martes, 27 de abril de 2010

Orando con la ayuda del Espíritu Santo I

Estoy predicando Romanos 8 desde hace 3 meses. El domingo pasado indicaba 3 maneras en que el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad (Rom. 8:26). Esta es la primera parte.

1.Aunque nuestras vidas están al margen de la oración, el Espíritu nos guía para llevarlo todo en oración.
Es una realidad que vamos por esta vida tratando de cumplir nuestros compromisos con todo el mundo: los niños, la cocina, la ropa, el trabajo, los familiares, la iglesia, etc. También es cierto que a pesar de que nos esforzamos en cumplir, siempre terminamos agobiados, cansados y listos para el siguiente día. Y así pasan todos los días, corriendo, volando… sin orar, porque no tenemos tiempo.

Vamos por la vida tomando decisiones, enfrentando retos complicados, haciendo frente a cada situación que llega a nuestra vida, favorable o desfavorable, pero nos olvidamos de ir al Señor para pedir sabiduría o fuerzas para honrarlo en lo que decidamos.

En medio de todo este tren de vida, el Espíritu nos dice en Filipenses 4:6,7:
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Vean la conexión que hay entre el afán, la ansiedad (el estrés) y la oración. En otras palabras, una vida en la que constantemente se acude al Señor en oración por cada uno de los asuntos que enfrentamos en la vida significará una vida que crece más y más en paz.

Hemos perdido nuestro tiempo sufriendo angustias y momentos de confusión innecesarios, porque el Espíritu siempre está dispuesto a darnos paz cuando acudimos al Señor para depositarle nuestras cargas.

¿Cuánto más vas a seguir viviendo fuera de este círculo de bendición y de gracia? ¿Qué situaciones estás enfrentando solo? ¿Cuáles decisiones necesitas tomar? Acércate al Señor en oración, pídele sabiduría y confía en su Palabra.

Si no sabes cómo empezar, déjame te sugiero 5 momentos clave: al despertar (encomendándote al Señor, pedirle sabiduría en el día), en cada comida y antes de dormir (para agradecerle por sus bendiciones recibidas y para confesarle algún pecado o falta cometida en el día).

No hay comentarios:

Publicar un comentario