advertencia en Romanos 12:3. Por ignorar el evangelio, nos pasamos la vida maximizando nuestras buenas obras y minimizando nuestras fallas y las normas santas de Dios, con tal de tener una buena opinión de nosotros mismos.
Esta es la muestra de que nuestro corazón es engañoso, perverso y falto de confiabilidad. Necesitamos otro calificador; otra voz más confiable, aunque dolorosa.

4.Busca siempre la siempre confiable y precisa aprobación del Señor.
Pablo dice: "el que me juzga es el Señor". Es decir, la opinión que más le importaba era la del Señor. Una vez que el Señor y la Biblia son la opinión final, autoritativa y decisiva, quedamos libres de la esclavitud a la opinión de la gente y también de nuestra sesgada opinión.
Dios es es el único que nos conoce a la perfección; él mira lo que la gente no puede mirar; él conoce lo más íntimo de las intenciones y pensamientos.
Ésa es la única opinión que nos debe importar, incluso en caso de sea desfavorable para nosotros, pues él mismo es quien nos ofrece su gracia para aceptar nuestras fallas y pecados, así como el poder para perdonarnos y para cambiar.
Recordemos que en el evangelio tenemos el lugar seguro cuando somos criticados. Tenemos a un Cristo que murió en nuestro lugar y que ha comprado nuestra aceptación para con Dios a través de su vida perfecta y su muerte en la cruz. Al creer en él, estamos unidos a Él y Su justicia es nuestra justicia. Podemos recibir todo tipo de crítica con humildad.

¿Dónde eres criticado más? ¿Quién te critica más? ¿Cómo vas a responder a la evaluación de los demás? ¿Te deprimirás, o la usarás como un buen empiezo para examinarte a la luz de la Palabra de Dios?
No le temas a la crítica. Lo mejor que te puede pasar es que los que te critican tengan razón, aunque sea en alguna medida y así puedas corregir lo incorrecto, para mejorar lo que estés haciendo. Siempre hay espacio para crecer y corregir asuntos en nuestra vida. Todas las cosas ayudan a bien.
No le temas a la crítica. Recuerda que en Cristo, LA opinión más importante está a tu favor.