viernes, 2 de julio de 2010

Un Pobre Hombre Rico

Lucas 12:15-21

El 4 de noviembre del 2008 el país se enteraba de la noticia de la muerte de Juan Camilo Mouriño, un hombre joven, astuto, controversial, pero prometedor personaje de la política de nuestro país; en ese entonces, el segundo hombre más importante de México, pues se desempeñaba como el flamante Secretario de Gobernación a sus 37 años recién cumplidos. Anteriormente fue el coordinador general de la campaña del entonces candidato Felipe Calderón. Quizá pudo haber sido el candidato indiscutible del PAN para la presidencia en el 20012.
La trágica e inesperada muerte de este hombre me hizo pensar en la brevedad de la vida, acerca de la posibilidad de ir por esta vida con un sinfín de planes , ideas, sueños… y ser sorprendido abruptamente por la muerte. Así es a veces la vida. La muerte es un visitante inesperado.

La Biblia nos muestra una historia con similitudes muy interesantes. Fue contada por nuestro Señor Jesús en respuesta a una petición hecha por dos hermanos que se peleaban por una herencia. Viendo sus corazones cegados por la avaricia y mediante este relato, el Señor les advierte de manera directa: Que la muerte no les sorprenda desperdiciando su vida. Que la muerte no nos agarre fuera de base.
Vayamos al texto para notar algunas observaciones muy importantes que son dignas de mencionar:

I. Este hombre se dedicó a lo que es importante (16-18)
La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes...

Lo primero que debemos notar es que ésta es la historia de un hombre que había tenido mucho éxito en sus empresas. No se trata de alguien flojo, despreocupado de sus responsabilidades, sino de una persona dedicada a su trabajo. Se había dedicado a trabajar duramente; además, Dios le había bendecido abundantemente al hacer producir sus tierras con grandes cosechas.
El pensamiento de este hombre nos indica su sentido de dedicación y responsabilidad por las cosas que le importaban. Él estaba pensando en ensanchar sus graneros, para guardar sus bienes. Él estaba planeando cómo administrar y cuidar el esfuerzo de sus manos.
Antes que cualquier cosa, no debemos perder de vista que este hombre tiene mucho para enseñarnos acerca de la importancia de trabajar y de depender de la bendición de Dios.
No hay nada de malo en ser dedicado al cumplimiento de nuestras responsabilidades que tenemos en esta vida. A Dios no le gusta la gente floja, desobligada o irresponsable en lo que tiene que hacer. Dios no reprendió a este hombre por ser efectivo en su trabajo. No lo reprendió por haber obtenido grandes ganancias.

Sin embargo...

II. Este hombre se olvidó de lo que es más importante (19)
"...y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate."

Aquí es donde este hombre pone en evidencia su necedad: había sido muy hábil para administrar sus bienes, para cuidar su trabajo para ser diligente en el cumplimiento de sus demás obligaciones, pero estas palabras nos indican dónde tenía puestas sus esperanzas este hombre y cuál era la fuente de su gozo: sus posesiones.
Este hombre no veía su gran responsabilidad ante Dios, la empresa más importante que toda persona tiene en esta vida. Tenemos aquí la esencia de la impiedad: vivir plenamente, pero lejos de Dios y de sus mandamientos.
Este hombre vislumbraba y empezaba a gozar el final de sus días disfrutando del fruto de su duro trabajo; una vez más, no hay nada de malo en disfrutar del fruto de nuestro trabajo, que es una bendición de Dios. Eclesiastés 2:24 dice: "No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios."

El grande problema consistió en hacer a un lado a Dios, quien era el que le había dado la inteligencia y la fuerza para trabajar, además de la bendición de la tierra para su enorme producción. Es muy fácil desarrollar esta forma de vivir, alejados de Dios, alejados de la voluntad de Dios para nuestras vidas. Según podemos entender, y como se mencionó antes, esta es la historia de un hombre dedicado, un hombre que bien pudo haber sido nombrado el empresario del año en su ciudad, debido al éxito notable que había alcanzado en el mundo de los negocios; sin embargo, se olvidó de lo más importante.
Finalmente,

III. A este hombre lo sorprendió la muerte desperdiciando su vida (20)
"Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?"

Llegamos a un final totalmente inesperado, tanto para el protagonista de la historia como para el público atento a las enseñanzas de Jesús. La larga cadena de éxitos que este hombre había acumulado se ve interrumpida por el mayor de los fracasos que pudo haber tenido.
Dios mismo, en persona, se acerca a interrumpir la acelerada vida de este hombre para 1) darle una terrible noticia: su muerte impostergable, y 2) mostrarle la necedad de haberse olvidado de él, pues ni siquiera tendría la oportunidad de disfrutar sus bienes.
Puesto que sólo este hombre y nosotros sabemos de este pequeño monólogo, ya nos podemos imaginar las expresiones de sorpresa de parte de las personas que estuvieron en su funeral. Una reacción pudo haber sido “Pobre hombre, con tantos proyectos por delante." O “Qué injusto: tanto cansarse a trabajar para morir sin disfrutar de nada…"
Imaginemos por un momento todo lo que pudo haber pasado por la mente de este hombre: toda su vida de esfuerzo, dedicación al trabajo y las demás cosas que él estimó MÁS importantes que lo verdaderamente importante: su propia alma, y su relación con Dios.
Tanto las palabras introductorias y finales de esta historia son de vital importancia para todos los tiempos: "La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. Así (así de inútil y tonto) es (la vida del) que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios." (Énfasis mío)
El chiste de la vida no consiste en hacerse rico en logros personales, (no sólo riquezas.) De nada sirve matarse a trabajar y cumplir con cada una de nuestras responsabilidades relacionadas con este mundo y esta vida, si al final, uno se olvida de lo más importante: la relación con Dios y sus efectos en nuestra relación con la gente.
Esta vida es mucho más que adquirir y disfrutar los bienes que son el resultado de nuestro esfuerzo. Consiste en vivir para honrar a Dios, para poner en práctica los mandamientos y principios que Dios nos ha dado para glorificarlo, para servirlo.

Aplicaciones:
* ¿Estás siendo diligente en tus obligaciones? Esta es la única cosa buena que podemos aprender de este pobre hombre rico. Tu tiempo, recursos, habilidades, energía: ¿los estás empleando sabiamente? ¿los estás invirtiendo para el avance del reino de Dios o los estás desperdiciando?
* ¿Estás tan enfocado en tus obligaciones y responsabilidades (trabajo, familia, amigos, iglesia)que estás olvidándote de crecer en una relación íntima con el Señor? ¿Te excusas de tu pobre relación con Dios, con tu familia y con la iglesia porque tienes muchas cosas que hacer, muchos compromisos que atender? ¿Estás dejando de leer tu Biblia, de congregarte al grupo que te corresponde, de asistir a las reuniones de la iglesia, porque “no puedes dejar de atender tus demás compromisos adquiridos”? Quizá tienes demasiados compromisos. Quizá debas deshacerte de compromisos que te están alejando seriamente de lo más importante.
* Ten, cuidado; si este es tu caso, corres un grave peligro: la muerte podría sorprenderte desperdiciando tu vida. Pídele a Dios que te perdone y que te dé la gracia para corregir el rumbo de tu vida.
* Estás en mejor posición hoy que este pobre hombre rico. Tienes la oportunidad de volver al buen camino. Que la muerte no te sorprenda desperdiciando tu vida.

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