martes, 18 de mayo de 2010

El poder de Satanás y la gloria de Cristo

(Esta reflexión está basada en las ideas de Piper, pero ampliamente modificadas por este servidor)

El problema planteado
Han pasado más de dos mil años desde que Jesús vino a este mundo, vivió una vida perfecta, enseñó la verdad de Dios, realizó milagros extraordinarios, fue a morir a la cruz por nuestros pecados, resucitó al 3er. día y ascendió a los cielos. De manera particular ese es el motivo de la celebración de esta semana.
Por un lado, los cristianos hemos vivido todo ese tiempo en medio de luchas de diferentes tipos y distintas intensidades: persecuciones que les ha costado muchas incomodidades, mucho sufrimiento, el bue nombre, e incluso la misma vida. Impresionantes testimonios se han dado a conocer de cómo el Señor los ha fortalecido en medio del dolor indescriptible. La fe de la iglesia se ha alimentado con la sangre de los mártires fieles a Jesús.
Por otro lado, el mundo ha visto horrorizado cómo se ha manifestado la maldad frente a sus ojos sin que pueda hacer gran cosa: enfermedades, muertes, injusticias, desastres naturales. Sabemos que aunque a veces se pueden distinguir a los responsables causantes de todos estos males que nos aquejan, sabemos que en el fondo podemos entrever la presencia de Satanás como autor intelectual y a veces material de tanta maldad en nuestro mundo.
Es entonces, al engranar estas tres piezas que surge una pregunta: ¿por qué Satanás sigue vivo hasta hoy? ¿Por qué Dios no aniquila al enemigo de nuestras almas, al enemigo de los propósitos de Dios? ¿Por qué Dios no simplemente le ordena ir al infierno, como tenemos la esperanza que lo hará un día? O al menos, ¿por qué no neutraliza su influencia poderosa sobre todo? O ¿Por qué no limita al mínimo sus poderes dañinos sobre la creación?

Exploremos dos posibles razones
1. Quizá Dios quiera darle a él y sus demonios una oportunidad de que se arrepientan. Pero la Biblia enseña que el diablo y sus ángeles son irredimibles. Jesús lo implica cuando dice que el fuego eterno ha sido preparado para el diablo y sus ángeles” (Mat. 25:41). Y Judas lo confirma cuando dice que los ángeles caídos están encarcelados en oscuridad para el juicio del gran día” (vr. 6). Por tanto, la razón por la que Cristo retiene su juicio contra ellos es para no darles una oportunidad de arrepentirse y ser salvos.

2. Quizá Dios respeta su voluntad y por eso no los detiene. No. Demasiados textos ilustran el derecho y el poder de Cristo para restringir y eliminar a Satanás y sus demonios. Por ejemplo, 1) “[Cristo] ordena hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen” (Mar. 1:27). 2) Cuando Satanás actúan en libertad, es únicamente con el permiso de Dios. “Simón, Simón, he aquí que Satanás ha pedido permiso para zarandearte como el trigo; pero yo he orado para que tu fe no desmaye” (Luc. 22:31,32).

Bueno, si no es porque quiera salvarlos o porque respeta su libre albedrío, ¿cuál es, entonces, la razón por la que Satanás y sus demonios permanecen con vida hasta hoy? Dios debe tener una muy buena y extraordinaria razón para hacerlo, y debe ser mucho más importante que meramente eliminar su destructora presencia. ¿Por qué pues - preguntamos de nuevo- Dios ha dejado a Satanás obrar hasta hoy? ¿Por qué no lo elimina de una vez y para siempre?

Hacia la solución de la tensión
1. Hebreos 2.14 ofrece una respuesta: “Él también participó de lo mismo para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo”. En otras palabras, Cristo se hizo humano para que pudiera morir, y de esta manera, “destruir” al enemigo. Ahora bien, el texto dice que Satanás es vencido mediante la muerte de Jesús. Pablo lo dice así, en referencia a la muerte de Cristo: “Y despojó a los principados y a las autoridades y los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. (Colosenses 2:15) Pero, ¿en qué sentido despojó a los principados y a las autoridades de Satanás? Porque él aún ciega, tienta, engaña, etc.
Como que Satanás aún no se ve despojado o destruido, ¿no? Entonces, ¿cómo es que fue despojado por la muerte de Jesús?

2. Una forma de responder es diciendo que la muerte de Jesús nulificó el efecto condenatorio del pecado para todos aquellos que confían en Cristo. Él le arrebató de la mano de Satanás el arma del pecado que es destructora del alma, la única arma que nos puede condenar: el pecado no perdonado. Fíjense en lo que dice 1 Cor. 15:55-57:
“¿Dónde está, muerte, tu aguijón? ¿Dónde, sepulcro, tu victoria?, Porque el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la Ley. Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.”
Pero ¿cómo es que el pecado es el aguijón de la muerte? Porque únicamente el pecado sin perdonar puede condenar el alma y hacer de la muerte una puerta al infierno. Por tanto, la forma en que Satanás puede destruir el alma no es mediante sesiones espiritistas o apariciones o enfermedad o persecución, sino solamente asegurando la culpa de nuestro pecado. Pero “Gracias sean dadas a Dios”, dice Pablo, “que nos da la victoria mediante nuestro Señor Jesucristo.”

3. Así que, si nuestros pecados están perdonados gracias a Cristo, Satanás no tiene ningún arma que nos pueda hacer daño. Claro; nos puede herir, incluso matarnos, pero no puede condenarnos. Eso es lo que significa Hebreos 2:14 cuando dice que mediante la muerte Cristo “destruyó al que tenía el imperio de la muerte”. Satanás tenía el “poder de la muerte” en el sentido de que él sujetaba el mortal “aguijón de la muerte”. Pero ahora, por la sangre de Cristo, nuestros pecados son perdonados, y el poder de Satanás para destruir el alma queda nulificado para todos los que están en Cristo. No hay condenación, de Satanás ni de nadie. (Rom. 8:1)

4. También puede verse en estas palabras: “el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley” (1 Cor. 15:56) Si el pecado es el aguijón letal de la muerte, es debido a que la ley fija una pena eterna por el pecado. “La paga del pecado es muerte [eterna]” (Rom. 6:23) Pero cuando Cristo murió como nuestro perfecto sustituto, Pablo dice que Dios “anuló el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, y la quitó de en medio clavándola en la cruz. (Col. 2:14). De modo que el arma de la ley le fue quitada de la mano de Satanás. Él no la puede usar para condenar al pueblo de Dios.

Satanás es hoy un enemigo vencido

1. Ahora que estamos si pecado y sin ley que nos condene, oprima y acuse, Satanás es un enemigo vencido. Está desarmado. Cristo ha triunfado sobre él, no aniquilándolo, sino permitiéndole vivir y mirar a lo largo de todo este tiempo a millones y millones de redimidos que día a día van recibiendo el perdón de sus pecados, le van dando las espaldas a Satanás y sus propósitos, debido a la gran gloria y el gozo verdadero que descubren en la gracia de Cristo. Ha sido una dolorosa y lenta victoria para el Señor, pero una derrota agonizante para el diablo, como le hace el gato al ratón.

2. Sí; ha sido un triunfo costoso, pero los valores de Dios no se aprecian con facilidad. Si Dios simplemente le hubiera puesto fin a Satanás, entonces, no habría quedado tan claro que Dios es más fuerte e infinitamente más deseable que Satanás; porque Dios desea que su gloria brille no sólo a través de actos de poder físico, sino también a través de actos de poder espiritual y moral que exhiba la belleza de su gracia en una amplia variedad de colores. Esa es la verdadera guerra espiritual, a la que Dios nos ha hecho ser parte: compartiendo el evangelio con aquellos que no lo conocen.

3. Es por eso que Dios no ha aniquilado a Satanás del mundo: la estrategia de Dios es mejor que nuestros planes; tomarnos a los pecadores de las manos de Satanás por medio del sacrificio de Cristo, quien llevó nuestro pecado y mediante su obediencia completa de la ley que hizo al Padre, fue una victoria más completa que la mera aniquilación del enemigo.

1 comentario:

  1. Exelente!!..ya lo dice Efesios 6:11-12:
    "Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes."

    Una vez más se muestra el poder de Dios sobre las fuerzas de Satanás, el nos pide que nos vistamos de su armadura, que le creamos a Él, pues Él tiene la solución ante la esclavitud de las fuerzas de Satanás!!...

    Buen día pastor, Dios le siga llenando de sabiduría, y asi eseñarlo a los necesitados del alimento espiritual, Dios le bendiga!.

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