miércoles, 8 de diciembre de 2010

La Iglesia: comunidad de gracia

Lucas 15:1,2

Una observación muy pertinente
(Agradezco a mi amigo Wilbur por la inspiración a reflexionar en este tema)

Miremos cuidadosamente los versículos 1 y 2. Dice que "los publicanos y pecadores se acercan a Jesús para oírle." Es decir, querían estar cerca de Jesús, y seguramente por razones espirituales, por su forma de vivir. estas personas tenían situaciones en su vida que les despertó alguna necesidad de ir a Jesús y escucharlo.

Creo que esta debe ser la norma en nuestros días. Eso es lo que debe pasar hoy con la iglesia; al fin y al cacbo, somos su cuerpo, sus representantes. La gente debe ver en la iglesia el lugar donde pueden ayudarles en sus problemas; el lugar donde sus necesidades son satisfechas; donde sus temores son disipados.

La pregunta incómoda es: ¿Eso es lo que sucede hoy en las iglesias? Y una pregunta aún más incómoda es ¿Por qué la gente no se acerca a las iglesias? ¿Por qué no vemos a los pecadores llegar a las iglesias? ¿Por qué la gente no considera a la iglesia para resolver sus problemas familiares, financieros, sexuales, etc.? ¿Por qué son los médicos, los psicólogos, los astrólogos a quienes acuden en vez de la iglesia?

Seguramente deben haber razones que se encuentran en el corazón de los incrédulos para no querer oír del evangelio. Pero ¿no habrá también razones que se encuentren en la iglesia? Debemos preguntarnos constantemente ¿cuáles obstáculos les estamos poniendo –quizá involuntariamente- a los incrédulos para que se acerquen a la iglesia (nosotros) para oír?

Creo que el vr. 2 nos da la respuesta. Fíjense en la actitud de los fariseos: están murmurando de Jesús. ¿De qué lo están acusando? De convivir, de recibir, de relacionarse de cerca con los pecadores. En la mentalidad de los religiosos, los santos no deberían estar mezclándose con los impuros, y eso exactamente lo que –según los fariseos- está haciendo Jesús.
Jesús conocía el corazón de estos hombres y para responderles, les cuenta seguidas tres historias muy conocidas, pero que tienen el mismo mensaje: ¿cuáles son? 3 parábolas con un factor común: algo perdido es encontrado. La moneda, la oveja y un hijo. Si se fijan, va de menor a mayor importancia.

Es en la parábola del hijo pródigo donde Jesús les pega donde más necesitaban ser sacudidos. Sin repasar de nuevo esta historia que ya es muy conocida, repasemos la aplicación:
¿A quién representa el hijo pródigo? A los pecadores.
¿A quién representa el padre? A Jesús, quien está a la busca de los pecadores.
¿A quién representa el hijo mayor? A los fariseos, que en lugar de que estuvieran felices y celebrando que los pecadores estén volviendo al buen camino, están enojados y celosos. Jesús, a través de la parábola los invita a ser parte de esta obra de rescate que está llevando a cabo, pero no quieren entrar. Su orgullo por su santidad, por su récord impecable los aleja de la celebración de la llegada de pecadores a cielo, donde a diferencia del corazón de los fariseos, hay fiesta por el arrepentimiento.

JESÚS, UN CANAL DE GRACIA PARA LAS PERSONAS
Volvamos al vr. 1. ¿Por qué acudían a Jesús? ¿Por qué a él sí querían oírlo? Después de leer estas historias, podemos entender que a diferencia de los religiosos, en Jesús había algo diferente. Jesús los trataba con una palabra que hace la diferencia: GRACIA. Jesús no los condenaba, no les lanzaba miradas ni palabras condenatorias. Aunque tampoco solapaba el pecado. Sólo que lo hacía de tal manera que resultaba atractivo para los incrédulos.
Ejemplo: Zaqueo (cap. 19) Allá vemos a Jesús acercarse a un pecador profesional, un hombre rechazado por la sociedad por traidor, por enriquecimiento ilícito y además por su estatura; tenía a toda una comunidad en su contra. Pero llega Jesús, y 1) lo llama por su nombre, y 2) va a su casa. Dos actos que apuntan a la importancia que tienen las relaciones como condición previa para el evangelismo. Llamémoslas pre-evangelismo. ( Vr. 7 Vean de nuevo la murmuración de la gente)

Veamos la reacción de Zaqueo (Vr. 8) Hubo un cambio genuino de vida. Su conversión fue precedida de una actitud sincera y amigable de Jesús. Como seguramente hemos observado, la Biblia no nos habla de ninguna conversión de ninguna persona de parte de los religiosos.
(Más ejemplos de cómo Jesús fue un canal de gracia: Los niños -cap. 18:15-17; un ciego -cap. 18:35-43)

HACIA UNA COMUNIDAD DE GRACIA
Esforcémonos en ser una comunidad de gracia. Imitemos el ejemplo de Jesús cuando estuvo aquí en la tierra. Nosotros somos sus seguidores, sus representantes; necesitamos reproducir su perspectiva y ministerio a las personas. Entonces, ya que la gracia fue la manera en que él alcanzaba a los pecadores, nosotros también debemos visualizarnos a nosotros mismos como una comunidad de gracia, es decir, una comunidad donde la gracia define nuestra manera de:
* Ver a la gente
* Ser con la gente
* Ministrar a la gente.
Seamos una iglesia que sea un auténtico canal de gracia a los pecadores. Sólo así los vamos a atraer.

Según Tito 2: 11-14, una comunidad de gracia es una comunidad que:
Recibe a las personas tal y como son. No esperamos que las personas cambien su vida para ser recibidas y aceptadas. Esa no fue la manera en que Jesús trataba a los pecadores (Rom. 5:8). La gracia es paciente y compasiva ante los efectos del pecado.

No se conforma con lo que son. La gracia siempre nos lleva a vivir bajo el gobierno de Dios. La gracia apunta a nuestra transformación. Es una gracia que nos acerca cada vez más a Dios. (Rom. 8:13,14) No es una gracia barata que solapa o disimula las faltas de las personas. La gracia es incómoda ante los efectos del pecado.

Sabe distinguir la diferencia. Nuestra tarea permanente es distinguir cuándo debemos enfatizar cada una de estas dos caras de la misma moneda. Mantengamos estas dos perspectivas y mostraremos a la gente una auténtica comunidad de gracia, que será cuando menos, interesante a la gente.


APLICACIONES Y LECCIONES
¿Qué tipo de iglesia somos? ¿Somos una iglesia irresistible a los pecadores? ¿Somos una iglesia que atrae a los pecadores? ¿Atractiva por la gracia que se puede ver entre nosotros? Si no lo somos, ¿por qué? ¿Cuáles son los obstáculos que los están alejando o no están animándolos a acercarse a nosotros?

Examinemos nuestras ACTITUDES hacia ellos.
¿Nos incomoda su forma de ser? ¿Nos disgusta su estilo irreverente de hablar? ¿Nos disgusta su manera vulgar de hablar? Esas son exactamente las razones por las que Cristo vino al mundo a salvar a pecadores como tú y como yo. ¿De verdad los queremos entre nosotros? ¿Estamos dispuestos a mancharnos con su pecado? ¿Estamos dispuestos a recibirlos y comer con ellos así como están, o primero les vamos a pedir que corrijan sus vidas para que puedan ser dignos de estar con nosotros? Metáfora de las regaderas en las piscinas. ¿Estamos dispuestos a sufrir por su inmadurez, su inexperiencia, su ignorancia de la Biblia?
ACLARACIÓN: Relacionarnos con los “pecadores” no significa comprometer nuestro testimonio, ni el mensaje del evangelio, sino empezar desde donde ellos se encuentran, en su zona de comodidad. 1 Cor. 9:19-23

Examinemos nuestro TRATO hacia ellos
¿Hablamos como dando la impresión de que somos mejores que ellos? ¿Hablamos para condenarlos o para guiarlos a Jesús? ¿Hablamos generalmente para criticarlos o juzgarlos? ¿Vivimos una vida doble, de modo que no ven el poder del evangelio en nuestras vidas? Un testimonio deficiente frente a los incrédulos se convierte en un obstáculo más para que vengan a conocer la verdad. No usemos la incredulidad de los inconversos para justificar nuestro mal testimonio. A veces:

Examinemos nuestras ESTRATEGIAS Y PRÁCTICAS MINISTERIALES que podrían ser obstáculos para ellos.
¿Qué mensajes estamos mandando a los inconversos con lo que hacemos en la iglesia? Sin cambiar el mensaje, ¿qué cambios y ajustes necesitamos hacer para atraer a los inconversos?

a. Liturgia.
Cultos muy largos
Repetición de los elementos cada semana
Demasiada espontaneidad
Alabanza seria o muy emocional
Falta de flujo en el culto
Se intimidan a los invitados durante el culto
Lenguaje desconocido para los invitados
Ambiente demasiado formal.

b. Enseñanza
Muy teórica; demasiado “bíblica”
Irrelevante, desconectada de la vida real
Poca aplicación a los problemas reales de la vida
Falta de una clase para invitados
Monólogo y no espacio para la interacción
Instalaciones inadecuadas
Materiales deficientes

c. Compañerismo
Grupos cerrados; no dejan abierta la puerta para nuevos miembros
Escaso tiempo para convivir; meramente los domingos
Actitud condenatoria, de fariseo;
Chismes
Poco interés en las necesidades materiales de la gente
Hablan sólo de temas “espirituales” y no de la vida real.

d. Actividades especiales
No hay actividades pensadas en la gente nueva, aparte de un culto o campaña evangelística.
Los nuevos se ven como agregados; ellos deben adaptarse a nuestra fiesta.

Estas son algunas de las áreas en las que constantemente nos deberíamos preguntar: cuál es la mejor manera de alcanzar a la gente de nstra comunidad?
Ojalá que cada uno de nosotros se esfuerce en desarrollar día con día una mentalidad semejante a la de Jesús para ministrar a la gente; sólo así la iglesia se convertirá en lo que fue diseñada por Cristo: una auténtica comunidad de gracia.

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