miércoles, 12 de mayo de 2010

Los Bancos y Nuestro Gozo

El otro día me encontraba en el banco haciendo una larga fila para realizar el pago mensual de mi casa. La fila parecía interminable, y tenía poco tiempo; de repente, advertí una fila en una de las ventanillas que era más corta, y pensando que era muy inteligente por haber sido el único que la había notado, me dirigí para realizar mi pago. La señorita que estaba atendiendo me preguntó: Buenos días, ¿es usted cliente preferencial con nosotros?” Yo respondí que no, pero que venía a hacer mi pago mensual de la casa, a lo que respondió: “Entonces tiene que formarse en aquella fila, porque ésta es sólo para nuestros clientes; son para los que nos han distinguido con su confianza al resguardar su dinero con nosotros”. Con mucho pesar, regresé de nuevo al último lugar. Ese día aprendí una lección importante: hay consecuencias importantes dependiendo de dónde uno guarda su tesoro.

¿Dónde está depositada tu tranquilidad? ¿Dónde está resguardada tu alegría? ¿De qué depende tu paz, tu gozo? ¿En cuál banco los has depositado? ¿Puedes retirar gozo cuando lo necesitas?
Básicamente, nuestro gozo y nuestra tranquilidad descansan en:

1. LA GENTE.
Estamos contentos y tranquilos siempre y cuando las personas son lo que deben ser, cuando hacen lo que deben hacer, cuando se comportan como deben comportarse, o cuando están donde deben estar, a la hora en que deben estar. Dependemos de que las personas nos traten bien, o de que cumplan lo que tienen que hacer; cuando nos dejan mal, cuando cambian sus planes y afectan los nuestros entonces perdemos la calma, la tranquilidad y nos enojamos. Nos entristecemos, y desilusionamos. Cuando nos dicen lo que no esperamos o lo que no nos gusta, entonces, nos inquietamos, discutimos y finalmente nos alejamos.
Quizá el día en el trabajo no estuvo tan pesado como normalmente sucede, y llega uno a la casa a descansar; sin embargo, la noticia de que uno de los hijos fue reporado con mala conducta en la escuela significa el fin de nuestra paz, y de la armonía en el hogar.
La gente no es un banco confiable para resguardar nuestra tranquilidad y paz.

2. LAS COSAS.
Estamos de buen humor siempre y cuando los aparatos, dispositivos y demás herramientas del uso diario funcionan como deben de funcionar, o están disponibles en el momento en que los necesitamos.
Mi auto no ha estado funcionando muy bien, y me ha estado dejando mal: la batería, los frenos, etc. Aunque debo confesar que en parte se debe a que no le doy el mejor mantenimiento, no obstante, cuando no es el resultado de nuestra irresponsabilidad y las cosas se echan a perder o no funcionan, se convierten también en la oportunidad para nuestra calma y alegría sean secuestradas. ¡Cuántas veces nos hemos enojado porque se nos acaba la batería del teléfono celular, o cuando se agota el gas, o se echa a perder el ventilador en plena época de calor!
Al igual que las personas, las cosas no son un banco confiable para depositar nuestra tranquilidad y paz.

Estos “bancos” son en realidad ladrones de nuestra paz y gozo. Al depositarlos en ellos caemos en la trampa de que son plenamente confiables; lamentablemente es tarde cuando nos damos cuenta de esta realidad. Y también son fraudulentos, porque nos prometen resguardar nuestra tranquilidad, cuando, en realidad, no cumplen lo que han prometido.
Por el contrario, la Biblia dice que cuando nuestro gozo y paz descansan en la persona de Dios y en sus propósitos para nosotros, es en realidad cuando aseguramos nuestra tranquilidad. Él es la única fuente siempre confiable e inagotable de gozo, de paz. El salmo 16:11 dice: “En tu presencia hay plenitud de gozo, delicias a tu diestra para siempre.”

El único banco seguro en el cual resguardar nuestra alegría y paz es en la presencia de Dios y su gobierno perfecto en este mundo. Es un gran alivio salir de la casa todos los días confiando en el hecho de que hay alguien que está conduciendo todos los eventos y relaciones en nuestras vidas para nuestro propio beneficio, que al fin de cuentas consiste en ser transformados en el carácter de Cristo Jesús (Rom. 8:28)
Cuando nuestra paz y nuestro gozo están puestos en el Dios que a cada segundo gobierna cada movimiento de nuestra vida, podemos enfrentar confiadamente los imprevistos y desilusiones que recibimos de la gente y del mal funcionamiento de las cosas, porque no estamos dependiendo de ninguno de ellos para estar y vivir en paz.
Todos los demás bancos se declararán en quiebra un día; el banco de la soberanía de Dios y de su amoroso cuidado sobre sus hijos, que es donde debe estar depositada nuestra esperanza, paz y gozo, siempre nos dará todo lo que necesitemos, para nuestro propio disfrute y para compartir con los demás.

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