miércoles, 2 de junio de 2010

Cristianismo Deslactosado


Como sabemos, la leche deslactosada es una leche especial que consumen aquellas personas cuyos cuerpos no toleran la lactosa, un elemento importante de la leche; en estas personas, su cuerpo no logra metabolizarla y por eso les daña. Hay comunidades enteras que son intolerantes a la lactosa, como la mayoría de la población negra en África central, donde los productos lácteos industrializados y comerciales son poco comunes. Sin embargo, y a diferencia de estas comunidades, casi el 100% de la gente del centro de Europa no tiene problemas de intolerancia, debido a que el consumo de leche y sus productos derivados ha sido habitual durante siglos.

Jesús dijo que los de limpio corazón son personas bienaventuradas; y esta cualidad de carácter tiene que ver también con un tipo especial de intolerancia: la intolerancia a la maldad, a la inmoralidad.Vivimos en un mundo rodeado de indecencia, de vulgaridad, de sensualidad, de obscenidades, de desvergüenza, de groserías, etc. y nos hemos vuelto muy tolerantes a todo eso. La prueba está en que nuestro vocabulario ha ido adaptándose a estas ideas. En la tele, en la radio, en Internet, en las conversaciones cotidianas con los amigos, en la música, vemos cómo la maldad y la indecencia está presente de muchas formas.
¿Y cuál ha sido nuestra reacción? Seguimos siendo parte de eso; si es una canción, la escuchamos, hasta la cantamos; si es una conversación, también participamos, o nos quedamos callados. Aceptamos el dicho que dice: “poco veneno no mata.”
Pero Jesús nos llama a no ser parte de todo eso. Nos llama a ser diferentes; a guardar nuestro corazón. Pablo dice en otro pasaje: “No se hagan cómplices de los que no conocen a Dios, pues sus hechos no aprovechan de nada. Al contrario, háganles ver su error.” (Efe. 5:11 TLA) En otras palabras, no sean tolerantes cuando se trata de aquello que deshonra a Dios. Ser más tolerante al pecado nos alejará obviamente de Dios; nos impedirá disfrutar de la pureza, y de todas aquellas cosas que son del agrado de Dios.
Dios quiere que seamos intolerante a aquello que Dios no tolera: el pecado, la inmoralidad, la vulgaridad, la indecencia, etc. Quiere que reaccionemos de manera similar a aquellos que no toleran la lactosa en su cuerpo: rechazarla. Como dice Pablo: "Ni aún se nombre"
Pidámosle a Dios que nos ayude a desarrollar una intolerancia a la maldad, de tal modo que podamos ver más a Dios en cada momento de nuestras vidas.

“Piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo que es justo y bueno; piensen en todo lo que se reconoce como una virtud, y en todo lo que es agradable y merece ser alabado.” Fil. 4:8

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