martes, 27 de abril de 2010

Orando con la ayuda del Espíritu Santo III (y última parte)

3. Aunque nuestras peticiones son deficientes, el Espíritu Santo nos enseña a orar convenientemente.

Entramos aquí en un problema típico en muchos creyentes; como dice el pasaje, “no sabemos cómo pedir”. Pero es en medio de estas debilidades que el ES viene a nuestra ayuda para orar como conviene. En mi experiencia puedo notar algunas de estas manifestaciones:

i. Nuestras oraciones son casi totalmente peticiones. A juzgar por el contenido de nuestras peticiones, me parece que muchas veces tratamos a Dios como a las máquinas tragamonedas que venden alimentos: sólo depositamos la cantidad correcta (la fe) y Dios nos debe dar lo que le pidamos. Pero orar no sólo es pedir: también orar para alabarlo por lo que Él es, para interceder por otras personas, y para confesarle nuestras faltas. En el Padrenuestro, el Señor comienza reconociendo quién es Aquel a quien nos estamos dirigiendo.

ii. Nuestras peticiones apuntan principalmente a este mundo: salud, dinero, cuidado y amor; exámenes, cierre de ventas, etc. Parece que el único mundo que existe es el que ven nuestros ojos materiales. Nos olvidamos de lo que Dios quiere hacer en nuestra vida y en el mundo entero de extender su reino. Estudia las oraciones de Pablo al principio de sus cartas; allá encontrarás otros motivos de oración. Igualmente, recordemos que de las 7 peticiones que nuestro Señor hace, sólo UNA tiene que ver con las necesidades materiales. ¿La lección? Hay mucho más que lo que está frente a nuestros ojos.

iii. Pedimos egoístamente. Santiago dice que pedimos mal, para gastar en nuestros propios deleites (Stgo. 4:3). ¿Cómo es eso? Un ejemplo. Cuando pedimos que Dios sane a alguien, a nosotros, o algún ser querido, ¿con qué propósito le pedimos a Dios que le restaure la salud? ¿Meramente para que pare de sufrir y ya? ¿Para que ya no se siga gastando dinero en medicinas y doctores? Esos son motivos egoístas. ¿Y si Dios quiere poner a esta persona en esta circunstancia precisamente para enseñarle a buscarlo más, para llevarlo a estar más cerca de él en medio de esta situación? Muchas personas han llegado a los pies del Señor en medio de gran turbulencia. ¿Por qué no pedirle a Dios con dos fines muy claros: que él se glorifique y para transformarnos en semejanza a Cristo? Antes de pedirle algo a Dios, pregúntate: ¿Qué gana Dios con esto? ¿Qué beneficio hay para la gloria del Señor? ¿Qué beneficio espiritual debo buscar en esta situación?

iv. Pedimos fuera de su voluntad. A veces le pedimos al Señor que bendiga algo que él mismo ha dicho que no debemos hacer. Por ejemplo, estás orando para que Dios bendiga tu trabajo cuando estás siendo deshonesto, o es un negocio turbio o simplemente trabajas en el Día del Señor. O quizá estás considerando una relación sentimental con alguien que el Señor ha dicho que no debes hacerlo. O le pides a Dios que te ayude a mirar bien en el examen del compañero o cuando le pides que pases un examen cuando no estudiaste. Estas oraciones en particular muestran una falta de conocimiento de la voluntad de Dios, como la encontramos en la Biblia. Quizá deberíamos orar menos si éstas son nuestras oraciones más frecuentes.

Pero, ánimo, el Espíritu nos dice que es él quien intercede por nosotros, para refinar, retocar, embellecer nuestras oraciones; y lo hace en dos maneras: a) haciéndolo él mismo-como dice el texto- y b) enseñándonos a orar correctamente mediante la enseñanza de la Palabra de Dios, que él mismo inspiró.

CONCLUSIÓN
Para pelear efectivamente contra el pecado que vive en nosotros, necesitamos orar en el poder del Espíritu. Nunca debemos pelear con nuestras propias fuerzas; siempre busquemos al Señor, y cobremos fuerza en el Espíritu Santo para poner en oración toda nuestra vida; para mantenernos fieles en la oración privada, y para aprender a orar de una forma cada vez más de acuerdo con las enseñanzas de la Palabra de Dios. Cuando oramos de esta manera, podemos descansar en la confianza de que Dios oye y contesta nuestras oraciones.

¿Cómo pondrás en práctica este mensaje?
No sólo hagas peticiones al orar; varía tus oraciones
Ora por motivos más allá de los terrenales;
Pide para que Dios se glorifique en aquello que le pides;
Ora de acuerdo con la voluntad de Dios.
Ora para que la iglesia crezca en deseo y práctica para la oración. Una iglesia que ora en el poder del ES es una iglesia fuerte, una iglesia que Dios usa para glorificarse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario