martes, 27 de abril de 2010

Orando con la ayuda del Espíritu Santo II

2. Aunque llevamos vidas pobres de oración, el Espíritu Santo nos fortalece para ser fieles en la oración.

Ya no sé cuántas veces le he prometido al Señor que voy a orar más intensamente de manera personal. Cada vez que leo algún testimonio de algún hermano que está siendo fortalecido en su fe a través de la oración, o cuando leo algún sermón poderoso acerca de la oración, siempre termino haciendo dos cosas: reconocer mi vida débil en la oración y comprometerme a mejorar notablemente mi tiempo de oración. Les confieso que no he tenido tanto éxito. Lo único que sí incrementa es mi frustración cuando después de un tiempo, me acuerdo de mis promesas fallidas, muy parecidas a las de los candidatos en plena campaña electoral.

Sin embargo, el trabajo del Espíritu Santo es convencernos de nuestra negligencia, animarnos para retomar el rumbo y finalmente llevarnos a Dios en oración. Él quiere que no desmayemos en nuestro esfuerzo y hábito de estar en constante oración. En 1 Tesalonicenses 5:17, el Espíritu nos dice: Orad sin cesar. ¡No encuentro mejor estrategia para mantenerse fieles en la oración que orando fielmente!

A veces, fallamos en nuestra vida de oración porque simplemente no procuramos las circunstancias sabias para orar; por ejemplo, quizá debamos ser más listos para escoger el mejor momento, o el mejor lugar. En la Biblia vemos que Jesús oraba tanto en las mañanas como en las noches. Para algunos de nosotros, la mañana es el mejor momento; para otros lo será la tarde o la noche. Es difícil orar al mediodía, cuando todos han llegado a casa y hay que comer. El lugar es también importante; busquemos un lugar lo más tranquilo posible, para no distraernos; en fin, no importa lo que debamos hacer, si somos intencionales en crecer en nuestra vida de oración, confiemos en que el Espíritu del Señor nos ha de ayudar a buscar las mejores condiciones y momentos para orar.

Quizá estés pensando: “pero cómo voy a sacar tiempo para orar con tantos compromisos y responsabilidades; estoy muy ocupado”. Hermano, si estás tan ocupado como para no poder sacar tiempo para la oración, simplemente… estás demasiado ocupado; gravemente ocupado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario